—Gracias, Lali —dijo Peter
con algo parecido a una sonrisa—. Me has hecho un hombre feliz.
—Acabarás sintiendo el
habérmelo pedido.
«De hecho estoy segura.
Aunque dudo que lo sientas ni la mitad de lo que yo lo siento en este momento».
Lali miró el calendario
que había en la pared. Era jueves. Justo dentro de tres meses Euge estaría
libre de las zarpas de su antiguo jefe. El día para el pago final estaba
grabado en la conciencia de Lali.
Recordaba otro jueves
significativo de una lección de historia de hacía tiempo. El crack de la bolsa
del 29 había ocurrido en jueves y había conducido a la gran depresión.
En ese sentido, la
comparación parecía apropiada.
Bueno, ya había dicho
que sí. No podía echarse atrás. Pero podría tener el control de lo que
ocurriría después, y lo haría. Tener el control de todo lo que ocurriera
desde ese momento. Tendría que hacerlo si no quería volverse loca.
—Como he dicho, acepto
tu propuesta, pero tengo mis condiciones.
—¿Ah, sí? —preguntó él
levantando una ceja—. Escúpelas. Soy todo oídos.
—Lo que sugiero es un
periodo de seis meses como prometidos —dijo ella con decisión—. Puede que
hayamos trabajado juntos durante un tiempo, pero no puedo embarcarme en algo
como es el matrimonio sin conocerte mejor.
En un contrato escrito,
se habría referido a eso como una cláusula de escape. Los seis meses le
proporcionarían tiempo para hacer el último pago al chantajista de Euge, romper
el compromiso y huir. Peter tendría que aceptarlo.
«Lo siento, Peter, pero
tras pensarlo mejor, he decidido que no puedo casarme contigo. No encajaríamos,
porque yo soy una romántica y tú… bueno, tú no».
Ya no habría puesto para
ella, ni siquiera en su antiguo trabajo. De hecho sería insoportable quedarse.
Dejaría Lanzani's y a Peter, para siempre. Era un precio que tendría que pagar.
—A no ser que hubieras
planeado esperar más para casarte —dijo ella.
—No. No le veo sentido a
seguir alargándolo una vez que lo he decidido. De hecho, preferiría un periodo
de sólo tres meses —dijo él. Se puso en pie y en pocos segundos estaba a su
lado, haciéndola consciente de todo su cuerpo, de su fuerza, de su aroma y del
aura de poder que desprendía por cada poro de su piel—. Es tiempo más que
suficiente para que llegues a conocerme en cualquier aspecto que creas
necesario. No veo necesidad de esperar más.
Lali tuvo que hacer un
esfuerzo para olvidar la atracción que la instaba a olvidar la razón y darle
cualquier cosa que deseara.
—Cinco meses estarían
mejor.
—Cuatro.
Lali echó unos cálculos
rápidos. Si todo iba bien, podría hacerlo.
—De acuerdo. Estoy
dispuesta a aceptar eso. Cuatro meses.
Lo único que necesitaba
ya era un poco de tiempo para recomponerse. Para tener el control sobre las
sensaciones que abarrotaban su cuerpo e insistían en que se acercara más, sin
importar lo estúpido que eso sería. Para detener las emociones que se
acumulaban en su estómago ante la idea de que Peter le hubiera pedido que se
casara con él. Podía estar segura de que las emociones de él no estaban en
juego para nada.
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