lunes, 9 de diciembre de 2013

Capítulo 7

—Gracias, Lali —dijo Peter con algo parecido a una sonrisa—. Me has hecho un hombre feliz.
—Acabarás sintiendo el habérmelo pedido.
«De hecho estoy segura. Aunque dudo que lo sientas ni la mitad de lo que yo lo siento en este momento».
Lali miró el calendario que había en la pared. Era jueves. Justo dentro de tres meses Euge estaría libre de las zarpas de su antiguo jefe. El día para el pago final estaba grabado en la conciencia de Lali.
Recordaba otro jueves significativo de una lección de historia de hacía tiempo. El crack de la bolsa del 29 había ocurrido en jueves y había conducido a la gran depresión.
En ese sentido, la comparación parecía apropiada.
Bueno, ya había dicho que sí. No podía echarse atrás. Pero podría tener el control de lo que ocurriría después, y lo haría. Tener el control de todo lo que ocurriera desde ese momento. Tendría que hacerlo si no quería volverse loca.
—Como he dicho, acepto tu propuesta, pero tengo mis condiciones.
—¿Ah, sí? —preguntó él levantando una ceja—. Escúpelas. Soy todo oídos.
—Lo que sugiero es un periodo de seis meses como prometidos —dijo ella con decisión—. Puede que hayamos trabajado juntos durante un tiempo, pero no puedo embarcarme en algo como es el matrimonio sin conocerte mejor.
En un contrato escrito, se habría referido a eso como una cláusula de escape. Los seis meses le proporcionarían tiempo para hacer el último pago al chantajista de Euge, romper el compromiso y huir. Peter tendría que aceptarlo.
«Lo siento, Peter, pero tras pensarlo mejor, he decidido que no puedo casarme contigo. No encajaríamos, porque yo soy una romántica y tú… bueno, tú no».
Ya no habría puesto para ella, ni siquiera en su antiguo trabajo. De hecho sería insoportable quedarse. Dejaría Lanzani's y a Peter, para siempre. Era un precio que tendría que pagar.
—A no ser que hubieras planeado esperar más para casarte —dijo ella.
—No. No le veo sentido a seguir alargándolo una vez que lo he decidido. De hecho, preferiría un periodo de sólo tres meses —dijo él. Se puso en pie y en pocos segundos estaba a su lado, haciéndola consciente de todo su cuerpo, de su fuerza, de su aroma y del aura de poder que desprendía por cada poro de su piel—. Es tiempo más que suficiente para que llegues a conocerme en cualquier aspecto que creas necesario. No veo necesidad de esperar más.
Lali tuvo que hacer un esfuerzo para olvidar la atracción que la instaba a olvidar la razón y darle cualquier cosa que deseara.
—Cinco meses estarían mejor.
—Cuatro.
Lali echó unos cálculos rápidos. Si todo iba bien, podría hacerlo.
—De acuerdo. Estoy dispuesta a aceptar eso. Cuatro meses.

Lo único que necesitaba ya era un poco de tiempo para recomponerse. Para tener el control sobre las sensaciones que abarrotaban su cuerpo e insistían en que se acercara más, sin importar lo estúpido que eso sería. Para detener las emociones que se acumulaban en su estómago ante la idea de que Peter le hubiera pedido que se casara con él. Podía estar segura de que las emociones de él no estaban en juego para nada.

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