sábado, 7 de junio de 2014

Capítulo 33

Lali, cada segundo qué pasaba, se excitaba más. Solo imaginar que era a ella a quien acariciaba le hacia suspirar de placer. A punto estuvo de gritar cuando vio como aquel, tras apretar sus caderas contra la de ella, le agarró del pelo y, con una pasión que la dejó fuera de sí, la atrajo hacia él y la besó. Por faaavor... ¡soy patética!, pensó acalorada. Seis cervezas después, Lali llegó a dos conclusiones.

La primera, que era realmente patética. Y la segunda, que quería ser ella la que besara a Peter de aquella manera. Menchu, que había accedido a acompañarla a tomar algo aquella noche, se encontraba en una nube. ¡Ella acompañando a Mariana Espósito! Tras la discusión que mantuvieron aquella y su primo, el gay, en el parador porque el pelo de aquel ahora era verde, este se negó a salir, y cuando la joven estrella se lo propuso, fue incapaz de decir que no.
 Menchu, una joven normalita que solía pasar desapercibida para todos, sabía quién estaba bajo aquellas gafas, aquellas lentillas y aquel pelo negro y eso le enorgulleció. Si alguien del local supiera que se trataba de Mariana Espósito, se organizaría un gran revuelo y le gustó ser partícipe de aquel secreto. Un par de horas después, Peter se dirigió al aseo y allí se encontró con Damián.
—Ehhhh Lanzani.
—Qué pasa mamonazo —rio este al ver lo animado que se encontraba.
—Tío tienes que venir. Te voy a presentar a una tía que está como toda la flota de trenes españolas.
—Ah, sí —rio divertido Peter al intuir que se refería a la morena.
—Sí... pero joder, para mi desgracia Lucas ya se la ha adjudicado. ¡Qué cabronazo Es como tú. Se las lleva de calle. Cuando salieron del baño Peter le pidió a Paula un segundo con la mirada, y se acercó hasta aquellos. La joven morena reía a carcajadas y, por su aflautada risa, dedujo que se había pillado una buena cogorza.
De pronto, su tono de voz le sonó, y clavando su mirada en ella la examino, la altura correspondía y cuando aquellos ojos negros le miraron con descaro tras las finas gafas rojas y vio como torcía el gesto lo supo: ¡era ella!
—Lanzani, ellas son Lali —dijo Lucas agarrándola con la familiaridad de la cintura—, y Menchu. La madre que la parió ¿qué hace aquí todavía? pensó Peter sorprendido.
La joven morena al verle sonrió y suspiró, mientras Menchu, algo achispada y nerviosa al verse rodeada de tanto tío alto gritó:
—Nos conocemos ¿verdad? Desviando la mirada, Peter al saber de quién se trataba asintió:
—Sí. Tú eres amiga de mi hermana Eva y creo recordar que trabajas en el parador.
—¡Es verdad! —rio Menchu, quien al igual que Lali, había bebido alguna copilla de más. Por unas horas, y rodeada de aquellos hombres, se sintió una muchacha bonita y deseada.         Algo  que    no solía ocurrir.
Lali recorrió con su oscura mirada el cuerpo de Peter con descaro y soltó un suspiro de satisfacción al imaginar lo bien que podría pasárselo con él en la cama. Se colocó bien las gafas y dijo en tono jovial pero sin demasiada emoción:
—Hola hombretón. Peter fue a decir algo cuando la joven agarrando de la mano a un hipnotizado Lucas dijo:
—Venga, vamos a la pista. Quiero bailar. ¡Me gusta bailar! Una vez aquellos dos se alejaron Damián soltó un silbido y murmuró sin que Menchu le escuchara:
—Joder... joder... este Lucas es un tío con suerte. Menuda nochecita va a pasar con esa tía.
Está buenísima. Sin abrir la boca Peter observó su pelo. ¿Qué se había hecho? Había pasado de rubia a morena en un abrir y cerrar de ojos, ¿para qué? Estoicamente, esperó a que aquellos dejaran de bailar y regresaran cansados y sonrientes hasta ellos. Lali que, a juzgar por sus movimientos, llevaba una buena cogorza, sentó en un taburete vacío, cogió su cerveza y tras darle un buen trago murmuró mirando a Menchu:
—Oh Dios... llevaba tiempo sin bailar así. Peter arqueó una ceja. ¿Qué debía hacer? Debía llevársela o dejarla allí para que Lucas tuviera una buena noche con ella. Mientras se decidía, Lucas se acercó a ella, la cogió por la cintura y le dijo algo al oído que la hizo carcajearse. Esa intimidad le molestó.
Pero más le enfadó la mirada de ella, quien imitándole, levantó una de sus perfiladas cejas. La música, en ese momento, cambió, las luces se oscurecieron y el ritmo se relajó. Era momento de actuar. Peter le cogió de la mano mientras coqueteaba sin ningún tipo de pudor con Lucas y dijo alto y claro:
—Ven, vamos a bailar. Al ver aquello, Lucas, que ya había tenido en alguna que otra ocasión un encontronazo con Peter, lo miró con gesto de enfado, y antes de que dijera nada, Peter aclaró en tono autoritario.

 —Lali y yo somos viejos conocidos. Sin poder frenar el tirón que aquel le dio, saltó del taburete y dos segundos después estaba en medio de la pista, entre la gente, bailando una canción lenta. Nicolas sorprendido por ver a su amigo en la pista con la morenaza, miró hacia sus compañeros y se carcajeó. Estaba claro que si Peter se lo proponía le levantaba la tía a quien quisiera. 

1 comentario:

  1. Maaaasss llevo dias buscando una nove laliter que me gustara y me encanto la tuyyaaa escribee mas soy de Colombia y me llamo Ana Karina espero otro capitulo!!!

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