martes, 24 de junio de 2014

Capítulo 34

—¿De qué te ríes churri? —preguntó Eugenia. Sin necesidad de decir nada señaló hacia la pista y Eugenia al ver a Peter en ella bailando con una morena murmuró sorprendida:
—No me lo puedo creer. ¿Y Paula? —e instantáneamente miró a su amiga quien con gesto no muy divertido observaba la escena.

En la pista, Peter necesitó unos segundos para aclarar sus ideas. Todavía no había encajado que Mariana “Lali” Riera Espósito, la actriz de Hollywood y para más señas su exmujer, estuviera allí, cuando tenía que encajar que ahora estaba entré sus brazos y como una cuba. Finalmente, bajó su mirada hacia ella y preguntó en tono seco:
—¿Se puede saber qué haces aquí?
—Divertirme. ¡Oh Dios! los españoles sí que sabéis divertiros. Mucho más que los americanos y en especial los californianos —respondió saludando con la mano a Lucas que les observaba. Incrédulo porque ella estuviera aún en Sigüenza acercó la boca a su oído.
—Te dije que te quería ver lejos de mí y de mi entorno.
—Por faaavor —se mofó ella.
—No quiero problemas con la prensa ni con nadie, ¿es que no me entendiste? Intentando controlar sus torpes movimientos levantó la cabeza para mirar a aquel gigante y respondió:
—Perdona pero yo no me he acercado a ti, si no tú a mí. Por cierto, que alto eres. ¿Siempre fuiste así de alto? —Al ver que el no respondía continuó—. Y ahora si no te importa, quiero seguir divirtiéndome con Lucas. ¡Es todo un bombón!
 —¿Estás loca? Lucas y Damián no son lo que puede llamarse gente divertida. Clavando sus oscuros y vidriosos ojos en él, ella respondió:
—Desde luego más que tú sí que me lo parecen.
—Pero ¿has perdido el juicio?
—Sí, cariño —asintió con un gesto aniñado—. Pero eso ocurrió hace muchoooooooooooo, muchoooooooooo tiempo.
—Joder. Estás borracha.
 —¡¿Yo borracha?! —gritó y mirándole exigió—, ¿Serías tan amable de soltarme para que yo pueda regresar con quien me dé la gana, y pasármelo bien?
—No.
—¿Seguro? —dijo hundiéndole uno de sus tacones en el pie.
—¡Joder! —gruñó él al sentir el dolor. Y levantándola del suelo con facilidad para que dejara de apretar su pie contra el de el murmuró—. Si vuelves con Lucas te aseguro que mañana  cuando te des cuenta de lo que has hecho, te arrepentirás.
—¿Tan malo es en la cama? Incomodo por aquella indiscreta pregunta fue a responderle cuando una mano se poso en su hombro. Era Paula.
—Cielo ¿nos vamos ya? Enfocando su mirada, Lali sonrió. Aquella era la mujer que había hablado de malos modos a Menchu en el parador, y que llevaba toda la noche refregándose con Peter. Deshaciéndose de él le miró y dijo.
—Venga... venga iros a casa a terminar lo que lleváis toda la noche haciendo delante de todos. Que todo sea dicho, es lo mismito que voy a hacer yo en cuanto llegue al hotel con aquel rubiales.
Tras soltar una risita tonta que calentó la sangre de su ex, la joven se alejó. 
En medio de la pista, Peter observó como Lali se unía de nuevo al grupo y Lucas, el rubiales, la asía por la cintura.
—... estoy deseando llegar a mi casa para desnudarte y comerte enterito —le susurró en tono sensual Paula al oído, tras seguir con la mirada a aquella morena y ver que estaba con la boba de Menchu. 
Oír aquello volvió a atraer la atención de Peter, aunque una risotada de Lali le hizo volver de nuevo la mirada. Paula, consciente de que no atraía su atención al cien por cien, se apretó contra él y tras devorarle los labios murmuró sobreexcitada:

—Vámonos cielo. Nicolas y Eugenia nos esperan fuera. 
Peter tras comprobar que Lali seguía divirtiéndose con aquellos decidió dar por zanjado el tema, y cogiendo a Paula con fuerza de la mano, salió del local dispuesto a tener su estupenda noche de sexo. Mientras caminaban hacia el coche Nicolas se acercó a su amigo. 

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