lunes, 16 de diciembre de 2013

Capítulo 16

Él asintió.
—Siempre me han encantado esas hojas, sobre todo en primavera, cuando emergen por primera vez de los árboles, tan frescas y verdes.
—Hiciste un comentario sobre ellas el día que empezaste a trabajar como ayudante mía.
—¿Y te acuerdas?
—No es nada, Lali. Simplemente se me quedó grabado en ese momento.
—Oh, bueno —dijo ella volviendo a mirar las joyas y luego a Peter—. Pero no puedes hacer esto. No puedo permitírtelo. Son preciosos pero…
—Tonterías, ni peros ni nada —dijo él, y le quitó la caja seleccionando una de las piezas—. Quiero ver cómo te queda esto, Lali. Te sentarán bien todos, pero hoy empezaremos con el colgante.
La acercó a él y le colocó la cadena alrededor del cuello. El diamante descansó sobre sus pechos. Ella levantó la mano para tocar la pieza.
—Gracias. Probablemente nunca sabrás lo que me has hecho sentir en este momento. No creo que pueda decírtelo.
Ahí estaba la reacción femenina que había estado esperando. Colgarle cualquier regalo valioso y reaccionaba como cualquier mujer.
—Me alegra que te guste —dijo él quitándole importancia.
—Peter —dijo ella, colocó una mano detrás de su cabeza y lo besó.
Otra reacción típicamente femenina. Salvo que era algo sumamente gentil, incluso aunque despertara en él un fuego interior que ardía por sus venas. Peter la acercó más a él, considerando la posibilidad de conseguir esa satisfacción sexual en ese mismo instante.
—Te deseo —dijo él, y dejó que su boca poseyese la de Lali, disfrutando con su reacción. Cualquier otra preocupación quedó olvidada mientras el calor del momento lo envolvía. Sus labios eran suaves y su boca caliente y exuberante—. Estamos bien juntos, Lali. Tú también lo notas, ¿verdad?
Ella suspiró y se apartó.
—¿No irás demasiado rápido para mí? —preguntó.
En ese instante lo que él deseaba era un viaje rápido que los llevara directos al dormitorio, y más allá. Pero se trataba de sexo, después de todo. Esperaría hasta su próximo movimiento en el juego.
Apartó la caja de las joyas y tomó a Lali por el codo con la otra mano.
—Volvamos al trabajo.

—Buena idea —dijo ella tomo aliento y estirando los hombros—. Volvamos a la oficina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario