viernes, 27 de diciembre de 2013

Capítulo 29

Peter la deseaba. Quería poseerla. Como si de algún modo eso fuera a darle el derecho a protegerla del mundo.
Siempre había habido secretos en los ojos de Lali. Zonas oscuras que Peter quería descubrir. Sobre todo en ese momento, aun sabiendo que la implicación emocional sería un grave error.
Lo era. Su propia confusión en ese momento era testimonio de ello.
Llegaron al bungalow en ese momento. Peter prefirió no contestarla hasta que no estuvieran dentro y a salvo. Aunque no sabía si la expresión «a salvo» podría aplicarse muy bien a la situación.
—Crees que sería una buena idea, ¿verdad? ¿Hacer el amor donde nadie pueda vernos? —su cuerpo respondía al hecho de tenerla tan cerca. Pero no podía tomarla. No cuando ella no era dueña de sus actos, ni él tampoco. La llevó a su habitación y la tumbó en su cama—. ¿Por qué no dejas reposar esa idea un rato?
—No necesito reposar. Estoy bien despierta, te lo prometo —dijo ella agarrándose a sus hombros—. No te vayas, Peter Lanzani. Quédate conmigo. Sé que quieres.
—Es cierto. Quiero —dijo él, y la besó en la boca. Un solo beso. Luego se quitó sus brazos de encima e hizo que se diera la vuelta—. Duérmete, Lali.
—No quiero… —sus palabras se apagaron y, aunque no era esa su intención, se quedó dormida.
Peter cerró la puerta y abandonó el bungalow con la esperanza de que unas pocas horas paseando por la playa pudieran calmarlo. No estaba dispuesto a pasar otra noche sin dormir, pero tenía la sensación de que no le quedaba otra opción.
—Has vuelto pronto —dijo Peter sorprendido al salir de su oficina y entrar en la de Lali.
—Supongo que llego un poco pronto —dijo Lali con una sonrisa—, pero supongo que no tiene sentido tomarme tiempo libre porque sí.
Habían pasado dos semanas desde que Peter le había hecho la proposición. Once días y más o menos doce horas habían pasado desde que Lali se había emborrachado y quedado como una idiota en la isla.
Poco tiempo en comparación con todo el plan en general, y sin embargo parecía como si hubieran pasado muchas cosas. Enfrascarse en el trabajo de la oficina no le había servido de mucho para aliviar la confusión ni la preocupación. En la superficie trataba de mantener una relación profesional, pero el control sólo era superficial. Todos los sentimientos seguían ahí, en ebullición, amenazando con salir a la primera oportunidad.
Peter también parecía distraído. Más reservado que de costumbre. A veces, cuando sus miradas se cruzaban, se suavizaba. Pero invariablemente, después de eso volvía a poner distancia entre ambos.
Había sido así desde que habían regresado de Brandmeire. Al principio Lali pensaba que estaría disgustado por su comportamiento de la noche pasada, pero poco a poco se había dado cuenta de que, aunque ella había quedado como una tonta, los dos habían estado un poco fuera de control ese fin de semana.
Simplemente Peter había decidido, al igual que ella, que tenía que dar un paso atrás. Conseguir un poco de distancia y de control sobre sí mismo y sobre la situación. El calor seguía latente también en él, pero lo llevaba con cuidado.

Habían salido media docena de veces. A cenar, al teatro. Peter incluso había conseguido asientos de primera categoría en el Buenos Aires Cricket Ground para un partido entre Australia y los West Indies un sábado. Los dos habían pasado horas gritando y animando a su equipo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario