sábado, 28 de diciembre de 2013

Capítulo 31

Lali quería asegurarse de hablar a tiempo con Euge. Si había problemas, quería animar a su hermana a hacer lo posible por solucionarlos.
—Oh, bien. Es agradable que Euge haya vuelto al país.
Trató de parecer satisfecha, cuando en realidad el regreso de su hermana era lo último que deseaba en ese momento. Y al ver la expresión de satisfacción de Peter, lo supo.
—Se lo has dicho —exclamó ella.
—Cuando se enteró de que no estabas aquí, no quiso esperar. No quería perder la oportunidad.
«Bien. Esto no tiene por qué ser un desastre», pensó ella. «Decirle a Euge que vamos a casarnos no tiene por qué alterar nada. Tenemos un plan. La boda no está prevista hasta dentro de tres meses y medio. Le diré que va a ser un acontecimiento discreto y poco llamativo, que no espere nada por todo lo alto. Ya me ocuparé del resto más tarde».
Sin embargo Peter se había sobrepasado en sus funciones. Si se hubiera quedado callado, ella habría podido pensar en algo para no decirle a su hermana nada.
—Quería ser yo la que le diera la noticia a Euge. Tú no la conoces, Peter. No tienes ni idea de cómo…
—¿Reaccionaría ante la noticia? —preguntó él en tono desafiante—. ¿Cómo de unida estás a tu hermana, Lali? Las dos veces que ha llamado a la oficina he notado que hay cierta frialdad entre vosotras.
«Sí, porque estoy pagando a su chantajista. Y encima me pregunto si a Euge podría importarle menos, por no hablar de la poca atención que presta a los sacrificios económicos que estoy haciendo», pensó ella.
Euge era su único pariente, pero eso no la hacía perfecta. A veces los sentimientos ambivalentes de Lali hacia ella le causaban más pena que la propia actitud de su hermana.
—Es mi hermana —dijo cruzándose de brazos, pero luego se obligó a descruzarlos. No quería ponerse a la defensiva—. Te equivocas en esto, Peter. Era cosa mía decírselo a Euge, y me fastidia que me hayas quitado la oportunidad.
—¿Incluso aunque eso signifique asegurarnos que la mujer del senador se comporte correctamente con respecto al tema? —preguntó él, y al ver la expresión de Lali, añadió—. Oh, sí. Parece que el señor senador pensaba que sería una genial idea difundir nuestros planes de boda en los medios de comunicación. Con ella como la voz cantante, claro.
Lali tuvo que contener un gemido. ¿Por qué las cosas tenían que ser tan complicadas? Se sentía como si estuviera cayendo en una trampa. Si no hacía algo drástico, y rápido, la situación iba a acabar en desastre. Podía sentirlo.
Peter se acercó a su escritorio y se sentó en una esquina.
—Creo que Euge y yo acabamos entendiéndonos al final. Ya sabe la noticia y sabe también que es cosa nuestra difundirla ante el gran público. Se hará público. Lanzani's es demasiado conocida como para que no se sepa. Pero al menos podremos controlar cómo y cuándo.
El pánico amenazaba con sobrepasar a Lali. Las cosas iban demasiado deprisa. De hecho se suponía que no tenían que moverse en absoluto. Se suponía que no debía haber ningún cambio ni alteraciones en su plan. Se sentía como si el poco control que tenía le estuviera siendo arrebatado.
—Sí, bueno, pero me hubiera gustado a mí hablar con ella —se dejó caer en la silla y luego se puso en pie de nuevo al darse cuenta de que así estaba demasiado cerca de él. En ese punto, empezar otra vez con el deseo físico habría sido una catástrofe—. Hay un par de asuntos que quería discutir con ella.

—Tendrás mucho tiempo para verla —dijo Peter balanceando una pierna de un lado a otro, dejando ver su calcetines con formas de pequeños diamantes rojos estampadas en ellos.

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