martes, 17 de diciembre de 2013

Capítulo 18

En un momento, la boca de él cubrió la suya. El ascensor comenzó a subir pero su mundo pareció quedarse detenido. Entonces Peter se apartó y se giró para mirar a la puerta, como si nada hubiera ocurrido, o como si no quisiera que hubiese ocurrido.
—¿Por qué has hecho eso? —preguntó ella—. No sé qué hacer contigo en esta situación.
—No hay por qué preocuparse. Podría enseñarte, si considerara que necesitas instrucciones.
—No necesitaría que me enseñaras —dijo ella, y se mordió la lengua para no seguir hablando. No era el momento de sentirse indignada—. Ya hemos llegado. El mío es el cuarto empezando por el final, número veintidós.
—Dame la llave, Lali. Yo abriré por ti.
Daba una sensación de intimidad entrar juntos al apartamento. Como si fueran una pareja casada. Había una parte de ella que deseaba esa sensación de pertenencia, de tener una unión con alguien especial.
Dentro del piso, él miró a su alrededor con interés. Parecía que el episodio del ascensor había sido rápidamente olvidado, al menos por parte de Peter.
—Me gusta. Tiene cierto encanto.
—He tratado de hacer que parezca un hogar —dijo ella mientras ahuecaba uno de los cojines del sofá del cuarto de estar—. Cada mueble es diferente. Algunas cosas especiales de la casa eran de mis padres, que guardé después de que murieran. El resto lo he conseguido en las rebajas, sobre todo, o lo he comprado de segunda mano y lo he restaurado yo.
—Has hecho un buen trabajo —dijo él, e hizo una pausa—. Un café estaría bien.
—No lo comprendo —dijo ella mientras quitaba una pila de revistas de jardinería de la mesita y dejaba la caja de las joyas—. ¿Por qué estás…?
—¿Impresionado? —preguntó él, y miró a su alrededor—. Enséñame dónde duermes, Lali. Quiero verlo.
—No es difícil de encontrar. Es la única habitación que queda, aparte del baño.
Él se echó a un lado para dejarla abrir la puerta y luego la siguió. El silencio reinó mientras observaba la habitación. Pareció durar horas, y Lali seguía sin comprender la expresión de su cara. Lo único que sabía era que sentía una urgencia feroz en su alma.
Sus miradas se encontraron y las emociones de Lali se intensificaron. De pronto sentía que tenía que salir de aquel espacio tan reducido.
—El café —dijo ella—. Debería ir a prepararlo.
—En un minuto —dijo él, y pasó los dedos por las sábanas de color granate y oro—. Te gustan los colores brillantes.
—A veces —no en la oficina. Allí prefería mantener la eficiencia y el control. Y esas cualidades parecían resaltarse con tonos pálidos. En casa, los colores brillantes alegraban el ambiente y daban profundidad.
—Le has dado vida a este lugar —dijo él señalando sus alrededores—. Lo has hecho tuyo.
—¿No es eso lo que hay que hacer con una casa aunque sea humilde?
—Te quiero en mi casa como aquí. De hecho creo que un decorador sería una buena idea —dijo, se dio la vuelta y abandonó la habitación—. ¿Me das ese café?
—Oh, claro. Pero tiene que ser instantáneo —dijo ella mientras se dirigía a la cocina—. No preparo el de verdad.
Él se bebió el café de pie en menos de dos minutos y en silencio. La atmósfera se llenó con aquello que había elegido no decir.
Finalmente dejó la taza y dijo:
—Hora de irme.
Ella caminó con él hasta la puerta y se detuvo allí.
—Buenas noches, Peter.
Algo en su corazón seguía doliéndole, pero se dijo a sí misma que no sería más que indigestión. Al fin y al cabo, y dadas las circunstancias, no sería tan tonta como para desarrollar sentimientos reales hacia él.
Sin embargo no le hubiera importado colocar la cabeza sobre su hombro y olvidarse de todo. ¿Era demasiado pedir? Sabía la respuesta, claro.
—No deberías haberme dado las joyas, pero las llevaré siempre que quieras.
—Buenas noches, Lali —dijo él, la besó y salió al pasillo. Entonces se detuvo y chasqueó los dedos—. Otra cosa más. Espero que tengas el fin de semana libre.
—¿Por qué?
—Porque lo pasaremos en la isla de Brandmeire.
—¿Brandmeire? —se sintió como una idiota repitiendo el nombre, pero su cerebro se negaba a funcionar—. Ahí es donde vas a ir con los Forrester y sus otros invitados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario