viernes, 27 de diciembre de 2013

Capítulo 30

Lali se daba cuenta de que no habían sido dos semanas fáciles. La única cosa que Peter había hecho era presionarla para que comenzara con los preparativos de la boda. Ella odiaba tener que hacerle pensar que estaba preparándola cuando en realidad no lo estaba, pero al menos el tiempo iba pasando. Si Peter continuaba con sus tácticas de alejamiento, quizá pudieran salir airosos de aquello después de todo.
—Tengo el asunto de la boda bajo control, Peter. En serio —dijo ella. Más mentiras. Odiaba eso. Él la había elegido porque apreciaba su honestidad—. Si no te importa, preferiría no tomarme más tiempo libre del trabajo por esta razón.
No podría estar escondiéndose en cafeterías para siempre mientras evitaba hacer los preparativos. Incluso con los cheques de restaurante que Peter le había dado, no podía seguir comiendo tarta de queso. Al final acabaría cansándose de ella, o poniéndose como una vaca. Una de dos.
—Es muy amable por tu parte, pero no es necesario.
—Bien. Admito que te he presionado sin dejarte mucha elección —dijo él—. En mi defensa, he de decir que no sabía que sería tan duro delegar completamente en otra persona, incluso aunque esa persona seas tú. Estoy acostumbrado a tener el control, supongo. No me parece apropiado no saber lo que está pasando.
—Esto no es algo de lo que te pueda dar el control —dijo ella—. Por esa razón, tampoco me controlarás a mí. El matrimonio es una unión, no una absorción. En cualquier caso, ése no es el tema. Sé que sólo tratas de ayudar, y lo aprecio. Pero a lo mejor no aprecio tanto el modo de hacerlo.
—¿Entonces estoy fuera de juego? —preguntó él bromeando. Por alguna razón estaba más relajado que de costumbre, y eso hizo que Lali se pusiera nerviosa.
Suspiró. Parecía que cada vez que respiraba, algo ocurría. Como el hecho de que Peter tratara de ocultar sus deseos de intervenir en los preparativos. A veces incluso parecía vulnerable al respecto. Y ella seguía deseando saltar sobre él y besarlo cada vez que lo miraba.
Por no hablar de formar un hogar con él, una familia y, en general, tener un futuro feliz con él. Eso tampoco ayudaba.
—Bien —dijo Peter frotándose las manos—. De hecho tengo buenas noticias para ti.
—¿Qué noticias? ¿Se ha cerrado el trabajo de Campbell? La última vez que hablé con John Greaves no tenía mucho que decir al respecto.
De hecho, Greaves se había mostrado evasivo y abrupto. Pero, por la experiencia de Lali, aquello era típico. Desde que lo había pillado sellando un trato con un corredor de apuestas, John Greaves se había mostrado desagradable con ella.
El hombre no debía estar tratando sus negocios personales en horas de trabajo, ¿pero quién era Lali para acusar a nadie? Por lo que ella sabía, había sido la única vez que había ocurrido, y todo el mundo hacía cosas así alguna vez.
—Algo personal —dijo Peter—. Tiene que ver con nuestra boda. Algo que estabas esperando. Si me hubiera dado cuenta de que ibas a venir tan pronto, habrías podido dar la noticia tú misma.
Oh, no. Sólo había una noticia que había insistido ella en dar en persona. No podía ser sobre su hermana. Se suponía que Euge no debía regresar hasta dentro de un tiempo. Su hermana debía de seguir fuera del país. ¿Por qué no iba a estarlo?
—Tu hermana ha llamado —dijo Peter, confirmando lo peor—. Parece que ella y el senador han cambiado sus planes y han regresado pronto.
—Yo diría que muy pronto. ¿Pero por qué?
—Euge ha dicho que las vacaciones no han resultado ser muy relajantes después de todo, y que Nicolas ha decidido hacer su propaganda desde casa. Quizá hayan tenido una pelea o algo. No me ha dado detalles.

A Lali no le sorprendería algo así. Euge podía ser muy molesta y, aunque Nicolas era normalmente muy paciente con ella, quizás se le estuviera acabando la paciencia ahora que ya llevaban casados un tiempo.

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