sábado, 14 de diciembre de 2013

Capítulo 13

Y probablemente ésa es la idea más estúpida que has tenido jamás», se dijo a sí misma. «Tú buscas amor. Un sentimiento que Peter ni siquiera se molesta en fingir que desea».
Pero era imposible tratar de razonar con sus hormonas y su corazón en ese momento.
—¿Lali? —dijo Peter.
—Perdón, ¿qué has dicho?
—Ya han traído el postre —dijo él señalando el carrito—. ¿Te apetece algo?
Ella apretó los dientes. La otra pareja ya había decidido. Un suflé cubierto de salsa de bayas para el marido y un cuenco de macedonia para la mujer. Algo totalmente inocuo. ¿Entonces por qué no podía dejar de imaginarse a Peter desnudo, mordiendo suflé y fruta sobre su estómago?
«Ya nunca podré volver a mirar esa comida como antes», se dijo a sí misma.
—El sorbete —dijo finalmente.
Peter eligió un plato de queso y galletitas, y para su tranquilidad, prosiguieron con la conversación. Incluso consiguió controlarse ligeramente, hasta que llegó el momento de la sobremesa y Peter aprovechó para pasarle el brazo por encima de los hombros con un aire de posesión despreocupada.
¿Despreocupada? Ja. Con sólo mirarlo a los ojos supo lo que estaba pensando. Ella no podía seguir fingiendo tener dudas. No había nada de despreocupado. Sabía que lo próximo que querría hacer sería tirarla sobre la alfombra de la oficina para satisfacer sus deseos.
Descubrió que había algo sumamente erótico en un hombre que juguetea con el pelo de una mujer. ¿Y quién decía que un hombre no podía dejarse llevar por la lujuria primero y enamorarse después?
—¿Me pasas el agua? —preguntó ella.
—Claro —contestó él, y la soltó para alcanzar la jarra.
Por fin pudo respirar de nuevo. Pero entonces él se inclinó tan cerca de ella mientras le rellenaba la copa, que Lali pudo oler la fragancia de su piel y casi contar las pestañas que rodeaban esos ojos color avellana tan enigmáticos.
—Gracias —dijo ella.
—De nada —añadió levantando las cejas.
—Señor Forrester —dijo Lali tratando de distraerse—, Jack. ¿Cómo habéis construido Naomi y tú vuestro imperio? Habéis conseguido cosas increíbles con vuestras propiedades e inversiones.
Jack flirteó con ella un poco mientras contestaba, pero Lali no le dio importancia. Sonrió y lo instó a hablar de sus diferentes negocios.
—Es un trabajo duro, querida —dijo Jack, y se inclinó sobre la mesa como si fuera a compartir con ella un jugoso secreto—. Si un hombre se lo propone, puede conseguir mucho, sin importar lo que desee en esta vida.
—No todo —dijo Peter apretando con su mano el hombro de Lali—. Hay cosas que están fuera de todo alcance.
Por un instante Jack miró a Peter. Luego se rio y levantó su café a modo de brindis.
Naomi Forrester observaba con aire de sorpresa. Peter estaba actuando de manera posesiva y, aunque no debía ser así, a Lali le gustaba.
La conversación finalizó poco después y abandonaron el restaurante enseguida.
Una vez que estuvieron fuera del edificio, ella se volvió hacia Peter y preguntó:
—¿Lo hemos impresionado? No podría decirlo.

—Hemos dado un paso adelante con Forrester. Por hoy es suficiente —dijo él mientras arrancaba el coche que los llevaría a través del túnel del puerto hasta el barrio en el que él vivía.

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