jueves, 18 de junio de 2015

Capítulo 25

Es el penúltimo capítulo, van a tener que bancarme para subir ora adaptación porque sinceramente no tengo tiempo y no he leído otra novela.

Al día siguiente, Lali estaba lista para arrancarse el pelo. Esta monstruosa cabaña era demasiado grande, y todo allí se sentía extraño. Nicolas se ofreció a llevarlas a pescar en el hielo.  ¿No  se  daba  cuenta  de  que  eran  chicas  de  la ciudad?  Aleli  se  apiadó  del  hombre  y,  finalmente,  acced a intentarlo.

Su madre se quedó con Lali y, después de una larga mañana de evitarse entre sí, su madre se sentó en el extremo opuesto del sofá. Al parecer era momento de tener una charla.

—Lali, ¿q está pasando? Has estado desanimada. No es propio de ti actuar grosera. —Su madre tomó su taza de café.

Mamá he   estad desanimada  desd que   tú    papá   os separasteis. ¿mo podría estar de otro modo? —¿Y cómo su madre podría no verlo?

Su madre se tensó, agarró la taza con más fuerza, y se quedó mirando por la ventana.

¡Lo ves! Cada vez que mencionó que nuestras vidas han tomado un giro de ciento ochenta grados, tú te quedas callada y finges que no pasa nada.

—A  veces las  cosas  cambian.  No  es  tu  culpa  dijo  en  un  tono condescendiente.

—Sé que no es mi culpa, pero ¿no me merezco al menos una explicación de por qué un día tú y pa os reíais en mi fiesta de graduación y dos semanas después él estaba en la entrada de la casa peleando, con sus trajes en la parte de atrás de su coche? ¡He escuchado esa mierda de las cosas cambian” durante seis meses!

Su madre suspiró y negó con la cabeza.

—¿Por qué os separasteis? ¿Estás consiguiendo el divorcio? Supongo que lo estás haciendo, ya que estás viviendo con… con Nicolas.

—Lali, eso está fuera de lugar. Y te lo dije…

—“Nicolas es sólo un amigo —imitó Lali—. Mamá, no soy estúpida. Deja de tratarme como si tuviera tres años. Nos arrastraste hasta aquí a Aleli y a para pasar la Navidad más horrible de nuestras vidas. ¿Por  qué  nos  castigas  de  esta  manera?  ¿No  nos  merecemos  algo normal?

Su madre dejó la taza sobre la mesita de café.

—La  situación  entre  tu  padre  yno  os  concierne  a  ti  y  a  tu hermana, y sinceramente, los detalles no son de tu incumbencia.

Su madre bien podría haberla abofeteado en la cara.
También es mi familia dijo Lali en voz baja.

—Lali, después de veinte años, mi mundo se vino abajo. Esto es todo lo que puedo hacer para sobrellevar cada día. No tienes ni idea de lo que he pasado.

—Pero, ¿qué hay con lo que Aleli y yo hemos pasado?

—No pude hacer nada. Vosotras fuisteis un daño colateral.

—Suenas como Nicolas.

—Siento que estés sufriendo, pero no hay nada que yo pueda hacer al respecto. Me pasé toda la vida criándoos y reventándome la espalda para tratar de complacer a tu padre. Después de todo este tiempo, merezco tener mi vida de regreso. ¿Por qué no puedes ver que merezco ser feliz?

—No estoy diciendo que no puedas ser feliz, pero quiero algunas respuestas sobre las cosas que afectan mi vida. En un minuto estás con pa y al minuto siguiente estás con Nicolas, insistiendo en que él no es tu novio. Vamos. Tengo ojos. Mira cómo te vistes. —Su madre llevaba ropa muy apretada, unos pantalones de diseño de baja altura y una blusa ajustada muy escotada.

Su madre se enfadó.

—Lo que yo haga no es asunto tuyo. Soy una mujer adulta y no tengo que explicar mis acciones.

Buenono  me  gusta  lo  que  estás  haciendo.  No  está  bien.  Ni siquiera estás divorciada aún. Estas durmiendo con otra persona, y todavía sigues casada.

—Separada. Hay una gran diferencia. Y el divorcio será definitivo el próximo mes.

La mandíbula de Lali cayó.

—¿Y cuándo ibas a decirmelo? ¿O pretendías hacerlo? ¿Mis sentimientos no cuentan para nada? Luc contra las lágrimas que brotaban.

—No lo entiendes, Lali. Esto no se trata sobre ti. Esto es acerca de tu padre y de mí. Ambos somos felices de esta manera.

Me alegra que alguien lo sea, porque estoy segura de que yo no lo soy. ¿Cuánto tiempo más tengo que quedarme aquí?

Hasta pasado mañana. —Su madre se levantó y cogió su taza—. Veo que fue un error traerte aquí. Claramente no estás lista. Y se alejó.

Lali la llamó.

—¿Eso crees? ¡Oh Dios mío! ¿mo podría pensar su madre que Lali estaba dispuesta a participar en su nuevo mundo? Aún no había llegado a un acuerdo para decirle adiós al viejo mundo.

La puerta principal se abrió. Nicolas y Aleli entraron.

¡Mira lo que  atrapamos!  —señaló  Aleli  hacia la  cadena  de peces que Nicolas sostenía.

¡El almuerzo! se jactó Nicolas.

Aleli  sonrióaceptando  claramente  este  nuevo  cambio  mejor que Lali.

Esto es genial. —Lali cogió su abrigo del armario y el teléfono de la mesa de la entrada.

—¿A dónde vas? preguntó su madre en tono irritado.

—A tomar un poco de aire. No puedo respirar aquí.

Lali se deslizó dentro de su abrigo y sal de la cabaña. El aire fresco era un buen cambio del sofocante y conflictivo aire interior. El aroma de los bosques le recordó la cabaña que había compartido con Peter.

¿Eso había sido apenas ayer? La extrañaba y lo extrañaba a él, así como el año en que fue al campamento de verano y tuvo que despedirse de su nueva mejor amiga, Jessica. Le tomó mucho tiempo dejar de extrañarla. Y ahora, Lali no podía imaginar superar alguna vez sus sentimientos sobre esos dos días nevados con el chico más dulce que había conocido.

Va por el largo camino de la entrada hacia la carretera principal. Eteléfono sonó, perturbando el  inmaculado silencio. Lo sacó de su bolsillo, medio esperando que la persona que llamara fuera su madre regañándola o diciéndole que regresara.

En cambio, era Peter. Su corazón se hinchó.

Hola.

Hola, ¿cómo va tu Navidad? —Su voz sonaba como suave terciopelo.

—Apesta. ¿Y la tuya? dijo

—Lo mismo. ¿Qué estás haciendo?

Echó una mirada a la curva en el camino de la entrada.

—¿Ahora mismo? Huyendo. Peter se echó a reír.

—¿En serio?

—No, pero lo haría si pudiera. Dios, le encantaba escuchar su voz.

Escucha, por la mañana iré de regreso a Madison para escapar de la avalancha del infierno que he creado. ¿Existe alguna posibilidad de que quieras que te lleve?

Ella se detuvo en seco.

—Por favor, dime que no me estás tomando el pelo, porque si lo estás haciendo, voy a acabar contigo.

—Nunca haría eso dijo.

—Lo juro, si estás bromeando, conduciré tu camioneta dentro del río.

Demasiado tarde. Ya está hecho. Te recogeré a las nueve.

¡No llegues tarde!

—Nunca.

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