jueves, 4 de junio de 2015

Capítulo 12

Creo que voy a tener algunos problemas al conseguir esa vacuna del tétano pronto, en cualquier momento. —Peter se sentó cerca de Lali en la cálida chimenea y sus piernas rozaron las de ella. Se dio cuenta de que ella no se apartó.
Ella inclinó la cabeza, examinando la meca de él. El corte no parecía demasiado, pero una chica guapa querría preocuparse por él, sin  duda él  no se quejaría. Después  del  susto de la camioneta casi deslindose al río y tras eso Lali cayendo el agua helada, casi había sufrido un ataque al corazón. Ser cuidado era un agradable cambio de tranquilidad.

—No puedo decir si hay algo de cristal dentro. Necesitamos algo de agua para limpiar la sangre.

—Si quieres agua, tendremos que derretir algo, ya que, de cualquier manera, necesitamos algo que hacer para beber.

¡Oh, espera! Tengo una botella de agua en la mochila. ¿Ahora, no estás contento de que la trajera? Lali brincó para ir a buscar el agua.

É contuv la  sonrisa,   entretenid po com d intensa   se encontraba ella por un pequeño rasguño.

Muy bien.

Ella regresó con la botella de agua.

—No seré capaz de ver nada si hacemos esto sobre el lavabo, y en realidad no quiero derramar el agua en el suelo. Déjame agarrar una toalla.

Él observó mientras ella desaparecía en el cuarto de baño y después en la cocina, hurgando en un par de cajones antes de volver.

Bien, listo. ¿Por qué no te sientas aquí en la mesa de café y así puedo ver en la luz de la chimenea?

Como usted diga, doctora. —Peter se mov a la mesa de café mientras Lali situaba los utensilios entre ambos.

Más tarde me lo agradecerás. No quiero que termines con sangre envenenando o el tétano.

Él contuvo la risa por la extrema preocupación de ella.

—No, sora, no.

Lali dirig la mano sobre el cuenco y destapó la botella. Levantó una ceja.

—Sé que te estás riendo de mí.

—Lo siento —se discul él, intentando ser serio.

—No, no lo sientes. Ella contuvo una sonrisa y él vio la risa en sus ojos.

Peter sintió un golpe en el corazón que no había sentido jamás con Paula Romper   su  compromiso   definitivament fue   el   movimiento correcto.

Lali vert el agua sobre su meca y dio ligeros toques en el corte con un pañuelo húmedo. Después se puso un poco de jabón en la mano y suavemente masaj el área de la muñeca, cuidadosamente frotando la tela sobre el corte. El escozor casi le hizo encogerse de dolor, pero se ne a permitir que Lali pensara que era menos que invencible.

Mientras  se  concentraba,  su  oscuro  pelo  cubrió  hacia  adelante como una sedosa cortina que él quería toca. Ella mantuvo su mano cautiva con sus delicados dedos, y él se encontró a mismo respirando con más pesadez que lo normal. Ella apli más agua fría para limpiar el jabón, después lo secó con una toalla de cocina blanca y sit una tirita sobre el corte.

—Ahí. Esto debería hacer el resto, ¿Algunos cortes más de los que quieras hablarme? —Levantó la mirada, aún en modo de doctora.

La luz del fuego bailaba en sus ojos.

—Ninguno que sepa.

—Vamos a ver tu otra mano.

Él lo ofreció sin reservas. La giró y después miró más de cerca sus uñas.

—¿Qué es esto? ¿Sangre en las uñas?

—¿Hay? —Apartó la mano. Con bastante seguridad, descubrió la sangre seca bajo las uñas—. Me pregunto cómo llego eso ahí.

Lali lo examinó con renovado interés, revisando cada una de sus manos, luego estudiándose el cuello y la cara.

—Gira la cabeza en la otra dirección —instruccio ella. Él obedeció.

Tienes un corte en la mejilla, cerca de la raíz del pelo. Has sido rasguñado. La voz de ella sonaba cerca de su oreja, dándole un inesperado estremecimiento por la espalda. Ella cogió la bayeta y la botella de agua—. Acércate más para que así pueda verlo mejor.

Como que primero aterrizo la cara cuando caiga por la ventana.
—Se mov con lentitud e inclinó la cabeza más cerca de Lali. Esto da un completo significado nuevo a girar la otra mejilla.

Lali se rió entre dientes y se inclinó para examinar el corte. Se pael pelo sobre el hombro y dio unos golpes a la herida con el húmedo trapo. Su respiración le calentó la mejilla. Con el dedo, ella apartó el pelo de él de la herida. Su toque agradaba.

—No se ve mal. Dio al corte un último toquecito y él se encogió accidentalmente. Vamos, eso no podía haber dolido dijo ella.

—¿Qué  puedo  decir?  Soy  un  chico  sensible.  Con  las  cabezas juntas, él le sostuvo la mirada y notó las brillantes motas en sus ojos. Unos pocos segundos después, ella apartó la mirada. Un sonrosado sonrojo coloreó su rostro.

—Sólo intenta no tocarlo más. Dudó antes de reunir las cosas y retirarse a la cocina.

—Lo que usted diga, jefa dijo él tras ella. Si tenía que estar encallado, eso no era la mitad de malo al hacerlo.

—Voy a revisar los armarios para ver si hay algo para comer dijo
Lali desde la cocina.

—Adelante. ¿Ves algunas ollas o sartenes que pueda usar para derretir la nieve? Alguien gastó nuestra única buena agua para beber.—Levantó una ceja acusatoria hacia ella.

Lali sacó la lengua y golpeó un par de ollas del mostrador. Peter se puso de pie y se deslizó las botas medas.

—Gracias ofreció él mientras pasaba, en un humor mejor que el que había tenido todo el día, y recogió las ollas.

En el momento que él volv con las ollas de nieve, una vela iluminaba el mostrador, y Lali extend una variedad de latas y tarros. Se apresuró a cerrar la puerta. Peter se quitó las botas, puso las ollas cerca del fuego y añad más leña a las llamas.

Bueno, las opciones no son geniales, pero considerando la situación, creo que sobreviviremos dijo Lali.

—¿Qué encontraste? —Puso el abrigo en la silla y se unió a ella.

—Varias latas de judías horneadas, una lata de atún, dos latas de sopa de tomate.

—¿Palomitas con crema?  —Peter señaló a la lata con disgusto—. Preferiría pasar hambre a comer ese pringue.

—Sin bromear. Se vuelve peor. Sopa de guisantes. —Arrugó la cara mientras sostenía la lata—. La buena noticia es que tenemos gelatina de uvas, galletas saladas, mezcla de tortitas y lo último pero no final, estofado de carne, para no ser confundido con la enlatada comida canina.

Él cogió las galletas, y como temía, el borde había sido masticado. Se lo entregó a Lali.

—Podrías querer pasar de las galletas saladas.

¡Oh, mierda! ¡Y quería poner atún sobre ellas!

—Aún puedes, pero podrías tener unos pocos desechos de ratón en el camino. —Los ond más cerca.

Lali chillo y se apartó.

¡Saca eso de aquí!

—Podemos usar las galletas para atrapar a los ratones y cocinarlos en el fuego.

¡Oh Dios mío! Para de hablar. Eso es tan disgustante. Mejor si no hubiera ratones aquí.

—¿O qué? —Se rió él.

—O estaré fuera de esa puerta y regresaré a tu camioneta.

—No avanzarás diez metros y estarás de regreso aquí. No te preocupes. Te protegeré si vemos algunos ratones asesinos.

Claro. —Lali espió entorno a la cabaña en busca de ratones.

Entonces, ¿q hay para cenar? Estoy realmente hambriento. Pensé que estaría en casa para ahora disfrutar de un gran plato de espaguetis y pan de ajo. La madre de Peter siempre cocinaba espaguetis su primera noche en casa tras la universidad. Odiaba perdérselo.

Eso suena delicioso. No qué se supone que va a haber esta noche, pero estoy segura de que habría sido un mejor despliegue que esto. ¿Crees  que  nuestropadres  están  realmente  preocupados  por nosotros? Cogió el atún.

Él frunc el co.

Sí. Estoy seguro de que hasta ahora tu madre llamó a las autoridades para reportarnos como desaparecidos. —Sé preguntaba cuánt tiempo  pasaría   hasta   que   su padres   comenzara a preocuparse.

Mi madre debe estar enloquecida. Me siento algo mal por gritarle antes. No quería pasar las Navidades con ella y el No Novio. Rodó la fina lata sobre el mostrador.


—Parece que tu deseo podría hacerse realidad. —Y también el suyo. Había estado temiendo ver a Paula y romperle el corazón. No era una chica horrible, pero era la peor chica.

—¿No crees que deberíamos salir de aquí antes de Navidad?  — preguntó Lali.

Él no estaba seguro de si ella estaba aliviada o no.

Difícil de decir. El hombre en la gasolinera dijo que la tormenta se supone que se propagaría durante toda la noche, y cuando la nieve termine, el viento se levantara. Creo que vamos a quedarnos aquí durante un día al menos, tal vez dos. También podríamos establecer un campamento y agacharnos debajo.

Lali sonrió con suficiencia.

—¿Acabas de decir agacharnos?

—¿Sí? ¿Tienes un problema con eso? —Sit ambas manos en el mostrador y se inclinó hacia ella.

—Nunca he escuchado a un chico, mucho menos a uno alto, ya sabes, como tú. Ondlas manos en el aire alrededor de él—, decir agachar. —Sonrió.

Él rió.

—Y ahora sí. Entonces en el proceso de agacharnos, estoy pensando en una lata de carne asada que sabría genial justo ahora. —Agarró la lata de carne asada, la lanzó al aire y la atrapó.

Lali sonrió.

Está bien. Y podemos cortar en rebanadas algo del amargo pan pastoso que traje. —Sacó una de las barras de la funda de papel y lo revisó por encima. Está apretada, pero al menos está seca.


El pan apretado es mejor que no tener pan dijo él.

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