sábado, 6 de junio de 2015

Capítulo 14

Por un segundo, Lali pensó que le estaba hablando a alguien más, pero luego vio el diabólico brillo en sus ojos y se dio cuenta que la estaba provocando de nuevo. No podía imaginar dormir bien a un lado de Peter con su hermosa cara y sus oscuros ojos sexis. 
Pero no podía pedirle que durmiera en el suelo cuando estaba disponible una confortable cama. Era estúpido. ¿Por qué estaba dudando?

—Pensé que nunca preguntarías contestó. Peter sonrió.

—¿Lo ves? Los deseos de navidad se vuelven realidad.

Él  estaba  tan  contento  por el  acuerdo para dormir. Ella sonrió  y asintió con la cabeza.

—Quieres  echarme  una  mano  para  mover la mesa  del  centro  y después sacar a este chico grande.

Después de mover la mesa, no podía ignorar más la urgencia de ir al baño. Se puso el abrigo.

—Voy afuera a traer más la.

Peter vio la pila de troncos de buen tamaño. La esquina de su boca se elevó con su familiar sonrisa de superioridad.

Me estaba preguntando cuanto más ibas a poder aguantar. Si vas al lado derecho de la casa, el viento mantiene los montones de nieve al mínimo.

Lali sint su cara tornarse roja.

—Gracias. —Rápidamente se puso los zapatos y sal por la puerta.

Una cosa más.

—¿Si? miró hacia atrás, esperando poder escapar.

Cuídate de no llenarte de nieve amarilla.

Puso los ojos en blanco y lo dejó solo con su risa.

Afuera,  la  tormenta  se  hacímás  fuerte.  Deseaba  tener  una televisión o internet para poder ver el radar y saber que tan pronto terminaría. El viento azotaba a la derecha a través de sus pantalones.

Peter tenía razón. Si se quedaba cerca al lado de la cabaña, había muchísima menos nieve. Rod la esquina y miró alrededor buscando algunos ojos fisgones. Duh. No había nadie más aquí, en el medio de la nada, para verla ir al baño.

Agarro la pretina y la bajó, los pantalones y sus pantis en un solo y rápido jalón. Se puso en cuclillas, trato de relajarse y hacer pipí, pero el aire lido soplaba sobre sus partes privadas, una sensación que seguramente nunca había experimentado antes. El aire se sentía tan frío que se preguntó si su pipí se había congelado antes de que tocara la nieve. Vio el bosque que estaba alrededor. ¿Qué tipo de animales salvajes había ahí fuera? ¿Venados? ¿Osos? ¿Coyotes? Trató de apurarse  y  regresar  dentro  antes  de  que  alguna  grande  y  furiosa criatura la atacara.

De regreso en la cabaña, Lali quitó la nieve que cubría sus botas.

¡Santo Dios!, está frio allá afuera.

Peter estaba de pie a un lado del sofá que había preparado con cobijas y almohadas del cuarto y tiró las almohadas de un lado del sofá. La escena parecía salida de una película de romance cursi.

Está bien, ¿esto es raro? ¿Cierto? —preguntó.

Digamos que un poco. —Ella dejó su abrigo en la silla y se frotó las manos frías cerca del fuego.

Camina afuera  por  un  minuto.  Volveré  pronto. —Él  se  deslizó dentro de su abrigo.

Peter desapareció, dándole a Lali un minuto para adaptarse. Solo había una cama. Se sentó en un lado y to la suavidad del material de la cobija. Reprim una sonrisa. Iba a dormir en una cama con Peter. Su compañera de cuarto, Candela, iba amar esto. Se metió dentro y tiró de las mantas sobre ella, teniendo cuidado de no acapararlas. Una barra de metal cruzaba en el medio de su espalda, recordándole que era una cama desplegable barata.

Peter apareció y sacud fuera la nieve que estaba sobre su abrigo.

—Querida, estoy en casa. Lali escond su sonrisa. —¡Llegas tarde! —respondió.

Peter puso más leña en el fuego y una gran reja de protección frente a la chimenea.

—Supongo que no necesitamos quemar el lugar.

Peter se sentó en su lado de la cama ndole la espalda. Lali se mord por dentro el labio. Abrió las mantas y se metió a un lado de ella.

Lali se acostó con los brazos a su costado, tratando de no respirar muy fuerte. Sintió que Peter la miraba. Giró su cabeza. Su hermosa cara estaba a solo sesenta centímetros de ella.

—¿Lo estas llevando bien? —preguntó Peter con sinceridad en la voz.

Estoy bien. Ella sonrió y se relajó, moviéndose para estar cómoda en el delgado colchón.
Bien. Él giró la cabeza hacia el techo.

Lali miró hacia arriba y notó, por primera vez, una lámpara de araña hecha con el asta de un ciervo.

Se acostaron en silencio, mirando hacia el fuego que danzaba en el techo.

—¿Paula se volverá loca porque dormiste con alguien más? ¿Incluso si solo estamos durmiendo?

Paula no se volverá loca. Perderá los estribos.

Mierda.

—Lo siento.

—No es tu culpa. Paula es la más grande reina del drama. Se vuelve loca  cuando  se  rompe  una  uña  o  cuando  está  lloviendo.  Siempre pierde el control.

—Oh. —Lali no podía imaginar porque estaba con una chica así.

—No tienes por qué preocuparte por Paula. Lo tengo bajo control. O al menos lo tendré pronto.

Ella se preguntó que significaba eso. ¿Tendrían una gran pelea? ¿La llenaría con besos para disculparse? ¿Le haría un berrinche? Lali se dio cuenta que finalmente había  descubierto una característica que no le gustaba de Peter, estar con una chica que no era buena para él.

Otro minuto pasó antes de que Peter hablara.

—¿Solo soy yo o nuestros pies están más alto que nuestras cabezas? Es como si me acostara sobre una pendiente. Creo que tend dolor de cabeza por toda la sangre que se irá a mi cerebro.

Lali rió.

—Yo también lo noté.

Se miraron uno al otro a través de las almohadas.

—¿Quieres cambiar al otro lado?—Preguntó, como un niño pequeño dentro de una aventura.

Sí.

Salieron de la cama, tiraron las almohadas al suelo. Juntos quitaron las sabanas y las mantas poniéndolas abajo y escondiéndolas en el borde  del  sofá.  Regresaron  las  almohadas  poniéndolas  al  pie  de la cama. Sus cabezas estaban más cerca del fuego en lugar de sus pies.

Me  siento  como  en  una  fiesta  de  pijamas. —Lali  esponjó  su almohada y puso la cabeza en ella.

Peter se giró un par de veces, la cama rechinaba con cada movimiento y se acomodó frente a ella.

Esta es la cama más incómoda en la que he dormido.

El fuego está calentando. —Lali se quitó de encima dos cobijas haciéndolas a un lado.

¡Oye, yo no las quiero!¡Estoy sudando aquí Empujó las cobijas sobre sus pies.

—Lo siento. —se sentó y se quitó la camisa de franela, quendose en playera y pantalones.

Hice el fuego para que durara toda la noche. No me di cuenta que estaba creando un sauna.

Lali se acostó sobre su estómago, viendo lo que hacía el fuego. Bostezo. Las llamas se levantaban altas. La madera se quemaba con suaves crujidos y un ocasional rugido. La luz parpadeaba en la habitación.

Está bien. El fuego se ve bien.

Peter rodó, su codo rosaba el brazo de ella.

Ese es un muy buen fuego. Sonrió.

El mejor que he visto.

Te apuesto que no has visto muchos.

—Nop. —Al minuto, su sueño creció más.

—¿Sabes?,  esto  es  lmás  divertido  que  he  hecho  en  mucho tiempo. —Peter so relajado y feliz.

Sus ojos se cerraron.

Umm hmm.

Creo que estas a punto de quedarte dormida. —Lali escuchó un poco de diversión en su voz.


Umm hmm.

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