Allí, él había dicho las palabras. Ella lo sabía. Lali
se atragantó con el vino y tosió.
—¿Bebé?
¡Vuelve
a
la camioneta! Empieza de
nuevo. Desde el principio —él tomó un
poco de vino.
—He tenido problemas por el último
año
y medio. Paula y yo empezamos a salir
en nuestro tercer año de secundaria. Ella
era
la chica caliente, y bueno, nos divertíamos juntos.
Una
mirada a Lali y él supo que ella todavía estaba digiriendo el
comentario del bebé.
―Después de
la
secundaria, yo quería ir a la universidad y
seguir con mi vida, pero Paula no quería que fuera a
Madison. Ella quería que yo fuera a algún
lugar
cerca de casa como Stugeon Bay o quizás Eau
Claire.
Cuando descubrió
que
estaba
por ir a Madison,
dijo que si alguien podía hacer que una relación a larga distancia funcionara,
éramos nosotros. Me gustaba mucho y yo era despistado,
así
que le dije que estaba dispuesto a darle una oportunidad. Pero
cuando estaba en la
universidad, ella se convirtió en una primadonna de
pueblo pequeño, actuando como
si fuera mejor que todos los demás —miró
a Lali.
Ella escuchaba y no
decía ninguna palabra. No
quería que ella pensara mal de él. Todo sobre ella era ligero y refrescante. Le
preocupaba que compartir su vida de mierda con Lali causara que
ella
se
alejara.
―No
sé si no lo vi antes o
si Paula
cambió. Probablemente era la chica
más popular de la escuela y ella
lo sabía. Aun así, me imaginé que iba hacer
algo con su vida
después de la
graduación.
—¿Pero no lo
hizo?
—No. Sólo se convirtió en alguien más egocéntrica y mala. Es como si quisiera ser la abeja reina de toda la ciudad. Empezó metiendo la nariz
en los asuntos de otras personas y chisporroteando como
una anciana. Todo lo
que
ella quería
para nosotros era
que nos casáramos y tuviéramos hijos. Incluso habló con su padre sobre que yo trabajaría para él. Él es el dueño de la mayor compañía de registros en tres condados. Paula tenía todo resuelto.
—Paula
suena como una
perra
total
en lo que a mí respecta
—
murmuró Lali y luego levantó la vista—. Oh, ¿Lo dije en voz alta?
El sonrío débilmente.
—Me
tomo un tiempo
darme
cuenta de
lo
que ella estaba
haciendo. Después de
mi primer año cuando vine a casa por el verano,
supe
que necesitábamos terminar. Ella
quería que nos mudáramos a un apartamento juntos. Era como si quisiera jugar a las casitas o algo así. ¡Teníamos diecinueve años! Cuanta más distancia trataba de poner entre nosotros, más se aferraba. Estaba celosa
de
cualquier amigo que
tenía y siempre pensaba que la engañaba. No sé si ella estaba viendo esos reality show de Bridezilla o que. Mencionó que nos casáramos y cuando vio la mirada
de terror en mis ojos, se echó atrás.
—Pero terminaste comprometió de todos modos —dijo Lali.
—Sí. Quedó
embarazada, lo
cual era un milagro porque solo
habíamos estados juntos una vez desde que regrese de la universidad.
Y eso fue después de que me emborrachase en mi cumpleaños.
—Así que te ofreciste a casarte con
ella.
—No quería ser el idiota que se alejaba de su propio
hijo. Eso no estaría bien.
Antes de darme
cuanta, Paula y su madre ya habían puesto
una fecha y salieron a comprar los vestidos.
Peter miró
la expresión de Lali.
—¿Crees que soy un idiota por ilusionar a la chica con la que quería
romper?
—¡No! Me siento mal porque tú eres un tipo agradable y se aprovecharon de ti.
Él rodó los ojos y tomo otro sorbo de vino.
—Cuando fijó la fecha de la boda para el día de San Valentín, sabía que algo no estaba bien. Ella debería de estar cerca de los ocho meses de embarazo en ese momento. Cuando le pregunté sobre eso, me dijo
que había perdido al bebe y comenzó a
llorar. Al principio, yo estaba
desbastado, pero eso cambio de repente. Sentía alivio de que no sería
un padre adolescente y que no tenía que casarme.
—Peter,
lo
siento mucho —los hermosos ojos de Lali mostraron la compasión que nunca vio
en Paula.
Sus hombros se tensaron.
—Cuando empecé a hacer preguntas acerca de cuándo Paula perdió al bebe, ella
fue
y espetó que en realidad nunca había estado embarazada, solamente que su periodo había llegado tarde.
Los labios de Lali se curvaron en
una mueca de desprecio.
—¡Esa sucia prostituta!
Él forzó una
sonrisa
y asintió con
la
cabeza. Lali se había dado en la
cabeza.
—Así que, ¿Por qué seguís juntos? ―preguntó Lali.
—Porque soy un idiota —Lali levantó una ceja.
—Paula me rogó que no rompiera con ella porque sería humillada y sus padres tendrían
el
corazón roto. Dijo que podíamos resolverlo y se
comprometía a dejar de actuar celosa. Incluso habló de tomar clases en la universidad
del
pueblo.
—¿Pero no querías comprometerte con
ella?
—No.
—¿Pero terminaste comprometido igual? Peter levantó las manos en el aire.
—Lo
sé. Soy como un tapete. Imaginé que tan pronto como llegaría
a la
universidad podría
llamarla y romper con ella a partir de ahí. Si ella no estaba cerca para manipularme, podía seguir adelante y hacer que
funcionase.
—¿Y? —preguntó Lali.
Él se puso de pie y
comenzó a caminar.
—Y
entonces su abuela murió. No podía romper con ella
en ese entonces. Llame a
la madre de Paula para decirle cuanto lo sentía por que su madre muriera, pero la madre
de
Paula siguió adelante y dijo sobre lo feliz que estaba porque Paula y yo nos fuéramos a
casar.
—¿Siempre eres una gran presa fácil? —Lali negó con la cabeza.
—¡No! Realmente no
lo
soy. Hay algo acerca de Paula.
Ella siempre se
las arregla para conseguir
lo
que quiere. Es como si tuviera una maestría en manipulación.
Paula es una astuta mocosa malcriada que no entiende la
palabra no.
Lali
se sirvió más vino en
la copa y luego dejó la botella.
—Yo solía cuidar niños para una familia y
la
niña siempre se salía con
la suya. No importaba que tan fuerte tratara de mantenerme firme,
la pequeña
mierda siempre lo lograba.
—¡Así es Paula! —él cogió
su vaso y bebió
un sorbo—.
Pero
esta vez
será diferente.
—¿Y cómo es eso? —preguntó ella, dudando de él con claridad.
—Porque ella lo sabe —dijo él.
—¿Qué vas a romper?
—Sip. Le he enviado un correo electrónico y
he intentado hablar
con
teléfono con ella. Me sigue evadiendo y diciendo que una vez que estemos juntos todo va a estar bien. Pero eso no va a suceder.
He terminado con
ella
—y era verdad. La había tenido hasta en los ojos.
—Realmente espero que lo hagas. Te
mereces
algo mejor.
Pero, ¿qué va
a ser diferente esta vez?
—Voy a sentarla junto a sus padres, y lo diré hasta que ella
lo entienda. Eso o hasta
que su padre me eche.
—¡Ay! —ella se encogió.
—Sé
que es duro, pero es la única manera que se me ocurre para conseguirlo a través de su cabeza. Con
una audiencia.
—Estoy segura de que no quisiera ser tu —dijo ella. La vio moviendo
su copa.
—En este punto,
ya
ni siquiera importa. Soy inmute a su drama.
Necesito esto.
—Eso
explica porque no tenías ganas de volver
a casa
por
Navidad. Ambos se quedaron en silencio durante unos minutos, mirando el
fuego.
—¿Hay alguien
en tu familia que lo sepa? —preguntó Lali.
—Mi hermano, Pablo. Él lo sabe todo. El ayudará a interferir por mí.
Mis padres saben que ella mintió sobre el bebé. Estoy seguro
de
que adivinaron
el
resto.
—¿El hermano que ama la nieve?
—Ese es él. Pablo solía
acosarme para sacar la mierda
de mí cuando
éramos niños, pero si alguien me
daba problemas, él siempre me
defendía.
Lali
miró por la ventana.
—¡Mira! Dejo de nevar —saltó y
corrió hacia la
ventana.
La
nieve y el viento habían amainado. Una gruesa manta de nieve cubría el patio y los árboles como un glaseado helado.
—Se
ve como una tarjeta
de navidad —dijo
Peter.
—Es precioso. Me gustaría que
mi
teléfono no hubiese muerto. Me gustaría sacar
una foto.
—Déjame
ver el
mío
—él
fue por
su bolsa
y
sacó
su
teléfono—. Vamos
a
ver si
este bebé puede
encenderse —presiono
algunos botones y unos segundos
más tarde su teléfono sonó con una melodía
como en
tensión—. ¡Bingo!
—¿Tienes señal? —se asomó
por
encima de su hombro,
su bonita
cara a unos pocos centímetros de la
suya.
Peter hizo a un
lado sus
sentimientos.
Lali no apreciaría que estuviera
con ella después
de oír su poca
convincente
confesión.
Sostuvo el teléfono contra la
ventana.
—No
hay nada aquí —caminó alrededor de la cabaña mirando la
pantalla—. Nada. Ni siquiera una
barra.
—¿Cómo vamos a
salir de aquí?
—No
te preocupes.
Te sacaré de aquí y te devolveré a tu madre de
una sola pieza. Ten confianza, mujer de poca fe —apuntó el teléfono a la ventana, tomó una foto de la bella escena y luego una foto rápida de Lali en caso de que nunca la volviera a ver. Guardó el teléfono—.
Oh, me olvide de decirte. Tu pañuelo se cayó en el cobertizo.
Lo
até en el buzón.
Eso
debería de ser una señal por si alguien nos busca.
Espero que este bien.
—Esa es una gran idea. Ahora que la nieve y el viento han parado,
los arados deben de estar a todo lo largo del camino. Además, mi familia no es conocida por ser inactiva. Estoy
seguro de que todo está listo para enviar a un equipo de búsqueda —él podía imaginarse a su
padre coordinando a todos sus amigos y vecinos, propagándose por todas las carreteras del condado.
—Mi madre debe de estar
volviéndose loca. Me siento mal
—se quedó mirando la
prístina escena.
Peter puso su brazo alrededor de sus hombros y le dio un reconfortarle apretón.
—Todo va a estar bien.
Todo acabará pronto —le gustaba como Lali encajaba bajo la curva
de su barbilla.
—Gracias —ella puso los brazos alrededor de su cintura para un
rápido abrazo, pero luego los quito y
se
separó de él.
Él se alejó por lo que no tendría que hacer
nada torpe.
—Sé
lo que va a
animarte. No puedo creer
que no haya pensado en
eso hasta ahora —fue hacia su bolsa.
—¿Qué?
El sacó su laptop.
—Tengo música en mi
laptop y suficiente batería para por lo menos un par de horas —iban a divertirse esta noche, no
importa que pasara.
Pronto se iba a enfrentar a la realidad, pero en este momento tenía este
susurro mágico de víspera de Navidad.
—¡Oh por Dios! Esa es una
gran idea ¿Tienes música
de
navidad?, porque yo
tengo
un montón
—corrió
a
buscar
su portátil, su
rostro brillante de emoción.
—No
lo sé, vamos a ver —él lo encendió. Los sonidos y zumbidos
familiares llenaron el aire.
—Es raro escuchar
los sonidos de
la tecnología cuando hemos estados tan tranquilos en la cabaña
sin
nada —dijo ella.
—Es música para mis oídos
—él hizo varios
clicks en su laptop—.
Tengo un
montón de música, pero nada de Navidad.
Lali
encendió su laptop.
—Supongo que tienes una gran
cantidad de música country.
Él
sonrío.
—¿Y
tienes un problema con la música country?
—Nada, tus gustos son
un poco unidimensionales.
—A mí me gusta mucho
la música, pero el country es mi favorita en
estos momentos.
Su
laptop se iluminó y ella hizo clicks en varios íconos.
—Bueno, tengo una madre fanática de
la música navideña.
Colecciona CDs de Navidad. ¿Quién sabe?
Incluso podría haber un par
de canciones country
de Navidad.
Oh por Dios, esto es una conexión al
mundo
real. Es increíble, aunque
no
podemos
conseguir WI-FI. Casi
tengo ganas de besar la
pantalla
en estos momentos.
Y yo quiero besarte otra vez, pensó Peter, pero no
se atrevió a decirlo.
K perra Paula ,resultó k ni siquiera había bebé ,lo usó para retenerlo.
ResponderEliminarJajjajajajaja,"idea",k se presenten ante ella ,Peter y Lali diciendo k están casados...como me gustaría ver la cara d perra k pondría Paulita.
uff q perra q es paula! increíble
ResponderEliminarel se deja manejar demasiado también, ya odio a paula
q la bese!!! jaja
maass
mas mas maaaaaaassssssss
ResponderEliminarMas más más más
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