La
temperatura en el cuarto se hizo glacial y
no era porque el fuego
se hubiera apagado en la
madrugada. Lali se cruzó de brazos y se
mordió el labio. No había hecho nada malo. Está bien, no era verdad. Se había
enamorado
de
Peter cuando él oficialmente aun pertenecía
a esta
pequeña mocosa malvada.
—¡¿Qué?! Solo estoy diciendo…
no creo
que estuvieras
precisamente sufriendo. No puedo
creer que yo no
haya dormido
por
ti, mientras que todo el tiempo te revolcabas con esta… —Paula
le hizo una
seña despectiva a Lali—, persona. Ni siquiera sé que viste en
ella.
—¡Paula, suficiente! —Peter le gritó y ella se calló, pero siguió mirando a Lali.
Peter frunció el ceño y
negó
con la cabeza.
Lali
evitó la mirada de Paula y miró a su alrededor en la cabaña, sus ojos se detuvieron
en Peter
y después en su hermano.
—Bueno chicos,
¿queréis quedaros aquí todo
el día o
queréis ir a casa? —preguntó Pablo.
—Salgamos de aquí —dijo Peter, con la
primer nota de optimismo
desde que Paula camino dentro de la cabaña.
—Sí, entre
más pronto mejor —murmuró
Lali.
Paula se dejó caer en una silla
cerca de Peter y vió cada
movimiento de Lali. Peter negó con la
cabeza.
—Paula, ¿por
qué no esperas en la camioneta?
—No, me quedaré aquí. —Le dio una mirada helada y regresó los ojos hacia Lali.
—Estoy seguro de que a Lali le gustaría vestirse sin ti.
—Pero tú te vas a quedar. No confío en ella —murmuró lo
suficientemente alto para que Lali pudiera escuchar.
—¡Por amor de Dios, Paula, espera
en la
maldita camioneta! Actúas
como una
niña de dos años —la tomo del brazo y la levantó.
Pablo dio un paso
adelante.
—Vamos Paula.
Esperemos en la camioneta, donde se está caliente. Tengo la radio para
avisar que los encontramos.
Paula pisoteó con sus botas de diseñador fuera de la
cabaña, cerrando la puerta
detrás de ella.
—¡Vaya, es todo un caso! —dijo Lali. Para una chica
que engañó a
su novio para
que le propusiera matrimonio, continuaba
actuando
como si éste le perteneciera. Si lo que había dicho Peter era verdad,
él había estado tratando de romper
el compromiso, ella no lo dejaría
ir.
—Te lo dije. —Peter
se frotó las manos sobre la cara.
—¿Necesitais ayuda? Si no,
estaré en la camioneta —dijo Pablo, con
su
mano en la puerta.
—¿Puedes dejarle un mensaje a mi madre?
—Es por
lo
que estoy llamando por radio. El servicio de teléfono aquí es en el mejor de los casos irregular. Tu madre reporto tu desaparición
anteanoche y dijo que estabas viajando con alguien
llamado Peter. Los policías pusieron el reporte juntos, mis padres y tu madre han estado
en contacto. Saben
que
estamos buscándoos.
—Gracias. Realmente lo
aprecio. —Al menos, eso era un punto de
luz en medio de este lio.
—No
hay problema. —Pablo le sonrió con calidez, lo cual era un
agradable cambio después de Paula, la pequeña, arrogante e irritante.
Pablo los dejó solos en
la fría cabaña. Lali suspiró con alivio. Qué
manera de despertar. Anhelaba un par de analgésicos y un galón de agua.
—Feliz Navidad —Peter hizo una
mueca. Ella le dio una sonrisa
forzada.
—Feliz Navidad. —Se metió al baño y terminó de cambiarse. Cuando Salió, Peter se había
puesto sus jeans y se había puesto de nuevo su
sudadera. Estaba doblando la cama dentro del sofá.
—Déjame ayudarte. —Acomodó los cojines y dobló las cobijas.
—Sé
que las cosas
están hechas un lio con Paula y todo, pero
realmente
disfruté
pasar tiempo
contigo.
—Peter
se
veía tan serio mientras doblaba mal una
sábana.
—Yo
también. —Lo único en lo que podía pensar era en las horas que había pasado en sus brazos, besándose en frente de la
chimenea.
—Siento mucho que Paula
sea tan…
—¿Perra? —sugirió. A pesar de
la pequeña actuación de Paula, era claro que no le importaba nadie más que ella misma.
Se río.
—Sí, es correcto. No tiene derecho a hablarte de esa
forma.
—No
hay problema, ella no es nada para mí. Me alegro que vayas a
arreglar tu situación y no te cases con ella. Serias
muy infeliz. —Lali oró
para que todavía planeara romper con ella.
—Esquivé
una bala con
ella. Eso es seguro.
—¿Cuándo vas hacerlo?
¿Romper?
—Tan pronto como sea posible. No en mi casa, con mi familia.
Necesito que sea en su casa,
donde sus padres estén para recoger sus
pedazos. Tiende a
ser muy dramática.
—¡Caramba, no lo noté!
Recogieron los trastes y las botellas vacías.
—Me
siento terrible dejando tanto desorden. Desearía que pudiéramos hacer algo
con
la ventana rota y todas las cosas que nos comimos.
—No
te preocupes. Mi padre llamará a los policías para saber de quién es este lugar. Probablemente estará aquí mañana instalando una
nueva ventana.
—¿Qué pasara con tu camioneta? Lo había olvidado. Espero
que esté bien.
—Si
continua ahí, tendré que remolcarla.
Espero que no haya sufrido mucho daño.
—He
tenido
bastante
por Navidad.
Y
pensar lo enfadada
que
estaba
por tener
que ir al
norte. Si no
lo hubiera hecho.
Nunca te
hubiera conocido.
—Me alegro que lo hicieras.
Recogieron sus bolsas,
la vela estaba bien guardada en su
mochila. Era la única prueba que
tenía Lali del tiempo pasado con Peter. Él no
había dicho
nada de verse de nuevo. Tenía su equipaje
sobre
el hombro y puesta una sonrisa en
la cara.
—Bueno, creo que es todo.
—Sí, supongo que tenemos todo. —Se veía pensativo—. Sabes, tal
vez
después…
Una fuerte bocina
de camioneta
se escuchó.
Su corazón cayó. Quería que terminara lo que iba a decir, pero él no
lo
hizo.
—Creo que Pablo
está listo.
—No. Esa
era Paula.
—Ah.
—Supongo que es mejor
irnos.
Tomó la bolsa que le quedaba. En la puerta, Peter se detuvo con la mano en el pomo. Parecía que iba
a decir algo, pero
se escuchó otro
bocinazo. Abrió la
puerta.
Lali
pasó a centímetros de él, mas consiente de él que antes, de su
esencia, el ángulo de su quijada y su pelo despeinado.
Cruzó el umbral, luego miró hacia atrás
una última vez. Cuando pensara en
Navidad, siempre
recordaría su tiempo aquí.
Lali
se dio la vuelta y entro en
la fría realidad de un
nuevo día.
masss masss massss
ResponderEliminarTendría k haber hablado.
ResponderEliminarIntensa,y pesada Paula!!!
más más más
ResponderEliminarodio a paulaa
ResponderEliminarmaass
porque no le termino d decir lo q queriaaa
maass
Que inoportuna Paula, tienen que despedirse bien
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