viernes, 19 de junio de 2015

Capítulo Final

¡Llegaba tarde! Lali observó de nuevo el reloj: 9:15 am. Tembló. Si era lista, regresaría al interior de la cabina de Nicolas para esperar, pero entonces tendría que enfrentarse a su madre de nuevo. Estaba claro que no se verían cara a cara en mucho tiempo.

Su madre no entendía como sus acciones no impactaban en sus hijas. Durante una segunda discusión la última noche, mamá dijo eso porque Lali tenía dieciocho años y era una adulta, su madre más o menos terminó de criarla.

Lo que sea que hubiera habido entre los padres de Lali había convertido a su madre en alguien a quien Lali no reconocía, o que especialmente le gustase ahora. Al menos la actitud de su madre hizo más cil a Lali marcharse. De hecho, su madre pareció aliviada de que no tendría que lidiar con Lali durante otros dos días.

El aire frío penetró en su abrigo. Como mínimo esta vez llevaba botas y no zapatillas de deporte. Miró a la carretera y vio un vehículo llegar a la vista. Un segundo después, reconoció la camioneta azul de Peter. El índice de su corazón se aceleró.

La camioneta disminuyó y pa a su lado. Ella abr la puerta.

Hey, Lali. —Sonrió él, y ella volv a enamorarse de su rostro.

Hola. Devolvla sonrisa. ¿Había alguna posibilidad de que él estuviera tan feliz de verla como ella de verlo a él?

Peter sal y caminó entorno a la camioneta.

—Aquí, déjame ayudarte. Cogió su gran lona y la tiró en la parte trasera. Alargó el brazo para coger la mochila, pero ella lo apartó.

—Gracias, pero lo mantendré conmigo, el portátil está ahí.

Bien. Cogió la bolsa de compra.

Esto también lo mantend delante. Son regalos de mi madre y mi hermana. No querría que les ocurriera nada. Lo obser, esperando alguna sal de que estaba contento de verla.

Peter levantó una ceja.

Sírvete tú misma.

Él se detuvo y la miró. Ojala pudiese leer sus pensamientos. Él llegó al bolsillo de su abrigo y sa la bufanda roja. Se había olvidado de eso.

Con manos suaves, Peter envolv la bufanda alrededor de su cuello y la arropó. Ella sonrió. La bufanda oa a Peter. Sus dedos le acariciaron la mejilla.

La miró a los ojos, después se inclinó adelante y capturó su boca. El familiar toque de sus labios en los suyos env cálidos temblores a través de ella. La besó suave y largo. Ella saboreó su dulzura.

Los labios de él se apartaron. Peter dio un asentimiento satisfecho, dio la vuelta y entró en la camioneta.

Lali resplandecía por todos lados. Perdiendo el tiempo, maniobró las bolsas permanentes en la cabina y subió. Era un espacio apretado. Apretujó las mochilas en el suelo y notó el posavasos.

Había dos tazas de café humeantes lado a lado.

Nochevieja

Vamos, dame una pista. ¿A dónde vamos? —pidió Lali a Peter que le dijera. Él sonrió.

—Lo sabrás muy pronto.

Caminaron de la mano, sus dedos entrelazados. Él y Lali habían salido un par de veces desde que volvieron a Madison hace unos pocos días, pero esta era su primera cita oficial, y él planeaba hacer de ésta una cita que ella nunca olvidaría.

Desde que Peter había roto con Paula el día de Navidad, nunca se había sentido más feliz. Al sentarse en la mesa de la cocina de Paula junto con los padres de ella había señalado las mentiras de Paula sobre el embarazo y el hecho de que ahora eran personas diferentes de las que lo fueron en el instituto. Paula se lo tomó mejor de lo que pensó. No tuvo una rabieta o lo insultó. Su padre no lo golpeó, pero su madre lloró.

Paula se las arregló para meter un golpe cuando le devolv el anillo. Dijo que de todas formas siempre había querido un diamante más grande. Él escuc que al día siguiente estaba saliendo con otro chico.

Peter apretó la mano de Lali mientras giraban la esquina. Se unieron a un gran torrente de personas caminando hacia el Kohl Center, el complejo atlético de la universidadonde  tomaban  lugar todolos grandes eventos.

—¿Vamos a un partido de hockey? —Preguntó ella. Peter rió.

—No, esto será mucho mejor que un partido de hockey. Creí que deberíamos comenzar una nueva tradición por nuestra cuenta.

—¿mo ir a la nieve en una cabaña cada Navidad?

Sí, algo así.

Cruzaron la calle con una multitud de otros. Lali divisó autobuses de tours.

—¿Es eso lo que crees? ¡Oh, Peter! —Lo acercó más hasta que pudo conseguir una vista más cercana.

Una fila de autobuses de tour y semi-trailers se alinearon por la calle. El logo de La Orquesta de Trans-Siberia estaba impreso en todos.

¡No puedo creer que lo recordases! lo abrazó.

—¿mo podría olvidarlo? Hablabas sin parar sobre ello.

—Ni siquiera note que estábamos en la ciudad. Imagino que con la separación de mis padres, nunca pres atención cuando las franjas estaban viniendo. Sabía que no iba a verlos.

Bueno,  ahora  sí.  Bajó  la  frente  hasta  la  de  ella—.  Tener  que subirte en mi camioneta es lo mejor que jamás me ha ocurrido.

Lali sonrió.

—A también.

Peter besó su dulce boca. La nieve comenzó a caer. Lali lo condujo hacia el edificio.


¡Venga! ¡Vamos! No queremos llegar tarde.

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