miércoles, 3 de junio de 2015

Capítulo 10

Un par de minutos más tarde, Peter volv con un trozo de madera.

Es mejor que des un paso atrás, solo en caso de que los vidrios caigan como moscas por todas partes.


Agarró la madera en sus manos enguantadas y golpeó firme contra la ventana. Nada. Golpeó de nuevo, más fuerte, creando una grieta. Luego se volv de nuevo con fuerza y clavó.

El cristal se hizo añicos. Quitó la madera en los bordes interiores del marco de la ventana para golpear el cristal irregular en el camino. Rozó los fragmentos dispersos por el lateral y se volv hacia Lali.

—Vamos a dormir en el interior esta noche.

Suspiró aliviada, agradecida de que finalmente encontraran un refugio seguro.

—Voy a subir y vengo a abrir la puerta.

Eso estaba bien para ella. No sabía si podía subir sus tiesos miembros congelados a través de la ventana.

Peter   rozó   e bord de alféiza de  nuevo pus las  manos enguantadas en él y se levantó. Agachó la cabeza y desapareció en el interior, con las piernas raspando el borde mientras lo hacía.

Lali contuvo el aliento, rezando para que estuviera bien. Un par de segundos  después,  él  apareció,  con  la  mirada  más  feliz  que  había tenido en todo el viaje.

Da la vuelta, a la puerta de atrás. Nos encontraremos allí.
Agarró el trozo de leña y lo abrazó, corriendo lo mejor que pudo hasta la puerta. Por un instante, sint pánico, miedo de que él no estuviera al para dejarla entrar, que estaría atrapada fuera. Pero sus temores resultaron falsos cuando la puerta se abrió de golpe, y Peter se adelantó para ayudarla a entrar.

Cerró la puerta tras ella, bloqueando los vientos lidos. Suspiró, exhausta y fría por su caminata. Miró alrededor de la sala oscura, aturdida por el silencio de la cabaña en comparación con el exterior. Estaban de pie en una cocina con un contador que sobresaa. Las sombras de los muebles se alzaban en el espacio más allá.

Peter se quitó los guantes y se frotó las manos.

Estoy tan frío que mis dedos se pueden caer.

—No creo que pueda llegar a sentir calor de nuevo. Oh, aquí. Pensé que  íbamos  a  necesitar  esto.  Puso  el  pedazo  de  leña  sobre  el mostrador, la mochila y el bolso lo siguieron.

Peter bus en los bolsillos del abrigo y sa la linterna.

—Vamos a dar una mirada alrededor y ver lo que tenemos. No hay electricidad, lo he comprobado. O el dueño lo apa cuando se fue, o la tormenta derribó las neas de energía.

Dirig la luz poco a poco alrededor de la cabaña, dejando al descubierto una pequeña cocina que se abría hacia un salón principal. Un gran y viejo sofá marrón estaba anclado en la habitación con una mesa de centro sobre una gran alfombra trenzada en frente de una chimenea de piedra.

¡Bingo! —Peter se volv hacia ella, con una voz tan brillante que podía imaginar su gran sonrisa.

Gracias a Dios. Examinaron la chimenea y encontraron un atizador y cepillo en un soporte, una cesta de periódicos viejos y en la repisa una lámpara de queroseno antigua. Se preguntó si se trataba de una decoración antigua o algo que podrían utilizar realmente. Encontró un par de fotos enmarcadas, probablemente de los  propietarios en cuya vivienda acababan de irrumpir, y una gran caja de cerillas de madera.

—Vamos a hacer fuego de inmediato.  —Lali no pudo evitar la urgencia de su voz. Se trasladó a la cocina para agarrar el trozo de madera.  Su jeans   se   sentían  como  cartón  duro  contra  su   piel congelada.

Peter se arrodilló ante la chimenea con la rejilla abierta, arrugando el periódico.

—Aquí, toma la linterna y mira si hay alguna leña apilada por allí. Lali dirig el haz hacia el otro lado de la chimenea y descubrió un cubo de metal con madera. Lo arrastró.

Hay solo tres piezas.

—Gracias. Eso será suficiente para obtener un incendio. Voy por más madera en pocos minutos.

—Puedo traer un poco ahora ofreció.

—No, tú necesitas entrar en calor. Estás temblando.

Lali resistió el impulso de abrazarlo. Realmente no quería volver a salir.

—Gracias.

Mientras que él organizaba el periódico y la madera, ella apuntó el haz de la linterna hacia la chimenea.

Encend un fósforo y los bordes del papel.

Eso es. Prende, nena, Prende.


Las diminutas llamas se extendieron rápidamente, atrapando más papel  en efuego. Lali se acercó más, anhelando ecalor. En un minuto, el papel fue engullido por las llamas, pero a los pocos segundos, el humo lle la habitación

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