domingo, 14 de junio de 2015

Capítulo 22

Hola a todos, bueno solo avisarle que ya no queda muchos capítulos y pues solo leí una novela se llama "NO ESTABAS EN MIS PLANES" pero esta inglés, tendría que traducirla y adaptarla, les voy a subir la Sinopsis mañana a ver si les gusta.

Un estruendo fuerte perturbó el sueño de Lali. Odiaba las mañanas y odiaba despertarse temprano, especialmente cuando estaba disfrutando de ese grandioso suo. Le doa la cabeza  por  beber  demasiado  vino  y  su  boca  sabia asquerosa. Alcanzó su nariz para rascarse. El aire enfrió su cara. Metió de regreso su mano bajo las banas y se acomodó entre las suaves mantas con el tibio cuerpo a su costado.

Los ojos de Lali se abrieron.

Peter estaba acostado frente a ella, un brazo bajo la almohada, el otro sobre su cintura. Su cara, relajada y hermosa, puso a su corazón a dar  volteretas. Se  tomó  un  minuto  para  disfrutar  la  vista  de  su  pelo despeinado y la forma perfecta de su boca. Durante el día, trataría de no mirarlo para que no se diera cuenta, pero ahora ah. ¡La forma en la que ese hombre tenía de besar! Sonr recordando su sesión liándose y mov los dedos de sus pies.

Escuc un ruido. Sonaba como la puerta de un coche cerrándose.
¡Oh, Dios! ¿Habían llegado a rescatarlos? Se sentó y el brazo de Peter se deslizó sobre sus piernas desnudas. ¿Eran los dueños? Miró alrededor hacia las botellas vacías, las envolturas de los chocolates y los platos de la cena de Navidad. En lugar de botas colgadas sobre la chimenea, estaba rodeada de ropa secándose sobre sillas. Habían desordenado el lugar.

Peter. Alguien está aquí. —Le dio un codazo. Él se movió.

—¿Qué?

Alguien to la puerta en la cabaña. Lali se sobresaltó.

¡Despierta! mov a Peter de vuelta. Repentinamente la puerta se abrió y un joven entró. Usaba un sobrero tejido, un abrigo grueso y no traía guantes.

—¿Hola? ¿Hay alguien aquí? —Sus ojos escanearon la cabaña e inmediatamente aterrizaron en Lali, la cama y la espalda de Peter—.

Oh.   —Apartó   l mirada—.   Sient interrumpir Esto tratand de encontrar a mí

—¿Pablo? —Peter se giró y se sentó, despertando inmediatamente. El joven sonrió ampliamente.

¡Peter! ¡Hijo de puta! —sacud sus botas para quitar la nieve y cruzó la habitación. Peter, usando nada más que su bóxer, se encontró a medio camino con Pablo. Se dieron un abrazo de oso y palmearon sus espaldas.

Lali miró sus largas piernas, su delgada cintura y su musculoso pecho. No podía creer que se hubiera acurrucado cerca de él toda la noche. Se ali su playera y deseó no  haberse  quitado el  pantalón anoche cuando hacía demasiado calor. El cuerpo de Peter irradiaba calor como un horno. ¿Qué pensaría de ella su hermano?

—¿Por  qué  no  me  sorprende  que  hayas  aparecido?  —preguntó Peter. Ambos hombres sonrieron y Lali vio el parecido de los hermanos.

—Nuevas llantas, quitanieves y la más grande tormenta en años, ¿mo podría no estar aquí?, además ver a mamá comerse las uñas, tratando de no llorar y poner un freno a las vacaciones. Realmente arruinaste la Navidad.

—Lo lamento Peter se rascó la cabeza, desarreglándose a un más el pelo—. Oh, mierda. Lo siento. Lali, este es mi hermano, Pablo. Te dije que le encanta jugar en la nieve.

Hola dijo, avergonzada de ser encontrada en la cama con su hermano. Su cabeza palpitaba y sabía que lucía como el infierno. Ciertamente se sentía así.

Hola le contestó él.

Notó que Pablo trataba de ocultar una sonrisa, mientras se daba cuenta del desorden de la habitación. Parecía que habían hecho más de lo que realmente había sido.

Pablo se giró hacia su hermano.

Peter, debo advertirte…

Peter lo interrumpió antes de que pudiera terminar de hablar.

—Pablo, Lali hizo la más increíble cena anoche.

Peter —Pablo comenzó de nuevo, preocupado.

—No creerías lo que puede cocinar sobre el fuego.

¡Peter! —gritó en voz alta para captar su atención.

—¿Qué? —contestó distraído.

—No vine solo dijo en voz baja y señaló con su cabeza hacia la puerta.

¡Oh! —sus ojos se desorbitaron y volteó hacia Lali con expresión de dolor.

¿Qué? ella deseaba poder leer su mente.

La puerta se abrió y repentinamente una chica apareció. Vestida con un abrigo blanco, el filo de la capucha forrada en piel, podría haber sido modelo para un anuncio de las botas Ugg que llevaba. Pelo rubio sedoso brill d labio rosa   y  larga pestana oscuras enmarcaban sus ojos. Paula.

Lali miro estupefacta, al pequeño pastel de crema que había invadido su secreta Navidad bajo la tormenta de nieve.

¡Peter, Dios mío! —se lanzó inesperadamente a sus brazos—. Oh, bebé. Estaba súper preocupada. No tienes ni idea. Anoche, de la preocupaciónpor  poco  no  abro  mis  regalos  de  Navidad.  Lo abrazaba y besaba repetidamente, mientras él trataba de zafarse.

Lali quería evaporarse en el aire, pero no podía dejar de ver a Peter y al tornado blanco envuelta alrededor de él.

Él la sostuvo fuerte, poniéndola sobre sus pies. Se limpió la boca y miro a su hermano.

Pablo se encogió de hombros.

Cuando escuc que estaba por salir al amanecer para buscarte, insist en venir. No aceptó un no por respuesta. Sabes como es.

Estaba tan asustada. Llo toda la noche —exclamó.

Lali lo dudaba, basada en el brillo de sus ojos y en su apariencia de porcelana.

Peter quitó los brazos de Paula de su cintura, pero ella se colgó de su brazo. Miró a Lali, claramente avergonzado. Ella apartó la mirada y Nicolasó sus jeans de una silla cercana. ¿Podría alguna vez sacar de su menta la imagen del sexy Peter en ropa interior y de la muy pulcra Paula? ¿Por qué tenía que estar aquí?

—¿mo nos encontraste? le preguntó a Pablo.

—La policía llamó anoche cuando encontraron tu camioneta en el rio. De seguro sabes cómo asustar a la gente.

Debiste haber estado en la camioneta. No fue exactamente un paseo en trineo, ¿cierto? Peter se giró hacia Lali.

Lali  lmiró  mientras  se  subía  los  jeans  por  la  cadera.  Paula finalmente la notó por primera vez y se sorprend como si Lali fuera una espinilla  en la punta de la nariz.

—¿Quién eres tú?preguntó.

Paula, ella es Lali. La estaba llevando con su madre, para pasar Navidad.

Los ojos de Paula viajaron sobre la apariencia descuidada de Lali, haciéndola sentir más incómoda que si un grupo de chicos de fraternidad le lanzaran miradas lascivas.

¡Dijiste que estabas llevando a un amigo, pero nunca dijiste que ese amigo fuera una chica!

Paula notó las mantas desordenadas en el sofá cama. Miró a Lali, quien ya se estaba abotonando los jeans, hacia Peter en bóxer.

¡Dormiste con ella!

—No es lo que parece. —Sus ojos fueron directos hacia Lali. Y vio tanto en la profundidad de su conflicto. ¿Era culpa, arrepentimiento o vergüenza a secas por ser encontrado de esta forma?

—¿Me has engañado? —preguntó, su cara inundada de asombró.

—No, y de todas formas, no seria que te haya engañado, ¿verdad? —preguntó intencionadamente.

Ignorando su comentario, Paula vio los restos de la pequeña fiesta. Frunció el ceño ante las botellas de vino vacías, luego con su uña con manicura francesa movla envoltura plateada y las envolturas de chocolates. Lali  no  quería  que  Paula  estuviera  cerca  de  sus  cosas, donde podría ensuciar los recuerdos de su noche especial.

El labio inferior de Paula sobresaa, haciendo un puchero con brillo rosa.

—¿Me  compraste  chocolates  luego  dejaste  que  ella  se  los comiera?

Peter puso los ojos en blanco.

—No. No todo es acerca de ti, Paula. Lali los compró y los compartió conmigo.

Paula hizo un pequeño resoplido. Se acercó para alcanzar la vela de canela, usada hasta la mitad en el frasco.

Esto también es mío. —A pesar de que Lali lucía como una persona sin hogar y probablemente oliera igual que una, cogió la vela. No iba a permitir que esta mimada, quiero ser una Kardashian” tocara el regalo que le dio Peter. ¿Y por qué tenía tanto maquillaje? Estaban en un pueblo alejado en el norte de Wisconsin, no en una alfombra roja de premier en Los Ángeles, por amor de Dios.

—No parece que hayas sufrido mucho Paula se quejó—. Te imaginaba acurrucado en alguna cueva, en ninguna parte, solo. Pero parece que me perdí de pasar un buen tiempo. ¿Cómo pudiste?


Paula, déjalo dijo Peter.

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