miércoles, 15 de enero de 2014

Capítulo 57

Peter la tumbó en la cama y le quitó la ropa lentamente, hasta que estuvo desnuda. La miró de arriba abajo, deleitándose.
—Nunca había visto nada tan maravilloso ni tan perfecto.
—Entonces ven a mí —dijo ella estirando los brazos—. Deja que te abrace para comprobar por mí misma que nunca tendré que dejarte marchar.
Él se quitó la ropa y se tumbó a su lado, procediendo a adorar su cuerpo hasta que llegó un momento en que no supo dónde acababa ella y dónde empezaba él. Cuando alcanzaron el máximo placer, ella gritó su nombre y se agitó en sus brazos. Él gritó con ella.
Lali se quedó dormida y, cuando se despertó, Peter estaba sentado al borde de la cama, observándola.
—Vamos al balcón.
Él preparó té y los dos se sentaron junto al jacuzzi.
—Mientras dormías —dijo Peter de pronto—, recibí una llamada.
—¿Era Haynes? ¿Estaba lanzando más amenazas?
—No, no era Haynes. Pero se trataba de él. La policía lo ha atrapado a este lado de la frontera de Queensland. Parece que se había dado cuenta de que estaba en apuros y estaba intentando escapar.
—¿Así que está detenido?
—Sí —dijo Peter dándole la mano—. Resulta que tú no eres la única a la que ha estado chantajeando. Hay tantas pruebas contra él, que irá a la cárcel por un largo periodo de tiempo.
—Oh, gracias a Dios —dijo Lali, y no supo bien cómo, pero de pronto estaba de pie en brazos de Peter. Presionó la cara contra su pecho, reconfortada por el latido de su corazón—. Quiero sentir pena por él, pero me siento más tranquila ahora que sé que lo han atrapado. Creo que nunca me daré cuenta de lo verdaderamente malo que era.
Peter le acarició el pelo y le dio un beso en la cabeza. Luego se apartó para mirarla a los ojos.
—Habrá que decírselo a Euge y a Nicolas, pero eso te lo dejo a ti. Me doy cuenta de que Euge aún tiene que contárselo a su marido. De momento quiero que tú y yo nos concentremos en nosotros. Tenemos muchas cosas que hacer para poner al día este matrimonio.
—¿Ah, sí? A mí me parece como si este matrimonio acabara de empezar. Te quiero, Peter Lanzani, con todo mi corazón. Me encanta ser tu esposa y tener tu bebé.
—Aún hay algo que tenemos que hacer —dijo él—. Algo que llevo queriendo hacer desde que te traje aquí la primera vez.
—¿Qué es? Haré lo que quieras. Lo que te haga feliz.
—¿De verdad? —preguntó él, y fingió considerar la oferta, pero enseguida desvió la mirada hacia el jacuzzi—. Ya lo intenté una vez cuando hablaba de hacerte mi esclava. Es muy simple, Lali. Quiero iniciarte en los placeres de bañarnos juntos en el balcón.
—¿Sólo bañarnos? ¿Es eso lo mejor que puedes ofrecer?
Él le tomó la mano y la condujo hasta el jacuzzi.
—Oh, creo que lograré hacerlo un poco más interesante para mí querida esposa.
—Yo debería pensar en eso también —dijo abrazándolo con fuerza—. Te quiero, Peter.
—Yo también te quiero, mi adorada señorita. Deja que te muestre cuánto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario