lunes, 13 de enero de 2014

Capítulo 55

—Creo que será mejor que empiece por el principio. Accedí a casarme contigo pero en realidad nunca tuve la intención de seguir adelante con el plan —cuando él se dispuso a hablar, ella lo interrumpió—. Por favor, deja que termine antes de que pierda las fuerzas.
—De acuerdo.
—Fingí que iba a casarme contigo para seguir siendo tu ayudante por más tiempo.
—En otras palabras, me mentiste, ¿no?
Se merecía la acusación, pero escucharla de sus labios era aun peor.
—Sí, te mentí. Dejé que pensaras que quería casarme cuando lo que en realidad quería era ahorrar el suficiente dinero para mis necesidades.
—¿Qué planeabas hacer cuando consumieras el dinero? ¿Por qué no aferrarte a alguno de mis fondos cuando nos hubiésemos casado? Deberías haber sabido que yo te lo daría.
—Trataba de ser honrada —qué estúpido sonaba eso ahora. Totalmente ridículo decir a la cara el modo en que lo habría tratado. Dentro, su corazón le pedía que al menos intentara comprenderla un poco—. No podía permitirme perder mi trabajo y tú me amenazabas con mandarme a mi antiguo empleo si no me casaba contigo.
—Yo no… —Peter se detuvo y se frotó la frente con los dedos—. Supongo que es cierto. ¿Pero por qué necesitabas el dinero tanto? ¿Para qué era?
—Para proteger a Euge. Ella se lo había robado a su jefe, él lo descubrió y la chantajeó. O le pagaba lo que le debía y más, o la mandaría a la cárcel por malversación. Eso la habría destrozado y habría arruinado la carrera de Nicolas.
—Así que Euge fue corriendo a pedirte ayuda. ¿Nunca te han entrado ganas de estrangular a esa hermana tuya?
—Bastante frecuentemente —era la primera vez que Lali sonreía desde que había llegado—. Pero quiero a Euge. No podría soportar la idea de que acabara en prisión, y además ella está intentando mejorar ahora, Peter. De verdad.
—¿Ésa era la razón por la que pediste el préstamo? ¿Para pagar al chantajista? ¿Era el mismo hombre que te atacó en el aparcamiento?
—Sí. Hice lo que pensaba que era el último pago, pero entonces me dijo que tenía que pagarle otros setecientos cincuenta mil.
Se estremeció al recordar la mirada de Haynes aquel día. Había puesto la vida de Peter en peligro y luego la suya y la de su bebé. ¿Cómo había pensado que podría protegerse de un tipo así? Debería haber reconocido el peligro entonces y haberle dicho a Peter la verdad, y afrontar las consecuencias. No dejar que las cosas llegaran a ese extremo.
—Me dio tres días para darle el primer diez por ciento. Yo no pude. Pagué a un indigente para que le diera el mensaje a Haynes, diciendo que necesitaba más tiempo y que pagaría en cantidades menores. Pensé que estaría de acuerdo. Me equivocaba.
Peter permanecía impasible, pero Lali se obligó a continuar.
—Amenazó con hacerte daño a ti si no le pagaba. No podía ir a la policía. Eso habría delatado a Euge y tú te habrías dado cuenta de que había estado engañándote y me alejarías de tu vida, y así yo no podría vigilarte. Lo único que podía hacer era asegurarme de que yo estuviera allí para protegerte.
—Podías habérmelo dicho —dijo él desde su asiento—. Dios, Lali. Yo te habría protegido.
—¿Incluso después de que te hubiera mentido desde el principio? Habrías puesto fin a este matrimonio y entonces no habría habido nadie que cuidara de ti. Yo te observaba todo el tiempo, preocupándome, y esperaba que, cuando me reuniera con Haynes, estuviera de acuerdo con mis condiciones. Le pagué diez mil dólares y traté de razonar con él, pero estaba furioso. Lanzó más amenazas. Me dijo que tenía que conseguir el resto del dinero. Sólo me dio unos días para conseguirlo. Estaba desesperada. No sabía lo que iba a hacer. Entonces me di cuenta de que no me venía la regla y supe que estaba embarazada. Todo eso ha ocurrido. Y no puedo creer que fuera todo ayer. Antes de que tuviera tiempo de asimilar la noticia, Haynes trató de secuestrarme. Había decidido hacerte pagar un rescate en vez de conseguir el dinero a través de mí.
—Lo mataré —dijo Peter apretando los dientes.
Ella se mordió el labio.
Peter entornó los ojos.
—Hay más, ¿verdad?
—Dijo que después iba a matarme.
—Irá a la cárcel por eso —dijo él furioso, pero volvió a sentarse—. Tengo poder, Lali. Podrá decirle a la policía lo que quiera, pero me aseguraré de que la historia de Euge nunca salga a la luz. Haynes pagará por lo que nos ha hecho. No pagaremos nada más. Cuando pienso en lo que podría haberte ocurrido… Te quiero, Lali. No quiero volver a verte en peligro nunca más.
—No puedes seguir queriéndome. Me casé contigo con falsos motivos. Te debo todo el dinero que gastamos en la ceremonia. Y me has comprado un coche que tendré que vender. Y pedí un préstamo a tu nombre. Trataré de devolverlo de algún modo. He puesto tu vida en peligro, y la del bebé.
Las lágrimas amenazaban con salir una vez más, y tuvo que parpadear para mantenerlas a raya. Más tarde podría derrumbarse y llorar hasta que no le quedara nada, pero todavía no.
—Si me hubiera aferrado a mis convicciones y al menos no me hubiera acostado contigo, no estaría embarazada. Pero yo no puedo lamentarlo. Quiero tener tu bebé. Al menos tendré algo que darte. Y prometo que nunca volveré a molestarte mientras pueda quedarme con los recuerdos.
—No me has escuchado, ¿verdad? —dijo Peter mientras se ponía en pie y levantaba a Lali hasta que sus cuerpos estuvieron unidos—. Has dicho que me quieres. ¿Era cierto o es que tratabas de suavizar todo lo demás?
—Es verdad —dijo ella mirando su pecho, incapaz de mirarlo a los ojos—. Es cierto. Te quiero, y he tenido la oportunidad de casarme contigo. Estoy agradecida por eso.

—¿Y pretendes rendirte y alejarte de todo lo que eres capaz de tener?

No hay comentarios:

Publicar un comentario