viernes, 3 de enero de 2014

Capítulo 44

Hubo una incómoda pausa durante la cual Lali pudo oírlo respirar al otro lado de la línea.
—Déjame tirado —prosiguió Haynes— y lo lamentarás.
—No puedes hacer eso. No tengo el dinero. ¿Qué estás diciendo?
Pero era demasiado tarde. El chantajista había colgado. Lali también colgó el auricular con rapidez. Tenía la extraña sensación de que, si no tenía cuidado, Haynes aparecería por el teléfono para hacerle daño.
Su parte racional le decía que era absurdo, pero estaba aterrorizada, y durante unos minutos se quedó sentada sin moverse, sintiendo el terror en el estómago.
No había elección. Tenía que conseguir el dinero de inmediato. Era irónico. Antes de la boda deseaba terminar de pagar el chantaje, pero no podía conseguir el dinero. Ahora, como era la esposa de Peter, podría usar su nombre para conseguir un préstamo, y sin embargo no quería hacerlo.
Porque, cuando terminara de pagar a Haynes, su matrimonio habría acabado.

El resto de la semana pasó muy deprisa. Antes casi de poder darse cuenta, Lali estaba en Greenhaul Park, al otro lado del edificio Lanzani.
Las calles rugían con el ajetreo del mediodía. Los viandantes, los corredores, las madres con niños pequeños, adolescentes jugando al hockey. Y todo tipo de trabajadores de oficina tomándose algo de tiempo para comer.
Lali iba ahí a menudo a comer. Un hecho que el chantajista sabía y del que se había aprovechado en el pasado. Aquel viernes observaba el ir y venir de la gente con el corazón hecho trizas.
Había conseguido el dinero. Había utilizado el hecho de ser la mujer de Peter para conseguir un préstamo bancario que de otra forma no habría podido lograr. Si no podía devolver el dinero, el banco recurriría a su marido, así que parecía que iba a tener que devolver el préstamo incluso después de haber dejado Lanzani's.
Al menos tras ese día, el chantajista desaparecería de su vida. Lali se sentía aliviada con eso, porque con cada encuentro, él se volvía más aterrador.
Cuando lo sacara de su vida, Lali abandonaría Lanzani's para siempre. Ese mismo día, antes de que Peter regresara. Él se pondría furioso al verla salir de su vida, y eso le causaba un gran dolor, porque se había enamorado de él.
Algo muy estúpido por su parte. Él no había cambiado. No la amaba más que cuando le había propuesto que se casara con él. El sexo lo había satisfecho, pero sus emociones seguían sin aparecer. Eso nunca cambiaría.
«Es lo correcto. Me mataría quedarme con él sabiendo que no comparte mis sentimientos».
En cualquier caso, ¿cómo iba a quedarse sabiendo que lo había engañado desde el principio? Si trataba de explicárselo, la odiaría, y tampoco podría soportar eso.
Buscó a Gordon Haynes y se prometió a sí misma que, según hiciera el pago, regresaría a la oficina directamente y redactaría su dimisión. Su dimisión tanto de empleada como de esposa. Era una carta que aún no había podido escribir, a pesar de todos sus esfuerzos por aceptar el hecho de que tenía que irse.
Al menos se había ocupado de todo en su ausencia, atando todos los cabos sueltos. Peter regresaría a un Lanzani's en orden, al menos en lo que a su parte del negocio respectaba.
Lali incluso le había echado el ojo a una posible sucesora como ayudante personal. La mujer que había entrado la semana en que ellos se habían prometido probablemente saltaría de alegría ante la posibilidad de poder ocupar el puesto hasta que regresara la ayudante oficial de Peter, tras su periodo de baja.

Las lágrimas se acumulaban en los ojos de Lali, pero las controló. No debía llorar. No en ese momento. Porque Haynes se aproximaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario