jueves, 9 de enero de 2014

Capítulo 49

Mientras hablaban, Lali se relajó. Le era agradable ver las expresiones de su cara mientras hablaba de coches. Sonreía hasta que de pronto él se detuvo.
—No tienes ni idea de lo que estoy hablando, ¿verdad?
—No. Ni idea.
—Ni te importa.
—Sí me importa —dijo ella, y trató de explicar la diferencia entre preocuparse por un coche, y preocuparse por un coche como hacían los hombres—. Es sólo que no…
—No te importa. Lo pillo —dijo él, y parecía dispuesto a seguir tomándole el pelo, pero entonces sonó su móvil—. Es Forrester.
—Contesta —dijo ella—. Puede ser importante.
Peter sonrió y apretó el botón.
—Lanzani —la conversación no fue larga, pero el tono era evidente. En cuanto Peter colgó el teléfono, la levantó de golpe—. ¡Hemos sellado el trato! ¡Lo conseguimos!
Los pocos clientes que había en el restaurante giraron la cabeza y algunos de ellos sonrieron. Ella los ignoró y tomó las manos de Peter con fuerza.
—Estoy muy orgullosa. Sabía que elegirían Lanzani's, porque es la mejor. Eres el mejor. ¿No te lo había dicho, eh?
—Sí, me lo dijiste —dijo Peter con una sonrisa—. Creo que ya hemos terminado aquí. Vamos a casa —añadió. Dejó varios billetes sobre la mesa y la condujo hasta la puerta.
Un sentimiento de felicidad inundaba su cuerpo. No porque hubiera cerrado finalmente el trato con Forrester, sino porque por primera vez, Lali sonreía sin tristeza en la mirada.
Las pasadas semanas habían sido duras para ella. No estaba muy seguro de por qué. ¿Sería sólo por su salud? ¿O habría algo más que la inquietase? No quería creer que Lali no fuera feliz, porque eso lo llevaría a preguntarse si no sería feliz por su culpa.
Con el tiempo se había convertido en algo importante el que ella fuese feliz. Total y completamente feliz. Él no había imaginado sentirse así con respecto a ello. A veces se preguntaba si eso no implicaría la posibilidad de que saliese herido, como le había pasado a su padre.
Pero siempre sacudía la cabeza y apartaba esas ideas de su mente. Lali era totalmente honesta, amable y directa. No era una manipuladora como su madre. Él había conseguido hacer las paces con su madre durante los años, pero las cicatrices permanecían.
—¿Quieres conducir hasta casa? —preguntó ella.
—Sería fácil persuadirme —dijo él, y extendió la mano para que le entregara las llaves.
De camino a casa, Lali adoptó esa mirada de ojos muy abiertos que ponía cuando trataba de mantenerse despierta.
—Puedes dormirte si quieres. No sería la primera vez que te llevo en coche mientras estás dormida.
—Me quedaré despierta y te haré compañía —dijo ella enderezándose de pronto.
Era evidente que no iba a cambiar de opinión, y Peter se prometió a sí mismo que, cuando llegaran a casa, la convencería para que se echara un rato. Incluso si eso significaba acostarse con ella.
Su cuerpo respondió al instante ante tal idea y tuvo que sacudir la cabeza para apartarlo de su mente. «Sólo dormir», pensó. «Estará muy cansada para cualquier otra cosa en este momento».
Se tumbaría junto a Lali mientras durmiese y disfrutaría de la experiencia. De hecho ya había hecho lo mismo en un par de ocasiones, cuando se había despertado temprano. Por supuesto, luego esperaría a que comenzara a estirarse y a despertarse y…
—Una mente con una única dirección.
—¿Mmm? —dijo ella girando la cabeza para mirarlo.
  Lali durmió. Cuando se despertó, Peter estaba observándola. La besó, y un beso llevó a otro, hasta que se encontraron haciendo el amor lenta y tiernamente.
Después de eso, ella se quedó acurrucada sobre su espalda con el brazo alrededor de su cintura y la cara apoyada sobre sus omóplatos. Aquél era su hogar, el lugar y el sentimiento que había esperado toda su vida. Sería suyo durante muy poco tiempo y luego desaparecería. Pero de momento, lo disfrutaría y sería feliz.
La respiración de Peter se hizo más profunda hasta que se durmió, y sólo entonces Lali abrió la boca para susurrar:
—Te quiero, Peter. Al menos debes saber que te quiero.
Luego suspiró y volvió a dormirse.

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