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¿Verdad o Reto?
¿La cuenta? 10 días hasta Alabama
— ¿Quién demonios
invitó a las
porristas? —pregunto, dando un vistazo sobre mi hombro a la sala de
entretenimiento. Es la noche del sábado después de nuestro juego contra
los Stones River
y mis padres están fuera de la
ciudad por el juego de mi papá en Jacksonville el domingo, así que invité a Pablo,
a Nicolás y a Peter a pasar el rato y ellos jodidamente se aparecieron con Rocío,
Paula, Mery, Eugenia… y Federico.
Pablo
y Nicolás metieron las manos en los bolsillos de sus pantalones jeans y
voltearon para mirar fijamente a Peter.
—Chicos
ustedes son unos grandes amigos —dijo Peter—. No puedo creer que me arrojen
bajo el autobús que es Lali Espósito.
— ¡No
me llames autobús! Eso me hace sonar gorda.
— ¿Desde
cuándo te importa si estás gorda? —pregunta Peter. Él sonríe y echa un vistazo
de mí a Federico y de vuelta a mí—. Ya sabes, Espósito, seguiré diciéndolo
hasta que lo creas… te caería bien Mery si le dieras la oportunidad.
Un
poco avergonzada de estarle gritando a Peter, me encojo de hombros. —Sí, ella
parece ser bastante buena en apreciación musical.
Peter
se mueve más cerca de mi oído y susurra:
— ¿Por
qué importa si las porristas están aquí?
—Las
risitas tontas me ponen de los nervios —respondo, pero la verdad es, que no
quiero a Paula alrededor de Federico.
—Si
les pido que no se rían tontamente, ¿se pueden quedar?
Pablo
me da una patética cara de cachorrito que es sencillamente graciosísima.
—Necesito
echar un polvo, por favor deja que se queden.
Nicolás
imita la cara de “Quiero echar un polvo” de Pablo incluso a pesar de que no
está saliendo con ninguna de estas chicas, nunca ha echado un polvo y nunca ha
mencionado ni una sala vez que quiere echar un polvo.
Federico
me mira y se encoge de hombros.
No
quiero que los chicos se vayan, especialmente Federico. —Bien. Pueden quedarse.
Pero bajo ninguna circunstancia nadie lo hará en mi cama o tocará cualquiera de
mis posesiones personales.
— ¡Rayos!
—Dice Pablo—. Sólo vine porque pensé que podía tontear alrededor de
—Eres tan
imbécil —digo, agarrando
una gaseosa del
refrigerador cuando Eugenia entra
en la cocina.
Me
encojo de hombros y asiento, alejando mis ojos.
Ella
me mira y frota mi antebrazo. — ¿Qué sucede?
¿Por
qué todo el mundo está tan interesado en qué sucede entre Federico y yo? Siento
como si estuviera en uno de esos reality shows de mierda como The Bachelorette
o algo. Desanudando mi cabello, lo dejo caer por mi espalda. Agarro un cepillo,
desenredo mi cabello y luego lo tiro hacia atrás de nuevo mientras decido qué
decirle a Eugenia.
—Eh,
él trató de besarme la semana pasada y no lo dejé. ¿Y si no lo intenta de
nuevo?
Los
amables ojos azules de Eugenia brillan cuando sonríe. —Lo hará.
—Y,
uh, si lo hace, ¿qué debo hacer?
— ¿A
qué te refieres? —pregunta Eugenia, levantando una ceja.
Frunzo mis
labios, increíblemente avergonzada
de tener que
preguntar.
— ¿Cómo
lo beso?
—Oh.
—Ella hace una pausa—. Bueno, siéntate aquí —dice, bajando la tapa del
sanitario y palmeándolo,
diciéndome que me
siente. Me siento
y miro a Eugenia—. Finge que soy Federico… de modo
que cuando él se incline, sólo medio envuelve tus dedos alrededor de su cuello
así. —Ella toma mi mano y la pone en la parte de atrás de su cuello. Jesús,
esta debe ser la cosa más extraña que me ha pasado alguna vez.
Se
inclina como si fuese a besarme. —Cuando sus labios toquen los tuyos,
simplemente comienza a tocarlo por todas partes. Su espalda, su mandíbula, su
cuello, sus mejillas, sus caderas. Mueve las manos lentamente, pero mantenlo
adivinando.
—Entendido
—digo, quitando la mano de su cuello.
—Y
luego usa mucho tus labios, pero no tanta lengua. —Ella besa el dorso de su
mano, demostrándomelo.
—Entendido
—digo, pero me salto la parte de besuquearme la mano.
—Eso
es.
— ¿Eso
es? —exclamo. Parece mucho más complicado en la televisión.
—Sip,
ahora ve por ello —dice, sonando igual que el entrenador cuando nos da palabras
de ánimo antes de los juegos. Estoy sorprendida de que no le dé también una
nalgada a mi trasero.
Eugenia
y yo caminamos de regreso a la sala de entretenimiento, donde me siento en el
sillón favorito de mi papá y destapo mi Coca-Cola Light.
—Me encanta
tu casa, Lali
—dice Mery, mirando
alrededor—. Muchas gracias por
invitarnos.
—De
nada —respondo.
—No
puedo creer que estoy viendo los Heisman de tu papá —dice, mirando boquiabierta
los trofeos en el estante. Se acerca y los mira fijamente—. Mi papá y mi
hermano estarán tan celosos.
Le
levanto mis cejas a Peter, quien se encoje de hombros y sonríe. Está bien, Mery
parece ser agradable y dulce. Peter se sienta en el piso y la hala hacia su
regazo. Le susurra en el oído y besa su mejilla y ella se ríe tontamente. Él
parece feliz esta noche, así que eso me hace feliz. Eugenia les sonríe, pero
puedo decir que todavía está lastimada. Estoy muriendo por saber por qué
terminaron.
Pablo
se sienta con Rocío y Nicolás se sienta con Eugenia, probablemente porque ella
es la única opción que queda aparte de Paula, quien todavía está mirando a Federico
con un montón de interés. Cuando Federico escoge asiento, noto que se sienta lo
más lejos posible de Paula, pero ella se arrastra hasta estar junto a él de
todas formas.
Con
todo el mundo sentado en parejas, me siento como la novena rueda.
— ¿Quién quiere una
bebida? —pregunta Rocío,
sacando de su
bolso esos patéticos wine coolers14
de piña colada y pasándoselos a las demás chicas.
Pablo
se mueve para agarrar uno, pero sacudo mi cabeza hacia él. No me importa si mi
equipo bebe, pero no van a beber bajo mi guardia.
— ¿No
podías haber traído algo bueno? —Le pregunta Nicolás a Rocío—. ¿Algo así como
un agradable Pinot Grigio o un Chianti?
—Adoro
el Pinot Grigio —responde Eugenia.
— ¿De qué
demonios estás hablando?
—le pregunto a Nicolás—. ¿Chianti? ¿Cómo siquiera podría compararse
eso con un Slurpee?
—Escucha,
escucha —dice Mery y nos sonreímos la una a la otra antes de que tome un sorbo
de su wine cooler. Me río cuando ella hace una mueca.
Federico
está apoyado contra el sofá de cuero con Paula acurrucada a su lado. Ella está
radiante, pero él está mirando fijamente sus uñas. Luego mira hacia mí y yo
volteo tan rápido como
puedo y me enfoco
en el pez
payaso en nuestro acuario.
Pablo
y Peter están mirándome con los ojos ensanchados, sacudiendo sus cabezas. Eugenia
le susurra algo al oído a Nicolás y él empieza a asentir y a reír.
—Hora
de verdad o reto —dice Eugenia. Se mete el cabello detrás de las orejas.
— ¿Qué
demonios…? —Dice Pablo—. Esto no es séptimo grado.
—Todavía
no me he recuperado de los siete minutos en el cielo con Espósito.
— ¿Qué?
—dice bruscamente Federico, mirando del rostro de Peter al mío y de regreso.
—Fue
horrible, hombre —dice Peter, partiéndose de la risa—. Espósito me sacó la
mierda a patadas en el armario. Me puso un ojo morado.
—Está
bien, está bien —dice Rocío, sosteniendo las manos en alto intentando calmarnos—.
Nicolás… ¿verdad o reto?
— ¡Sobre
mi cadáver! —exclama Pablo, fulminando con la mirada a Rocío como si ella
acabara de asesinar a Peyton Manning.
—Cristo, chicos,
perdón —responde Rocío.
Se aleja rápidamente
de Pablo, poniendo unos buenos
treinta centímetros entre ellos—. Sólo es un trofeo.
—No,
no es sólo un trofeo —dice Federico, echando un vistazo a mi rostro.
—Escoge
un reto diferente, cariño —dice Pablo. Sonriendo, ella deja de alejarse y se
mueve para sentarse en el regazo de Pablo. Él le da un rápido apretón a las
caderas de Rocío.
¿Cariño?
Obviamente
él sabe que no conseguirá nada esta noche a menos que sea agradable y la apoye,
pero ¿honestamente? ¿Y qué si su cintura es del tamaño de una judía verde y sus
pechos son como melones? Su cerebro es del tamaño de un M&M.
—Fóllate
al Trofeo Heisman, mi culo —murmuro.
—Está
bien —dice Rocío, golpeteando su labio con el dedo—. Nicolás, te reto a
besuquearte con Eugenia.
Nicolás eleva
sus cejas hacia Peter, quien
se encoge de
hombros. Eso me sorprende, porque aunque dice que no está
molesto por Eugenia, yo pensaba totalmente que estaba deprimido porque ella
rompió con él. Así que, ¿por qué iba a estar bien con ella besando a uno de sus
mejores amigos?
Entonces
Nicolás se voltea para enfrentar a Eugenia. Ella sonríe y deja escapar un corto
estallido de risa, luego se apoya hacia atrás sobre sus manos y cruza sus
tobillos frente a ella. Nicolás tose en su puño y la besa rápidamente en los
labios. Cuando se aleja, ellos se sonríen el uno al otro por unos segundos. En
realidad es algo lindo y me pregunto si Federico me sonreirá así después de un
beso. Si sólo lo hubiese dejado besarme la semana pasada, tal vez lo sabría.
— ¡Eso
no fue besuquearse! —chilla Rocío.
—Mi
turno —dice Nicolás, ignorando a Rocío—. Pablo… ¿verdad o reto?
—Verdad.
— ¿Cuál
es tu equipo favorito de la NFL? Rocío bufa. —Oh Dios.
Pablo
se acaricia la mandíbula y finge tomarse un largo tiempo eligiendo la
respuesta. Un minuto después, cruza las manos. —Uh, supongo que tendré que
elegir a los Titanes.
Rocío
le lanza un cojín a Nicolás, quien sube las manos en un gesto como diciendo
“¿Qué?”.
—Paula…
¿verdad o reto?
—Reto
—responde Paula, mirando a Federico.
—Te
reto a ir a la cocina y hacerme un bistec con puré de papas, mujer. Medio
cocido, por favor. ¡El bistec está en el congelador!
Peter
se muere de la risa, rodando sobre el piso, apretándose el estómago.
—Idiotas
—dicen Mery y Eugenia, sacudiendo sus cabezas.
—Cerdo
chauvinista —le digo a Pablo, quien comienza a reírse tan fuerte como Peter, lo
cual me hace reír, lo cual hace reír a Federico.
Luego
él y yo nos quedamos mirándonos en uno al otro, riendo.
Paula
claramente ve esto y suspira audiblemente. Me fulmina con la mirada y se
levanta, pone las manos en sus caderas y camina majestuosamente hacia la
cocina. La oigo golpeando por
ahí, haciendo sonar
cacerolas y abriendo y cerrando el refrigerador.
—Lali…
¿verdad o reto? —grita Paula desde la cocina. La oigo golpeando una cacerola
sobre la estufa. Luego
escucho cajones y gabinetes
abrirse y cerrarse de golpe.
La
verdad siempre es extremadamente desagradable, pero ¿y si ella me reta a pasar
el resto de la noche sola en mi cuarto, o me reta a salir de mi propia casa así
ella y Federico pueden estar a solas? Mierda.
—Reto
—respondo.
Paula,
ahora usando un delantal, asoma la cabeza de nuevo en la sala de
entretenimiento.
—Te
reto a saltar al lago.
Me
levanto. Este reto es pan comido.
—En
ropa interior —agrega Paula, apuntándome al cuerpo con una espátula.
Mierda.
¿Qué ropa interior estoy usando? ¿Siquiera combina con mi sujetador? Luce…
¿ordinaria? Creo que estoy usando ropa interior blanca poco atractiva. Dios, no
quiero que Federico me vea en ropa interior fea. Me cubro el rostro con las
manos. Sólo tengo que terminar con esto, así que salgo a toda velocidad por mi
puerta trasera hacia el muelle.
Salto
en el agua helada, la cual huele a algas y peces. Me encanta. El agua fría baja
mi temperatura y hace que mi acelerado corazón disminuya la velocidad.
Bajo
la mirada a mi poco atractiva franelilla
y cacheteros, los cuales están
pegándose a mí como una toalla de papel húmeda aferrándose a una Coca- Cola
derramada en el piso de la cocina. ¿Por qué simplemente no puedo usar ropa
interior bonita como las porristas? No es como si el equipo tuviera que
saberlo…
Sumerjo
mi cuerpo en el agua hasta el cuello de modo que nadie pueda verme. Con un poco
de suerte todo el mundo tomará mis ropas yaciendo en el muelle como una prueba
de que estoy en ropa interior. Pasa un minuto, pero nadie sale. Luego,
iluminado por la luz de mi casa, lanzándose a través de los árboles, lo veo
caminando hacia mí. Sólo él. Sólo Federico.
—Hola
—dice él—. ¿Cómo está el agua?
—Helada.
¿Dónde están todos los demás?
—Les
dije que si querían conservar sus brazos, no vendrían aquí. Me echo a reír. — ¿Les
dijiste que ibas a desencajarles los brazos? Él sonríe. —Sip.
— ¿Y
cómo usted, Sr. Mezquino Mariscal de Campo, espera hacerle algo a Pablo?
—Me
imagino que podría hacerle algún daño si estuviese lo suficientemente furioso.
Me
río entre dientes. —Sigue diciéndote eso. Gracias por espantarlos. Date la
vuelta para que pueda salir y vestirme.
—No.
— ¿No?
—No.
—Me mira directamente a los ojos—. No los espanté por ti. Lo hice por mí. Voy a
entrar ahí contigo. —Se saca la camiseta y patea sus chancletas. Su cuerpo es
perfecto, cincelado como una estatua. Él empieza a desabrochar su cinturón y a
bajar la cremallera de sus jeans y me giro en el agua. Miro a través del lago a
la orilla distante, tratando de enfocarme en los árboles, la arena, las rocas,
cualquier cosa.
Escucho
un chapoteo. El agua se mueve hacia mí.
Repentinamente
siento sus manos envolverse alrededor de mí desde atrás. Él apoya su frente en
mi espalda. —Dios, está fría —dice él—. Caliéntame.
—Yo
también tengo frío.
— ¿Por
qué has estado evitándome?
Temblando,
tomo un agitado aliento. —Federico, necesito mantener la concentración.
— ¿Estoy
provocando que pierdas la concentración? —Él se echa a reír.
—Tal
vez.
—¿Y si
te digo que
yo ya he
perdido toda la concentración gracias
a ti?
—Apoya
su barbilla en mi hombro y echa un vistazo a mi rostro.
—Diría
que estás jodiendo conmigo.
—Es
cierto. Estar a tu alrededor es como tomar un trago de whisky.
— ¿Te
sientes borracho cuando estás a mi alrededor?
—Eso
es una subestimación.
—Ídem.
Arrastra
sus manos a través de mi estómago, hundiendo la punta de un dedo en mi ombligo
y siento su boca en mi hombro. Mi cerebro me dice que corra… que me olvide de
esto. Pero mi cuerpo le dice a mi cerebro que se calle la maldita boca.
—Lali
—murmura él.
— ¿Sí?
Me
voltea, provocando que el agua ondee y entonces su boca está sobre la mía.
Nuestro primer beso explota como mezclar gaseosa con pop rock. Sus suaves
labios se sienten mejor de lo que nunca imaginé. No sé lo que estoy haciendo
con mis labios o mi lengua, así que trato de seguir su ejemplo y lo dejo hacer
el trabajo. Espero que mis labios no se sientan como espaguetis blandos.
Pronto,
estoy descifrando cómo besar… él desliza su lengua a lo largo de mis labios,
así que le muerdo el labio inferior en respuesta. Él se ríe. Muevo lentamente
la punta de mis dedos a través de sus hombros y codos mientras desplazo mi boca
a su garganta.
Él
susurra:
—Eres
hermosa.
—Gracias.
—Ya no estoy tan asustada. Si le gusto por quien soy, no importa qué tipo de
ropa interior esté usando. O que no esté usando maquillaje. O que mida más de
un metro ochenta de estatura—.
Tú también eres realmente lindo —digo, dándole otro beso
en los labios, enterrando las puntas de mis dedos en sus abdominales.
—Nunca
he deseado tanto a alguien en mi vida.
Gimo
en voz baja mientras él besa mi cuello, justo bajo mi oreja, en respuesta.
— ¿Me
deseas?
—Cada
pedazo de ti —murmura. Tomando mis manos en las suyas, sus ojos encuentran los
míos. Acaricia la parte superior de mis manos con sus pulgares. Dice—: ¿Una
carrera a través del lago?
Todo
lo que quiero es sentir su cuerpo contra el mío, pero no puedo resistirme a un
desafío. —Hecho. —Empiezo a nadar, habiendo hecho esto cientos de veces en mi
vida. Sé que puedo nadar la longitud del lago en aproximadamente dos minutos.
Lo venzo fácilmente, me arrastro sobre las riberas y me acuesto en un parche de
musgo suave, tan verde que es casi como acostarse en el césped artificial, pero
sin las quemaduras de la alfombrilla.
—Pudiste
haberme dicho que eres una versión femenina de Michael Phelps antes de que
hiciera el tonto —dice, sonriendo mientras se arrastra fuera del lago. Se
sacude el agua de su cabello.
Se
acuesta a mi lado, apoyado sobre un codo, con sus ojos escaneando mi cuerpo. No
parece tener problemas con mi empapada ropa interior. ¿Alguna chica adolescente
se ha sentido alguna vez menos sexy de lo que lo hago ahora?
Me
estremezco cuando él desliza un dedo a través de mi estómago desnudo, justo por
encima del elástico de mis cacheteros, antes de explorar mi cuerpo con los
labios. Ondeo mis manos a través de su cabello, luego tiro de él de modo que
esté enfrentándome y me sonríe. Acaricia mi nariz con la suya. —Te deseo.
Nos
besamos un poco más y mientras jadeo para respirar, respondo:
—Soy
toda tuya.
Nota: Estoy tratando de dejar todo programado y adaptando rápido, porque me esta surgiendo varios viajes, los cuales no tenia pensado.
Gracias a un comentario me di cuenta que la sinopsis no la cambie de ahí lo hare. Les dejo capítulos hasta el día miércoles; ya saben 16hr Perú.
Maasss me encantaaa
ResponderEliminarComo se va a arrepentir Peter d haberlos llevado,sobre todo a Fede.
ResponderEliminarDisfruta d esos viajes.!!!!
ResponderEliminarestoy enojada con está nove! Pondría emoticon de ofendida pero no se como hacerlo así que también estoy frustrada! Por favor por favor por favor LALITER quiero LALITER!
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