7
Peter
¿La cuenta? 17 días hasta Alabama
En
este juego, Victorio pateó totalmente el culo de los Florida Gators, 21-10.
Grité tanto por mi hermano que conseguí ronquera.
Ahora
estoy de vuelta en casa, sentada en la cocina, mandándome mensajes de texto con
Peter.
Escribo:
¿Cómo fue la fiesta?
Peter
me escribe de vuelta:
Nicolás se emborrachó y se enrolló con la novata del almuerzo.
¡Qué mierda! ¿Nicolás realmente se emborrachó?
Él nunca bebe. Espero que no le pase nada.
Sí, fue una locura. Estaba contando con él para llevarme y
terminé cargándolo a casa. Es un HDP2 pesado. LOL3.
Lo sé. Me mató con ese saqueo el miércoles. ¿Pablo?
Después de una loca pelea, Pablo y Rocío subieron a la
habitación.
Impactante. ¿Estaba Eugenia ahí?
Sip.
¿Y?
Me quedé con Mery de nuevo.
¿Estaba Federico ahí?
Paula pasó todo el tiempo arrojándose sobre Federico
Cuando
leí ese mensaje de texto, devolví en mi boca. Le mandé un mensaje de a Peter de
vuelta:
¿A Federico le gusta Paula?
No lo creo. Nicolás, Pablo y yo estaremos en tu casa en unas
horas x un draft de fantasía.
De acuerdo.
Mamá
entra en la cocina, llevando un manojo de girasoles, y los ordena en un jarrón.
— ¿Qué
harás esta noche, Lali?
—Los
chicos están viniendo. ¿Está bien?
Mamá
asiente, sacando una botella de agua de la nevera, y toma asiento.
—Gracias
por venir a mí juego anoche, mamá.
Sonríe.
—No me lo habría perdido. Así que… háblame de Federico Romero. No he visto un
mariscal de campo de escuela secundaria como él en años. Tal vez nunca.
—Lo
sé.
—Es
mejor de lo que lo era tu hermano a los diecisiete.
—Sí,
¡pero no podemos decirle eso a Victorio!
Mamá
ríe alegremente. — ¿Estabas molesta con el entrenador Miller por sacarte?
—Oh,
diablos, sí.
— ¿Viene Federico
esta noche? —pregunta
mamá. Mirando hacia
mí, empieza a despegar la etiqueta de su agua
embotellada.
—No.
Pero lo invité al juego de Papá mañana.
—Ah,
bueno no puedo esperar a conocerlo. Parece un joven lindo.
—Sip
—digo antes de pensar.
— ¿Oh?
—Mamá está sonriendo ahora—. ¿Te gusta como algo más que un compañero de
equipo?
Me
encojo de hombros.
Mamá
dobla las manos juntas y las levanta a su barbilla y su sonrisa se ilumina, es
aún más brillante, como la forma en la que el cielo se pone cuando el sol
empieza a subir poco a poco sobre el horizonte durante las carreras temprano en
la mañana.
Antes
de avergonzarme incluso más a mí misma, y antes de que mamá empiece a hablar
acerca de sentimientos y mierda, me apresuro fuera de la cocina y corro
escaleras abajo.
Más
tarde esa noche, los chicos y yo estamos terminando nuestro draft de fantasía
mientras comemos la suficiente comida china para alimentar a todos los de la
propia China.
Peter
se tumba sobre la alfombra y se agarra el estómago. —Recuérdame no comer dos
órdenes de pollo General Tso nunca más.
—Oye,
Peter —digo.
— ¿Sí?
—contesta con una sonrisa.
—No
comas dos órdenes de pollo General Tso nunca más.
—Esta
sopa de huevo es una completa porquería —dice Nicolás, dándole vueltas a las
cosas mocosas de huevo con una cuchara—. No tiene suficiente sal. Y los huevos
están rancios.
—Cuando
cumpla dieciocho, voy a hacerme un tatuaje —anuncia Pablo.
— ¿De
qué? —pregunta Peter.
—Estoy
pensando en hacerme algo chino, como justo encima de mi trasero —dice,
señalando la parte baja de su espalda.
—Conseguirías
un tatuaje de zorra —digo, mordiendo una galleta de la fortuna mientras Peter y
Nicolás empiezan a reírse—. ¿Qué diría?
—Estaba
pensando trueno o susurro, tú sabes, algo profundo como eso. Peter se levanta
sobre un codo y se inclina para susurrar en mi oído:
—Tal
vez podríamos pagar al tatuador, y conseguir que escribiera la palabra china
para salida.
Me
parto de risa. —Totalmente.
— ¿De
qué están hablando? —reclama Pablo.
—Creemos
que deberías ir por trueno —dice Peter, mordiéndose los labios. Pablo piensa
por un momento. —Sí, tienen razón. Trueno, eso es.
—Me
haré un tatuaje también —dice Peter, flexionando su brazo izquierdo—. De una
chica hula, en mi bíceps.
Sonrío
antes de preguntar:
— ¿Qué
vas a hacerte, Nicolás?
—Uhm,
quizás, como… ¿Llamas? ¿Qué hay de ti, Espósito?
— ¿Tal
vez el logo de Alabama? —Señalo el hueso de mi cadera y digo—: ¿Justo aquí?
Peter
tose en un puño mientras el móvil de Pablo suena.
—Oye,
¿cómo está mi chica favorita? —dice Pablo, sonriendo perezosamente y
reclinándose contra el sofá como si fuera el dios griego a cargo de complacer a
las mujeres de la escuela secundaria Hundred Oaks. Demonios, probablemente está
esperando que algunas chicas salten fuera del armario y empiecen a
abanicarlo con hojas de palmera mientras lo alimentan con
papas fritas—. Estaré ahí en diez minutos —continúa Pablo, poniéndose de
pie.
— ¿Quién
era? —Pregunta Peter—. ¿La novata pelirroja de la cafetería?
—No.
Rocío quiere que le haga una visita. —Pablo guiña el ojo—. Me necesita.
Peter
ríe. —Diviértete, hombre.
—Amordázame
—murmuro mientras empiezo a limpiar la basura, recogiendo palillos usados y envoltorios
de galletas de la fortuna.
Pablo
dice:
—Hasta
luego. —Y sube corriendo las escaleras y sale por la puerta del sótano. Nicolás
se levanta y tira algunos cartones para llevar.
—Me voy
también, Espósito. Necesito
llegar a casa
antes de que
mi padre enloquezca.
— ¿Por
qué lo haría? —pregunto, tirando latas de Coca Cola de dieta en la papelera de
reciclaje.
Nicolás
se encoje de hombros, pero parece triste.
—Cree
que no estoy durmiendo lo suficiente.
Asiento,
entendiéndolo completamente. No puedo imaginar cómo es vivir en casa de Nicolás,
donde los batidos de proteínas y las abdominales comienzan el día, y las
flexiones de brazos y estar en la cama a las 10:00 pm. Lo terminan.
¿Es
por eso que Nicolás se emborrachó anoche? ¿Necesitaba una liberación o algo?
—Eso
es genial —digo, no queriendo empujar a Nicolás a hablar si no quiere hacerlo.
— ¿Estás
seguro de que no vas a reunirte secretamente con esa novata ardiente de anoche?
—dice Peter, una sonrisa extendiéndose por su cara.
—No
—deja escapar Nicolás—. No debería haber hecho eso… quiero decir, ni siquiera
le gusto a Stacey. —Parece seriamente destrozado—. Es una buena chica.
—Lo
entiendo —dice Peter, palmeando en la espalda a Nicolás—. Después de la
práctica el lunes, vamos a ir a las jaulas de bateo, ¿bien?
—Genial —dice Nicolás, chocando
puños con Peter
y conmigo antes
de dirigirse escaleras arriba.
Así
que ahora estamos sólo Peter y yo. Me dejo caer en el sofá y agarro el mando a
distancia, esperando por completo que se vaya en pocos segundos. Estoy segura
de que tiene montones de chicas sin nombre esperando por él.
Ojeando
los canales, paro en ESPN mientras Peter se sienta en el cojín del sofá a mi
lado. Se desploma y cierra los ojos, y aun cuando estaba actuando normal hace
un par de minutos, puedo sentir tristeza irradiando de él como vapor elevándose
del asfalto caliente en verano.
— ¿Puedo
quedarme otra vez? —pregunta Peter finalmente.
—Claro.
¿No vas a salir? —Estoy sorprendida, y contenta, cuando dice que prefiere quedarse
antes que salir
con la porrista
del día. Me
siento mejor cuando sé que está
seguro y no afuera haciendo algo loco o imprudente, como conducir su camioneta
a 130 kilómetros por hora a través de un lodazal.
—No
esta noche. —Me mira y se pasa la mano por el cabello—. ¿Tú no vas a salir
tampoco? —pregunta.
— ¿Qué
podría hacer? Pablo y Nicolás acaban de abandonarnos. Eres todo lo que me queda
—digo, riendo.
— ¿Qué
hay de Federico?
Siento
sonrojarme, mi cara encendiéndose como una fresa. —Eh… no sé. Va a venir al
juego con nosotros mañana.
— ¿Oh
en serio? —suspira, agarra el mando a distancia, y empieza a cambiar a través de los canales.
—Peter…
¿Qué pasa? Por favor habla conmigo.
—No
pasa nada.
—Estoy
preocupada por ti.
— ¿Podemos
irnos a dormir ahora? Estoy cansado.
No
tengo nada mejor que hacer, por lo que bien podría conseguir una buena noche de
sueño. Tengo que intentar ponerme guapa para Federico mañana, y si sólo consigo
un par de horas de sueño, estoy segura de que pareceré un gremlin. Así que me
levanto, extiendo ambas manos, y levanto a Peter del sofá, y vamos escaleras
arriba a mi habitación. Se quita su camiseta y jeans y se pone un par de mis
pantalones de maya mientras me cambio a un pantalón de chándal y una camiseta.
En mi cuarto de baño, nos cepillamos los dientes juntos, luego colocamos
nuestros cepillos de dientes en el soporte.
Justo
cuando me dirijo a la cama, agarra la pequeña lata de mantequilla de karité del
mostrador y saca la tapa. Toma una bocanada de ella. —Ñam. Así que este es el
por qué has estado oliendo mejor últimamente —dice, su pecho lleno de risa.
Arrancándoselo
de la mano, digo:
—Dame
eso. —Pero me lo arrebata de nuevo. Toma un poco de la mantequilla de karité y
se la unta en las manos y brazos, sonriendo y oliéndose a sí mismo.
Pongo
los ojos en blanco y me dirijo a la cama.
Tiro
hacia atrás la colcha y me arrastro, Peter
se acuesta junto a mí, apestando a mantequilla de karité. —Ugh. Hueles —digo—.
Gírate. Tenemos que dormir cabeza con pies. Órdenes de mamá.
—No
podemos esta noche. He escuchado un rumor de que tienes pie de atleta, y no
puedo arriesgarme a tenerlo en mi nariz.
Riendo,
lo golpeo con una almohada. —Si no te comportas, tendrás que ir a dormir en la
habitación de Victorio.
— ¡No!
—dice Peter bruscamente. Rápidamente se escabulle alrededor y se mueve hacia el
otro extremo de la cama.
— ¿Aún
estás asustado de la habitación de Victorio? —digo, riendo.
Deja
caer la cara en la almohada que acabo de lanzarle. Con una voz apagada
contesta:
—No,
sólo prefiero quedarme contigo.
—Apuesto
a que aún estás asustado de esa habitación debido a tu sueño de la ballena.
—No
estamos hablando de esa espeluznante ballena. Esa cosa de la casa embrujada fue
muy jodida.
—Hombre,
no era una casa embrujada. Era una venta benéfica de Halloween de la iglesia.
Peter
ríe. —Lo que fuera, fue jodido.
Han
pasado nueve años desde que Nicolás nos invitó a esa venta benéfica de
Halloween en su
iglesia. En lugar
de gente espeluznante con máscaras de Freddy Krueger persiguiéndonos
con moto sierras, o gente recreando la mierda de la bruja de Blair, todos los
puestos eran de temática bíblica. La iglesia había convertido su largo y oscuro
vestíbulo en una réplica del interior del estómago de una ballena, así la gente
podía experimentar cómo fue para Jonás después de ser tragado.
Caminando
por ese vestíbulo casi negro como el carbón, palpé las paredes y descubrí que
habían colgado bolsas de plástico cubiertas de Jell-O5 y Spam6 para simular las
entrañas de la ballena. Una banda sonora de sonidos de ballena y olas rompiendo
se reproducía en un equipo de sonido barato, y globos de agua rellenos de pudín
cubrían el suelo. ¿Órganos internos en miniatura?
Pensé
que era la cosa menos convincente de todos los tiempos.
¿Peter?
Bueno, Peter se puso frenético. Debía tener algún profundo temor a las ballenas
o algo porque agarró mi codo y lloriqueó. Lloriqueó. No me burlé de él, sólo
cubrí su mano con la mía y lo empujé a través del estómago de la ballena. En
lugar de tres días, estuvimos allí durante aproximadamente treinta segundos.
Más
tarde esa noche, Peter se quedó a dormir en nuestra casa. Siempre se había
quedado en la habitación de Victorio, pero a mitad de la noche, Peter se coló
en mi cama porque había tenido un sueño horrible en el que había sido comido
por una ballena.
Se
había quedado en mi habitación desde entonces. —Definitivamente aún estás
asustado de la habitación de Victorio.
Mira
hacia arriba desde la almohada y sonríe. —Por favor déjame quedarme. Prometo
que me comportaré.
—Bien —digo,
pero tan pronto como
estamos tumbados cabeza con pies,
empuja sus pies envueltos en calcetines justo en mi cara.
Mi
despertador me despierta a las 9:00 am. Me muevo para apagarlo y me doy cuenta
de que el brazo de Peter está envuelto alrededor de mi estómago.
¿Cómo
consiguió darse la vuelta en mi cama?
—Peter,
suéltame… —farfullo, apartándolo así puedo darle al botón de repetición. Luego
ruedo de vuelta a mi almohada, y se mueve de nuevo más cerca y envuelve un
brazo sobre mí otra vez. Hociquea contra mi cuello. Estoy empezando a
preocuparme más y más por él.
Paso
mi mano a través de sus rizos durante unos pocos minutos hasta que
absolutamente tengo que levantarme. Saliendo de la cama, tiro de las mantas
sobre él. Es obvio que está demasiado deprimido y fuera de combate para ir al
juego hoy, así que ni siquiera me molesto intentando despertarlo.
Después
de una ducha rápida, me pongo algo de
ropa interior negra que encuentro en mi aparador, cortesía de mamá. Al salir
del cuarto de baño, me paso unos treinta segundos en mi armario. Aunque odio
llevar algo involucrado con una falda, tengo que vestirme bien si quiero
sentarme en el palco titular, así que me pongo un sencillo vestido negro y me
deslizo en unos zapatos planos plateados.
Antes
de irme, me siento en mi cama y doy palmaditas en la cabeza de Peter. Apenas
abre los ojos, me da una leve sonrisa y entierra su cara en la almohada de
nuevo.
—Te
llamaré después del juego —digo—. Quédate el tiempo que quieras.
—Gracias,
Espósito. Diviértete con Federico —dice en la almohada—. Enséñale esa ropa interior
que llevas, lo pondrá salvaje.
Golpeo
a Peter en el hombro. Considerando que hemos estado pasando el rato desde que
teníamos siete años, estoy segura de que me
ha visto en ropa interior un montón de veces, pero nunca la había
mencionado antes.
— ¿Por
qué estabas mirándome mientras me cambiaba? —exclamo.
—Uh,
¿porque soy un chico? —voltea la almohada y la golpea, esponjándola. Luego se
da la vuelta y cierra los ojos de nuevo.
falta mucho para que se vaya federico!
ResponderEliminarPetrr es genial jaja me encanta
ResponderEliminarMassssssssssss
-Yov
Ya quiero q federico decepcione a lali
ResponderEliminarAy me encantaannn
ResponderEliminarLa pequeñas acciones de peter me matan de ternura
Maass
Nada tonto Peter.
ResponderEliminarholaaaa no se supone que la arias laliter?...... aun sigo sin entender...... deberias entonces cambiar la sinopsis y colocar a fede que es quien esta peleandole el puesto de mariscal de campo a lali en lugar de peter
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