10
Jerry Rice
¿La cuenta? 15 días hasta Alabama.
Lunes
en la escuela. Última clase del día, Economía del hogar.
Junto
con apreciación de la música y auto mecánica, esta es otra de las estúpidas,
clases fáciles que Peter y yo estamos tomando juntos.
—Bien,
todos —dice la Sra. Bonner—. Júntense en grupos de dos, esposos y esposas.
Peter
es el único chico en la clase, así que automáticamente todas las chicas se
voltean hacia él. Él infla su pecho y sonríe ampliamente, mirando alrededor del
salón hacia todas las chicas de las que tiene que elegir. Una estudiante de
segundo año sentada frente a nosotros le da un ligero saludo y una sonrisa.
Peter
levanta su mano. — ¿Sra. Bonner?
—Sí,
¿Peter? —dice el maestra con un suspiro. Golpea un dedo sobre un libro de
texto.
Después
de deslizar un lápiz detrás de su oreja, Peter cruza sus manos delante de él y
pone una cara extremadamente seria como si estuviera a punto de negociar un
tratado de paz.
—Antes
de que podamos escoger compañeros, creo que necesitamos saber otros pequeños
detalles sobre lo que vamos a estar haciendo en estas parejas de esposo-esposa.
Hay, uhm… —Peter baja su voz en un mero susurro—. ¿Sexo involucrado?
Todas
las otras chicas comienzan a reír mientras la
Sra. Bonner sacude su cabeza. —No, Peter. El sexo no está
involucrado.
—Entonces
no entiendo cómo podemos ser parejas de esposo-esposa, Eso es lo que lo que los
esposos y esposas hacen.
Las
chicas ríen aún más.
—Sólo vamos
a estar fingiendo
—dice la Sra.
Bonner—. Ahora, todos, encuentren parejas.
La
sonriente, chica del saludo de segundo año se acerca escabulléndose y toca el
brazo de Peter. — ¿Quieres que seamos pareja?
—Nop,
lo siento —dice—, ya estoy casado con Espósito.
La
de segundo año me mira fijamente. ¿Cuál demonios es su problema? Como si Peter
y yo nos comprometiéramos a hacer un proyecto escolar con alguien más en la
clase. Honestamente.
—Bien
—dice la Sra. Bonner, yendo a un armario al fondo del salón—. Ahora que todos
tienen pareja, todos los esposos tienen que venir a recoger sus proyectos.
¿Escoger
nuestro proyecto? Encogiéndome de hombros, me paro y estiro mis brazos. Peter
también se pone de pie. —De ninguna manera, amigo —digo—, Soy el hombre en esta
relación.
—Oh,
sí, absolutamente —dice, sonriendo. Se sienta nuevamente mientras yo camino
hacia el armario para ver este proyecto, el que resulta ser uno de esos falsos
bebés electrónicos. Oh buen Dios. La Sra. Bonner me da un falso niño. El
muñeco tiene estos
espeluznantes ojos de
vidrio que parecen
que están mirando directamente a
mi alma. Sostengo el muñeco frente a mí como si fuera una flameante bolsa de
popo y la llevo hacia Peter.
—Felicidades,
mami —digo, soltando el muñeco en sus manos—. Pudiste haberme dicho que te
había dejado embarazada.
—Mi
culpa. Pensé que me obligarías a abortar —replica Peter, tomando al bebé y
acunándolo como si fuera real—. Él tiene tus ojos, Espósito.
—Y
tú cabello. —El muñeco es calvo—. ¿Podemos nombrarlo Joe Montana?
—Infiernos
no, su nombre es Jerry Rice.
—No,
su nombre es Joe Montana.
—
¡Estuve en labor de parto con él catorce horas! —Peter exclama mientras mece al
bebe de ida y vuelta—- Su nombre es Jerry Rice.
Sonrío.
—Bien.
Entonces
la profesora nos da toda esta mierda, como colchas y cochecitos y otras cosas que los bebes necesitan.
Primero, la Sra. Bonner dice que tenemos que cargar esta basura ¡toda la
semana! Pero luego explica la verdadera asignación. Aparentemente estos bebes
tienen chips de computadora que los hacen llorar aleatoriamente, y depende de
nosotros alimentarlos y cambiar sus pañales. Alimentarlos involucra poner una
varilla de metal en sus bocas falsas, que apaga el llanto. Si sacamos la
varilla de metal antes de que él bebe falso termine de comer, comenzará a
llorar otra vez. Tenemos que mantener a nuestros bebes felices y vivos hasta el
viernes, ¡por cinco días enteros! Así que si incluso llora a mitad de la noche,
tenemos que levantarnos y alimentar al bebe o cambiarlo. Y hacer trampa no es
una opción, porque la memoria del chip dentro del bebe toma lecturas que la
profesora revisara al final de la semana.
Esta
asignación es tan estúpida. Como si alguna vez fuera a tener un niño. Como si
alguna vez fuera a tener relaciones. Apuesto que podría hacer que mi
quiropráctico escribiera una nota
diciendo que los
pulsos de estos
bebes pueden ocasionar cáncer, lo que comería mis huesos, lo cual me
haría inútil en el campo de fútbol. Espera…
—Pero
Sra. Bonner —digo en voz alta—. ¿Qué se supone que haremos Peter y yo durante
la práctica de fútbol?
Peter
pone una mano en mi hombro. —Está bien, cariño. Para eso están los abuelos y los
jugadores varsity junior.
La
Sra. Bonner lanza su mano en el aire. Para su suerte, la campana suena. Peter
pasa una cantidad exagerada de tiempo tratando de colocar a Jerry Rice en la
carriola. Luego dejamos la habitación, cargando nuestras bolsas de pañales por
el pasillo hacia nuestros casilleros. En el camino, corremos hacia Nicolás y Pablo,
quienes están a punto de morir de risa.
—
¡Cállense! —Dice Peter—. Van a despertar a Jerry Rice.
—
¿Jerry Rice? —dice Nicolás, cubriendo su boca con una mano. No creo haber visto
antes a Nicolás reír tan fuerte.
—Nicolás,
¿te gustaría ser el padrino? —Pregunta Peter—. ¿Sabes, en caso de que algo me
pase a mí y a Espósito esta semana?
—Encantado
—dice Nicolás—. Será un honor. ¿Pablo puede ser la madrina?
—Obviamente
—digo.
—
¿Puedo sostener a Jerry Rice? —Pregunta Pablo—. Es tan lindo.
—De
ninguna manera, hombre —replico—. No quiero despertar a esa cosa
Federico
sonríe, luego mira a Jerry Rice. —Sus ojos realmente me están asustando. Y ya
sabía que algo estaba pasando entre ustedes dos.
—Tienes
razón —dice Peter—. Espósito es mi esposo, y yo soy su esposa.
Nicolás
y Pablo comienzan a reír otra vez, y luego caminan hacia el gimnasio a los
casilleros, dejándonos solos a mí, Federico, Peter, y Jerry Rice. Oh, y la
horrorosa Paula Markum, que apenas califica para ser llamada ser humano.
—
¿Espósito? ¿Tienes un segundo? —pregunta Federico.
—Claro.
— ¿A
solas? —Federico mira a Peter y a Jerry Rice, y asiento con mi cabeza a Peter.
—Bien
—dice Peter, rodando sus ojos—. Divórciate de mí si debes hacerlo, Espósito. No
puedo creer que sólo he estado casado
media hora y en este momento ya soy un padre soltero. —Federico sostiene la
puerta del gimnasio para que Peter pueda hacer pasar la carriola. Suelto una
risilla al verlo cargando esas bolsas de pañales a través del gimnasio. Paula
todavía está parada mirándome con sus brazos cruzados, luciendo súper-celosa.
—Paula, hablo
contigo después —dice
Federico, cepillando su
cabello de su frente—. Espósito y yo necesitamos hablar
de fútbol
—Oh,
bien —dice, repentinamente sonriendo y subiendo y bajando de puntitas—. ¡Adiós,
Federico! —Le da un abrazo y se va por el pasillo.
Tratando
de no vomitar, pregunto:
—
¿Qué pasa?
—Siento
mucho lo de ayer… como sólo cerré la puerta de tu camioneta y todo. Y ni
siquiera te agradecí por llevarme al juego. Fue uno de los mejores días de mi
vida.
Metiendo
mis manos en los bolsillos traseros de mi pantalón, asiento con un simple
asentimiento. —No hay problema. ¿Listo para la práctica?
—Casi
—dice, poniendo una mano en mi hombro, deteniéndome. ¿Va a tratar de besarme
otra vez?
—Uhm,
tú y Peter, uhm… tu sabes.
—
¿Nosotros qué?
—Tú
sabes, ¿están juntos?
—Por
supuesto que no. Hemos sido mejores amigos por, como, diez años.
—Oh…
entiendo. A veces parece que son algo más.
—
¿Sería malo si Peter y yo fuéramos algo más?
Él
cepilla su cabello otra vez, luego se frota el cuello. Haciéndome señas de que
lo siga hacia el gimnasio, avanza hacia la izquierda, hacia los casilleros de
los chicos, y yo me muevo hacia la derecha, hacia los casilleros de las chicas.
Él dice en voz alta:
—Sí,
sería demasiado malo.
Después
de ponerme todas las almohadillas, el uniforme de práctica, y el calzado, tomo
mi casco y troto hacia el campo, buscando por Peter el bebé falso, Jerry Rice.
Veo a Peter de pie en las gradas, hablando con mamá. Él está sosteniendo a bebé
falso hacia ella. Ella comienza a reír y toma al muñeco de sus manos y lo
sostiene en un brazo. Lo veo agitando sus brazos a ella, como si él se
estuviera volviendo loco por cómo está sosteniendo al bebé falso. Él toma al
bebé de ella y luego hace movimientos para que ella haga una cuna con sus
brazos. Ella ríe otra vez, luego hace una falsa cuna, y Peter deposita el
muñeco en sus brazos. Ella sacude su cabeza.
Tan
idiota como es esta asignación, no puedo más que sonreír a su intercambio. Peter
es el chico más gracioso que conozco, la persona más graciosa que haya
conocido. Solo él puede pretender hacer está asignación tan seriamente. Troto
hacia las gradas de metal, tomando dos escalones a la vez hasta que alcanzo a
mi mamá y a Peter.
—
¿Por qué, Lali,
no me dijiste que iba a
ser abuela? —dice
mi mamá, ofreciéndole una sonrisa
a Peter.
—No
lo sabía tampoco —digo—. Peter me escondió su embarazo. ¿Mamá, te importaría
cuidar a esa cosa espeluznante durante la práctica?
Peter
sostiene su pecho. —Esa cosa espeluznante es nuestro hijo, Espósito.
—No
me importa —dice mamá. Ella asiente a algo sobre mi hombro—. Parece como que el
entrenador Miller los quiere a los dos allá abajo.
—
¡Gracias mamá! —dice Peter. Parece como que Jerry Rice ha puesto a Peter en un
buen humor otra vez. Él pone un brazo a mí alrededor mientras caminamos de
vuelta al campo—. Así que, ¿qué quería Federico?
—Agradecerme
por llevarlo al juego ayer.
—
¿Eso fue todo? —él susurra.
—No…
—Soy
tu esposa, puedes hablar conmigo Espósito.
—Ayer,
cuando lo dejé en su casa, él, como, uhm, se inclinó por un beso.
—
¿Y?
—Así
que, yo, uh, le dije que me tenía que ir.
—
¿No lo besaste?
—Nop.
Peter
sostiene mi codo, deteniéndome de ir más lejos. — ¿Por qué hiciste eso? ¿No te
gusta?
—Si…
estaba asustada, supongo. No lo sé. —Miro hacia abajo, hacia una goma de mascar
derretida en el metal.
—Ne-gado,
—dice Peter—. Dios, ni siquiera puedo imaginar inclinarme por un beso y que me
rechacen. Federico debe sentirse como la mierda hoy.
Encogiéndome
de hombros, emito un ronquido.
—Así
que ¿trató de besarte de nuevo ahora? ¿O sólo quería hablar del no-beso?
—No,
él quería saber si nosotros estábamos saliendo —digo, riéndome fuerte, usando
mi pulgar para apuntar de Peter a mí.
—
¿Tú y yo?
—Sí,
quería saber si tú y yo estábamos saliendo. Le dije que somos mejores amigos.
—Sí,
él definitivamente te quiere.
Echo
un vistazo a Peter. Su cara está pálida, ninguna sonrisa o algo. — ¿Tú crees?
—susurro.
—Lo
sé.
Peter
mira de mi cara hacia el campo nuevamente, y sus ojos se abren. Volteo para ver
por qué está jadeando: Pablo y Nicolás están jugando, tratando de hacer una recepción
con la carriola de Jerry Rice.
—Pablo
—grita Peter—. Puedes meter a uno de primer año en esa carriola.
Más
tarde esa noche, después de un par de horas en las jaulas de bateo con Nicolás
y Pablo, Peter y yo estamos en mi sótano teniendo un torneo de futbolito. El
mejor de 3 de 5 partidos. He ganado dos; él ha ganado uno. En el juego actual,
juego cuatro, estoy pateando su trasero. Jerry Rice, con sus espeluznantes ojos
abiertos, está durmiendo calmadamente en la carriola. Noche de Fútbol del Lunes
está a todo volumen en la televisión de pantalla grande de la esquina.
Estamos
viendo el juego de los Jets vs Delfines y estamos apoyando a los Delfines, por
supuesto.
—
¿Puedo quedarme esta noche? —pregunta Peter. La luz de la televisión baña sus
rizos rubios, haciéndolos brillar.
—Por
supuesto.
—Me
he dado cuenta de que sería ser más fácil cuidar de Jerry Rice de esa
manera —dice— Podemos
alternarnos en la
alimentación en medio
de la noche. —Él ha girado la
barra, golpeando la bola blanca dentro de mí portería.
—
¿Por qué te estás tomando esto tan seriamente? Podemos dejar a Jerry Rice en mi
camioneta toda la noche para que no podamos oírlo llorar.
—Quiero
una buena nota.
—Tú
tenías que meter la pata en la asignación del pan de maíz. —Golpeo la pelota
dentro la portería de Peter, y su pequeño hombre de madera lo bloquea—. No
puedo creer que tuvieras una F haciendo pan de maíz.
—La
mayoría de la gente puede pasar a través de la vida sin ser bueno en hacer pan
de maíz. Ser padre es diferente.
—Si
—digo, sabiendo lo mucho que a veces puede apestar mi papá. Peter y yo somos
afortunados en tener tan grandiosas mamás. Al menos el papá de Peter no es un
imbécil, él sólo nunca está en casa. Como mi papá, el Sr. Lanzani no ha ido
nunca a ninguno de nuestros juegos.
Golpeo
la pelota en la portería de Peter, ganando el juego. Lanzo mis manos sobre mi
cabeza y me pavoneo por la habitación, victoriosamente. Cubriendo mi boca, hago
falsos sonidos de multitud. — ¡Y Espósito gana todo!
—
¡Silencio! Vas a despertar al bebé —dice Peter con una sonrisa. Se recuesta en
uno de los sillones de cuero y toma un vaso de limonada. Me sirvo otro vaso,
luego tomo unas pocas galletas con chispas de chocolate, me siento, y me apoyo
contra él. Él pone un brazo sobre mí, se inclina y toma una galleta de mi mano
con su boca.
—
¡Ladrón!
—
¡Glotona!
Llega
la media noche, y Jerry Rice está llorando. Los pies descalzos de Peter están
en mi cara, así que los golpeo fuera de mi camino y me siento. Saltando de la
cama. Tomo al estúpido muñeco de su carriola y fuerzo la varilla de metal
dentro de su boca. Y luego me vuelvo a acostar en mi cama. Resulta que no sólo
puedo dejar la llave en su boca. Tienes que, como, sostener al falso bebé al
mismo tiempo o seguirá llorando.
Me siento
contra la cabecera y sostengo al muñeco contra mis brazos. Si no tuviera al
falso bebé en este momento, estaría totalmente escribiendo en mi diario acerca
de Peter.
Él
es rápido para dormir, enrollado al otro lado de la cama, luciendo pacífico. La
expresión en su cara dice que no está realmente triste, y no está sobre
compensando todo por su tristeza actuando como loco o tonto, él sólo luce…
contento. Y me hace sentir satisfecha, porque más que nada. Quiero que él sea
feliz. Una parte de mí no lo quiere despertar, porque sé que volverá a estar
triste por Eugenia, o lo que
sea que lo tenga
deprimido. Sí sólo
él hablara conmigo… tal vez
podría ayudar.
Mi
cabeza cae, y accidentalmente suelto la varilla de metal y Jerry Rice comienza
a llorar otra vez. Peter se mueve. Sentándose, las sábanas caen revelando el
colgante de fútbol de plástico y sus abdominales.
¿Él
cuerpo de Federico será así de perfecto? Me he preguntado varias veces si Paula
ya ha visto sus abdominales…
—
¿Qué pasa, Espósito? —dice Peter, tallando sus ojos con sus puños.
—Tiré la
varilla de metal,
eso es todo.
—Acuno nuevamente al
estúpido muñeco.
Peter
se arrastra y lanza un brazo a mí alrededor, tirando de mí estrechamente.
Cerrando mis ojos mientras me recuesto contra su hombro, se me ocurre que Peter
será un gran papá algún día. No sin apoyar a sus hijos como mi papá o no
existiendo como el suyo.
Sólo
un realmente grandioso papá.
Un estupendo papá.!!!
ResponderEliminarAy me encanta cuando se acercan asímaass
ResponderEliminaraw me encanto LALITER!
ResponderEliminarAww más tiernos y lali es una ciega por no darse cuenta lo q peter tiene
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