miércoles, 15 de julio de 2015

Capítulo 18

10
Jerry Rice 
¿La cuenta? 15 días hasta Alabama. 

Lunes en la escuela. Última clase del día, Economía del hogar.

Junto con apreciación de la música y auto mecánica, esta es otra de las estúpidas, clases fáciles que Peter y yo estamos tomando juntos.

—Bien, todos —dice la Sra. Bonner—. Júntense en grupos de dos, esposos y esposas.

Peter es el único chico en la clase, así que automáticamente todas las chicas se voltean hacia él. Él infla su pecho y sonríe ampliamente, mirando alrededor del salón hacia todas las chicas de las que tiene que elegir. Una estudiante de segundo año sentada frente a nosotros le da un ligero saludo y una sonrisa.

Peter levanta su mano. — ¿Sra. Bonner?

—Sí, ¿Peter? —dice el maestra con un suspiro. Golpea un dedo sobre un libro de texto.

Después de deslizar un lápiz detrás de su oreja, Peter cruza sus manos delante de él y pone una cara extremadamente seria como si estuviera a punto de negociar un tratado de paz.

—Antes de que podamos escoger compañeros, creo que necesitamos saber otros pequeños detalles sobre lo que vamos a estar haciendo en estas parejas de esposo-esposa. Hay, uhm… —Peter baja su voz en un mero susurro—. ¿Sexo involucrado?

Todas las otras chicas comienzan  a reír  mientras la  Sra.  Bonner  sacude su cabeza. —No, Peter. El sexo no está involucrado.

—Entonces no entiendo cómo podemos ser parejas de esposo-esposa, Eso es lo que lo que los esposos y esposas hacen.

Las chicas ríen aún más.

—Sólo  vamos  a  estar  fingiendo  —dice  la  Sra.  Bonner—.  Ahora,  todos, encuentren parejas.

La sonriente, chica del saludo de segundo año se acerca escabulléndose y toca el brazo de Peter. — ¿Quieres que seamos pareja?

—Nop, lo siento —dice—, ya estoy casado con Espósito.

La de segundo año me mira fijamente. ¿Cuál demonios es su problema? Como si Peter y yo nos comprometiéramos a hacer un proyecto escolar con alguien más en la clase. Honestamente.

—Bien —dice la Sra. Bonner, yendo a un armario al fondo del salón—. Ahora que todos tienen pareja, todos los esposos tienen que venir a recoger sus proyectos.

¿Escoger nuestro proyecto? Encogiéndome de hombros, me paro y estiro mis brazos. Peter también se pone de pie. —De ninguna manera, amigo —digo—, Soy el hombre en esta relación.

—Oh, sí, absolutamente —dice, sonriendo. Se sienta nuevamente mientras yo camino hacia el armario para ver este proyecto, el que resulta ser uno de esos falsos bebés electrónicos. Oh buen Dios. La Sra. Bonner me da un falso niño. El muñeco  tiene  estos  espeluznantes  ojos  de  vidrio  que  parecen  que  están mirando directamente a mi alma. Sostengo el muñeco frente a mí como si fuera una flameante bolsa de popo y la llevo hacia Peter.

—Felicidades, mami —digo, soltando el muñeco en sus manos—. Pudiste haberme dicho que te había dejado embarazada.

—Mi culpa. Pensé que me obligarías a abortar —replica Peter, tomando al bebé y acunándolo como si fuera real—. Él tiene tus ojos, Espósito.

—Y tú cabello. —El muñeco es calvo—. ¿Podemos nombrarlo Joe Montana?

—Infiernos no, su nombre es Jerry Rice.

—No, su nombre es Joe Montana.

— ¡Estuve en labor de parto con él catorce horas! —Peter exclama mientras mece al bebe de ida y vuelta—- Su nombre es Jerry Rice.

Sonrío. —Bien.

Entonces la profesora nos da toda esta mierda, como colchas y cochecitos  y otras cosas que los bebes necesitan. Primero, la Sra. Bonner dice que tenemos que cargar esta basura ¡toda la semana! Pero luego explica la verdadera asignación. Aparentemente estos bebes tienen chips de computadora que los hacen llorar aleatoriamente, y depende de nosotros alimentarlos y cambiar sus pañales. Alimentarlos involucra poner una varilla de metal en sus bocas falsas, que apaga el llanto. Si sacamos la varilla de metal antes de que él bebe falso termine de comer, comenzará a llorar otra vez. Tenemos que mantener a nuestros bebes felices y vivos hasta el viernes, ¡por cinco días enteros! Así que si incluso llora a mitad de la noche, tenemos que levantarnos y alimentar al bebe o cambiarlo. Y hacer trampa no es una opción, porque la memoria del chip dentro del bebe toma lecturas que la profesora revisara al final de la semana.

Esta asignación es tan estúpida. Como si alguna vez fuera a tener un niño. Como si alguna vez fuera a tener relaciones. Apuesto que podría hacer que mi quiropráctico escribiera  una  nota  diciendo  que  los  pulsos  de  estos  bebes pueden ocasionar cáncer, lo que comería mis huesos, lo cual me haría inútil en el campo de fútbol. Espera…

—Pero Sra. Bonner —digo en voz alta—. ¿Qué se supone que haremos Peter y yo durante la práctica de fútbol?

Peter pone una mano en mi hombro. —Está bien, cariño. Para eso están los abuelos y los jugadores varsity junior.

La Sra. Bonner lanza su mano en el aire. Para su suerte, la campana suena. Peter pasa una cantidad exagerada de tiempo tratando de colocar a Jerry Rice en la carriola. Luego dejamos la habitación, cargando nuestras bolsas de pañales por el pasillo hacia nuestros casilleros. En el camino, corremos hacia Nicolás y Pablo, quienes están a punto de morir de risa.

— ¡Cállense! —Dice Peter—. Van a despertar a Jerry Rice.

— ¿Jerry Rice? —dice Nicolás, cubriendo su boca con una mano. No creo haber visto antes a Nicolás reír tan fuerte.

—Nicolás, ¿te gustaría ser el padrino? —Pregunta Peter—. ¿Sabes, en caso de que algo me pase a mí y a Espósito esta semana?

—Encantado —dice Nicolás—. Será un honor. ¿Pablo puede ser la madrina?

—Obviamente —digo.

— ¿Puedo sostener a Jerry Rice? —Pregunta Pablo—. Es tan lindo.

—De ninguna manera, hombre —replico—. No quiero despertar a esa cosa

Federico sonríe, luego mira a Jerry Rice. —Sus ojos realmente me están asustando. Y ya sabía que algo estaba pasando entre ustedes dos.

—Tienes razón —dice Peter—. Espósito es mi esposo, y yo soy su esposa.

Nicolás y Pablo comienzan a reír otra vez, y luego caminan hacia el gimnasio a los casilleros, dejándonos solos a mí, Federico, Peter, y Jerry Rice. Oh, y la horrorosa Paula Markum, que apenas califica para ser llamada ser humano.

— ¿Espósito? ¿Tienes un segundo? —pregunta Federico.

—Claro.

— ¿A solas? —Federico mira a Peter y a Jerry Rice, y asiento con mi cabeza a Peter.

—Bien —dice Peter, rodando sus ojos—. Divórciate de mí si debes hacerlo, Espósito. No puedo creer  que sólo he estado casado media hora y en este momento ya soy un padre soltero. —Federico sostiene la puerta del gimnasio para que Peter pueda hacer pasar la carriola. Suelto una risilla al verlo cargando esas bolsas de pañales a través del gimnasio. Paula todavía está parada mirándome con sus brazos cruzados, luciendo súper-celosa.

—Paula,  hablo  contigo  después    —dice  Federico,  cepillando  su  cabello  de  su frente—. Espósito y yo necesitamos hablar de fútbol

—Oh, bien —dice, repentinamente sonriendo y subiendo y bajando de puntitas—. ¡Adiós, Federico! —Le da un abrazo y se va por el pasillo.

Tratando de no vomitar, pregunto:

— ¿Qué pasa?

—Siento mucho lo de ayer… como sólo cerré la puerta de tu camioneta y todo. Y ni siquiera te agradecí por llevarme al juego. Fue uno de los mejores días de mi vida.

Metiendo mis manos en los bolsillos traseros de mi pantalón, asiento con un simple asentimiento. —No hay problema. ¿Listo para la práctica?

—Casi —dice, poniendo una mano en mi hombro, deteniéndome. ¿Va a tratar de besarme otra vez?

—Uhm, tú y Peter, uhm… tu sabes.

— ¿Nosotros qué?

—Tú sabes, ¿están juntos?

—Por supuesto que no. Hemos sido mejores amigos por, como, diez años.

—Oh… entiendo. A veces parece que son algo más.

— ¿Sería malo si Peter y yo fuéramos algo más?

Él cepilla su cabello otra vez, luego se frota el cuello. Haciéndome señas de que lo siga hacia el gimnasio, avanza hacia la izquierda, hacia los casilleros de los chicos, y yo me muevo hacia la derecha, hacia los casilleros de las chicas. Él dice en voz alta:

—Sí, sería demasiado malo.

Después de ponerme todas las almohadillas, el uniforme de práctica, y el calzado, tomo mi casco y troto hacia el campo, buscando por Peter el bebé falso, Jerry Rice. Veo a Peter de pie en las gradas, hablando con mamá. Él está sosteniendo a bebé falso hacia ella. Ella comienza a reír y toma al muñeco de sus manos y lo sostiene en un brazo. Lo veo agitando sus brazos a ella, como si él se estuviera volviendo loco por cómo está sosteniendo al bebé falso. Él toma al bebé de ella y luego hace movimientos para que ella haga una cuna con sus brazos. Ella ríe otra vez, luego hace una falsa cuna, y Peter deposita el muñeco en sus brazos. Ella sacude su cabeza.

Tan idiota como es esta asignación, no puedo más que sonreír a su intercambio. Peter es el chico más gracioso que conozco, la persona más graciosa que haya conocido. Solo él puede pretender hacer está asignación tan seriamente. Troto hacia las gradas de metal, tomando dos escalones a la vez hasta que alcanzo a mi mamá y a Peter.

— ¿Por  qué,  Lali,  no  me dijiste que iba  a  ser  abuela?  —dice  mi  mamá, ofreciéndole una sonrisa a Peter.

—No lo sabía tampoco —digo—. Peter me escondió su embarazo. ¿Mamá, te importaría cuidar a esa cosa espeluznante durante la práctica?

Peter sostiene su pecho. —Esa cosa espeluznante es nuestro hijo, Espósito.

—No me importa —dice mamá. Ella asiente a algo sobre mi hombro—. Parece como que el entrenador Miller los quiere a los dos allá abajo.

— ¡Gracias mamá! —dice Peter. Parece como que Jerry Rice ha puesto a Peter en un buen humor otra vez. Él pone un brazo a mí alrededor mientras caminamos de vuelta al campo—. Así que, ¿qué quería Federico?

—Agradecerme por llevarlo al juego ayer.

— ¿Eso fue todo? —él susurra.

—No…

—Soy tu esposa, puedes hablar conmigo Espósito.

—Ayer, cuando lo dejé en su casa, él, como, uhm, se inclinó por un beso.

— ¿Y?

—Así que, yo, uh, le dije que me tenía que ir.

— ¿No lo besaste?

—Nop.

Peter sostiene mi codo, deteniéndome de ir más lejos. — ¿Por qué hiciste eso? ¿No te gusta?

—Si… estaba asustada, supongo. No lo sé. —Miro hacia abajo, hacia una goma de mascar derretida en el metal.

—Ne-gado, —dice Peter—. Dios, ni siquiera puedo imaginar inclinarme por un beso y que me rechacen. Federico debe sentirse como la mierda hoy.

Encogiéndome de hombros, emito un ronquido.

—Así que ¿trató de besarte de nuevo ahora? ¿O sólo quería hablar del no-beso?

—No, él quería saber si nosotros estábamos saliendo —digo, riéndome fuerte, usando mi pulgar para apuntar de Peter a mí.

— ¿Tú y yo?

—Sí, quería saber si tú y yo estábamos saliendo. Le dije que somos mejores amigos.

—Sí, él definitivamente te quiere.

Echo un vistazo a Peter. Su cara está pálida, ninguna sonrisa o algo. — ¿Tú crees? —susurro.

—Lo sé.

Peter mira de mi cara hacia el campo nuevamente, y sus ojos se abren. Volteo para ver por qué está jadeando: Pablo y Nicolás están jugando, tratando de hacer una recepción con la carriola de Jerry Rice.

—Pablo —grita Peter—. Puedes meter a uno de primer año en esa carriola.

Más tarde esa noche, después de un par de horas en las jaulas de bateo con Nicolás y Pablo, Peter y yo estamos en mi sótano teniendo un torneo de futbolito. El mejor de 3 de 5 partidos. He ganado dos; él ha ganado uno. En el juego actual, juego cuatro, estoy pateando su trasero. Jerry Rice, con sus espeluznantes ojos abiertos, está durmiendo calmadamente en la carriola. Noche de Fútbol del Lunes está a todo volumen en la televisión de pantalla grande de la esquina.

Estamos viendo el juego de los Jets vs Delfines y estamos apoyando a los Delfines, por supuesto.

— ¿Puedo quedarme esta noche? —pregunta Peter. La luz de la televisión baña sus rizos rubios, haciéndolos brillar.

—Por supuesto.

—Me he dado cuenta de que sería ser más fácil cuidar de Jerry Rice de esa manera  —dice—  Podemos  alternarnos  en  la  alimentación  en  medio  de  la noche. —Él ha girado la barra, golpeando la bola blanca dentro de mí portería.

— ¿Por qué te estás tomando esto tan seriamente? Podemos dejar a Jerry Rice en mi camioneta toda la noche para que no podamos oírlo llorar.

—Quiero una buena nota.

—Tú tenías que meter la pata en la asignación del pan de maíz. —Golpeo la pelota dentro la portería de Peter, y su pequeño hombre de madera lo bloquea—. No puedo creer que tuvieras una F haciendo pan de maíz.

—La mayoría de la gente puede pasar a través de la vida sin ser bueno en hacer pan de maíz. Ser padre es diferente.

—Si —digo, sabiendo lo mucho que a veces puede apestar mi papá. Peter y yo somos afortunados en tener tan grandiosas mamás. Al menos el papá de Peter no es un imbécil, él sólo nunca está en casa. Como mi papá, el Sr. Lanzani no ha ido nunca a ninguno de nuestros juegos.

Golpeo la pelota en la portería de Peter, ganando el juego. Lanzo mis manos sobre mi cabeza y me pavoneo por la habitación, victoriosamente. Cubriendo mi boca, hago falsos sonidos de multitud. — ¡Y Espósito gana todo!

— ¡Silencio! Vas a despertar al bebé —dice Peter con una sonrisa. Se recuesta en uno de los sillones de cuero y toma un vaso de limonada. Me sirvo otro vaso, luego tomo unas pocas galletas con chispas de chocolate, me siento, y me apoyo contra él. Él pone un brazo sobre mí, se inclina y toma una galleta de mi mano con su boca.

— ¡Ladrón!

— ¡Glotona!

Llega la media noche, y Jerry Rice está llorando. Los pies descalzos de Peter están en mi cara, así que los golpeo fuera de mi camino y me siento. Saltando de la cama. Tomo al estúpido muñeco de su carriola y fuerzo la varilla de metal dentro de su boca. Y luego me vuelvo a acostar en mi cama. Resulta que no sólo puedo dejar la llave en su boca. Tienes que, como, sostener al falso bebé al mismo tiempo o seguirá llorando.

Me siento contra la cabecera y sostengo al muñeco contra mis brazos. Si no tuviera al falso bebé en este momento, estaría totalmente escribiendo en mi diario acerca de Peter.

Él es rápido para dormir, enrollado al otro lado de la cama, luciendo pacífico. La expresión en su cara dice que no está realmente triste, y no está sobre compensando todo por su tristeza actuando como loco o tonto, él sólo luce… contento. Y me hace sentir satisfecha, porque más que nada. Quiero que él sea feliz. Una parte de mí no lo quiere despertar, porque sé que volverá a estar triste por  Eugenia,  o lo que  sea  que  lo tenga  deprimido.  Sí  sólo  él  hablara conmigo… tal vez podría ayudar.

Mi cabeza cae, y accidentalmente suelto la varilla de metal y Jerry Rice comienza a llorar otra vez. Peter se mueve. Sentándose, las sábanas caen revelando el colgante de fútbol de plástico y sus abdominales.

¿Él cuerpo de Federico será así de perfecto? Me he preguntado varias veces si Paula ya ha visto sus abdominales…

— ¿Qué pasa, Espósito? —dice Peter, tallando sus ojos con sus puños.

—Tiré  la  varilla  de  metal,  eso  es  todo.  —Acuno  nuevamente  al  estúpido muñeco.

Peter se arrastra y lanza un brazo a mí alrededor, tirando de mí estrechamente. Cerrando mis ojos mientras me recuesto contra su hombro, se me ocurre que Peter será un gran papá algún día. No sin apoyar a sus hijos como mi papá o no existiendo como el suyo.


Sólo un realmente grandioso papá.

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