Mirando
a la puerta, el Sr. Tucker se pasa una mano por el cabello y se levanta de su
escritorio. —Lo siento por el entrenador Thompson. Se encuentra bajo mucho
estrés... saben, con el próximo juego contra Florida. Déjame enseñarte la
escuela.
—Seguro
espero que el entrenador no vaya a darle este tratamiento a mi hija cuando ella
sea un miembro de su equipo —dice mamá, cruzando las manos en frente de ella.
—Oh,
no, por supuesto —dice el Sr. Tucker, haciéndonos salir de su oficina.
—Vamos
a casa —me dice papá.
—Pero
no he visto el campo todavía.
—Creo
que hemos visto lo suficiente.
—Papá,
vamos —digo en voz baja, saltando en mis puntillas. Él usaría cualquier razón
para que me fuera. ¿Y qué si Thompson estaba de mal humor hoy?
—Alabama
es mi sueño.
Papá
descansa una mano en mi hombro y, finalmente, él asiente.
—No
hará daño echar un vistazo alrededor de la escuela.
Llegamos
a ver algunas de las aulas y el nuevo gimnasio estado-del-arte y las
instalaciones de entrenamiento, incluyendo una piscina nueva. Todo esto me
aburre. ¡Yo quiero ver el maldito estadio! Tardamos aproximadamente un eón para
que vayamos por ahí, lo que con estos horribles zapatos que llevo puestos, y
con la necesidad del Sr. Tucker de señalar cada pequeña cosa, desde donde se
encuentran los bastidores
de bicicletas hasta
donde se pude
agarrar un periódico a donde los
estudiantes se les permite fumar. Yo esperaría que un director atlético supiese
mejor que señalar ceniceros a un mariscal de campo, pero lo que sea. Camino a
través del tan largo mostrar y decir del Sr Tucker hasta que llego a ver el
campo eventualmente.
Finalmente,
cuando llegamos al estadio, mi padre dice:
—Me
quedaré afuera. —Él se sienta en un banco—. Tengo que hacer algunas llamadas.
Él
se desploma, mirando el estacionamiento, y no saca su teléfono fuera.
Mamá
y yo entramos dentro del Bryant-Denny, que es tan hermoso, incluso mejor que en
la televisión. El exuberante y verde campo me recuerda a un campo irlandés,
e incluso puedo oler
las líneas recién pintadas. El
gigante cuadro de indicadores rojo y el pequeño túnel desde el vestuario
me hacen sentir mareada. No puedo esperar para correr fuera de él. Los
enfriadores de agua están establecidos en los bancos y los empleados están
llevando balones y diversos equipos a través del campo.
Me
permito unas pocas ensoñaciones, entre ellas una en donde me encuentro con solo
diez segundos para hacer un touchdown en un juego empatado, y otro en el que
tiro un touchdown desde la línea de cincuenta yardas. Bueno, eso nunca
sucedería, pero es un sueño genial. Soy sacada de mis fantasías por algunos
chicos que trotan hacia mí. Están usando sudaderas rojas y blancas, estos
chicos son aún más calientes que los que vimos en el patio. Los reconozco por
las fotografías del equipo en el sitio web, tres receptores y dos corredores.
Todos
le sonríen a mamá y dicen:
—Hola,
señora. —Al principio, estoy convencida de que son caballeros del sur, pero
luego uno de ellos dice—: ¡Y tú debes ser Lali Espósito, nuestra nueva chica
póster!
Los
otros cuatro chicos rieron. ¿Así es como va a ser? No solo puedo jugar de
mariscal de campo, también puedo jugar este juego: ser una perra sarcástica, me
tropiezo hasta el receptor idiota que se burló de mí y digo.
—Sip.
Soy la nueva chica del poster. Pero sólo porque no eres lo suficiente lindo. No
queremos espantar a los fanáticos.
—Oooh
—y—, Ay —dicen los otros chicos, golpeando al receptor, quien los sacude lejos.
—Eres
más guapa de lo que pensé que serías —dice uno de los receptores abiertos—. He
cambiado de opinión. No me importa que estés un poco en el equipo. Espero que
podamos llegar a ser compañeros de cuarto. —Se coloca cerca de mí y coloca su
brazo alrededor de mis hombros. Ugh. Jake Reynolds su cara destella en mi
cabeza reconociéndolo. Empujo al receptor lejos, duro, pero de inmediato lo
lamento, porque no es así como actúa una dama. Esperemos que ninguno de los
entrenadores viera eso. El receptor tropieza lejos, riendo.
El
Sr. Tucker está jugueteando con sus gemelos, mirando hacia atrás y hacia
adelante entre los jugadores de Alabama y yo. — ¿No deberían estar todos preparándose
para la práctica? —dice frunciendo el
ceño y señala hacia el entrenador
Thompson, que está inspeccionando la
rodilla de un jugador
y hablando con un entrenador, al mismo tiempo.
—Sí,
señor —dicen todos los chicos y trotan en dirección a las bancas.
He
tenido suerte los últimos diez años, porque todos en Tennessee sólo me
aceptaron. Lo que debería contar es que soy una gran jugadora de futbol, y una
gran persona. No debería importar que no sea un chico.
Pero
supongo que así es como todos me ven. Chica primero, jugadora de futbol
después.
Justo
como dice Peter.
Se
pone peor cuando el receptor quien manoseaba mi hombro viene corriendo hacia
atrás lanzando una pelota. Él me derriba tan fuerte que cuando lo agarro, me
tropiezo hacia atrás por estos estúpidos zapatos. Él se ríe de mí. Pateando
lejos los tacones, decido que no voy a dejar que este idiota me avergüence. Él
está de pie allí, estirando sus brazos y sonriendo, sólo retándome. Así que
corro unos pasos hacia atrás, pero en lugar de lanzar la pelota al receptor,
estiro mi brazo hacia atrás y lanzo una bomba de treinta y cinco yardas sobre
la cabeza del tipo. Oh si, va exactamente a donde yo quiero. El balón vuela
justo entre dos de los otros idiotas, golpeando el termo de agua. Hielo y agua
explotan por todo el resto de los jugadores que se burlaron de mí.
Ellos
a su vez me miran boquiabiertos. Incluso el entrenador Thompson está mirando.
Se necesita cada pedacito de decoro que poseo para no golpear mis caderas con
las manos y gritar: “¡Chúpala!” a estos tontos.
El
receptor, abre la boca y luego se encoge de hombros, diciendo:
—Bonito.
Pero todavía tienes mucho que demostrar, niña
Me
quedo mirándolo, deseando tener otro balón, porque creo que su casco necesita
una buena abolladura en él. Teniendo en cuenta que llevé a mi equipo a la final
del campeonato estatal el año pasado, me he probado. Chica o no, yo soy un
jugador de fútbol impresionante.
—Bueno,
mamá, creo que hemos visto suficiente. Gracias, Sr. Tucker, por su tiempo. —Yo
codeo a mamá, que está sonriendo al desorden de agua en el otro lado del campo.
—Oh,
sí, gracias Sr. Tucker. Me alegra que haya por lo menos un caballero en esta
escuela —dice mamá.
Demonios,
no creo haber visto a nadie actuar más avergonzado que Tucker. Su cara está de
color rojo, sudorosa y está secándose la frente con un pañuelo.
Papá
tiene razón. Alabama nunca me quiso para jugar en primer lugar. No es de
extrañar que al Sr. Tucker no le importara que yo la jodiera soberanamente en
la noche del viernes.
¿Y
ahora qué?
Más
tarde esa noche, estoy sentada en el muelle, escribiendo en mi diario mientras
veo la luna brillar sobre el Lago Lali cubierto de algas.
Cuando
volví a casa, me desvestí sacando ese estúpido vestido gris y lo lancé en el
armario, donde encontré los converses azules de Peter apretados en contra de un
par de mis listones. Y después noto su franela de Mario Bros. Así que me senté
en el armario y lloré en la cara de Luigi. Y entonces me di cuenta que eso era
psicópata, así que corrí hacia el lago. (Después de ponerme la ropa, por
supuesto.)
En
cuanto estuve de espaldas a la casa, empecé a llorar. No sé qué es peor: yo
arruinándolo en el campo y defraudando a mi equipo, o saber que Alabama nunca
me quiso jugando en primer lugar.
Ahora,
continúo abriendo y cerrando mi teléfono. Quiero tanto llamar a Peter. Pero
¿para qué molestarme?
Y no
puedo llamar a Federico para decirle acerca de mi viaje a Alabama. No puedo mostrar
debilidad en frente de él, sólo cuestionará mi habilidad para jugar, como hizo
el viernes por la noche.
Nicolás
y Pablo no son buenos para hablar sobre estas cosas. Además, no quiero que
nadie sepa sobre lo que paso hoy. Digo, si en Alabama no me van a dejar jugar,
entonces ¿por qué debo formar parte de Hundred Oaks? Bien podría darle la
oportunidad a Federico para que pueda obtener una beca completa en la
universidad.
Él
la merece y la necesita…
Escribo
en mi diario:
A pesar de la clase de
idiota que siempre ha sido mi papá, al menos tengo mis sueños y a mi mejor
amigo. Bueno, Peter se ha ido, y mi sueño en la escuela no fue un sueño después
de todo. Tengo un novio ahora, pero el novio perfecto estaba justo enfrente de
mí, y nunca lo note.
Es
como si volara en un agujero negro, hacia un vacío donde no sé nada.
— ¿Lali?
Miro
sobre mi hombro y cierro mi diario mientras lo deslizo y me siento sobre él.
Papá está detrás de mí con sus manos en los bolsillos.
— ¿Estás
bien? —pregunta.
—Por
favor solo déjame sola…
Papá
viene y se sienta cerca de mí, saca los mocasines fuera, y sumerge sus pies en
el lago.
— ¿Vas
a decir te lo dije? —murmuro.
—Por supuesto
que no. Sólo
vine a ver
como estabas, no
has dicho dos palabras desde que dejamos Alabama. Mamá
esté preocupada. —Él mueve la cabeza hacia la casa, así que doy la vuelta y veo
a mamá mirando desde la ventana de la cocina, con los brazos cruzados sobre el
estómago.
Papá
pregunta:
— ¿Por
qué querías ir a Alabama?
Niego
con la cabeza, mientras limpio mi nariz con la manga de mi sudadera y repito lo
que dije el otro día.
—Es
la mejor escuela de fútbol en el país. —Duh.
Él
me codea en el costado. —Oye ¿que sobre Ole Miss? Resulte bien, ¿cierto? Dejo salir
una pequeña risa. Papá aplasta a un mosquito antes de decir:
—Alabama
puede tener el mejor record, pero eso no significa que es la escuela correcta
para ti.
— ¿Y
cuál es la mejor escuela para mí, papá? ¿Una que no tenga equipo de fútbol?
Sopla
un montón de aire hacia afuera y se inclina hacia atrás en sus manos, mirando
al cielo despejado. —No sé cuál es la mejor escuela para ti, pero deberías
explorar todas tus opciones.
Pongo
mis rodillas en el pecho y envuelvo mis brazos alrededor de mis piernas,
pensando cuan embarazoso seria admitir a mis compañeros de equipo que no iré a
Alabama. Tal vez si juego más duro y mejor que nunca, ellos no tengan opción
más que dejarme jugar.
—Alabama
es lo que es mejor para mí, papá.
Él
se acerca y frota mi espalda. —Tu madre y yo te amamos sin importar lo que
elijas pero espero que en serio pienses en otras universidades.
—Lo
que sea.
Papá
se detiene por un tiempo. — ¿Qué te parece si vamos a pescar juntos el sábado?
¿Sólo tú y yo?
¿Para
intentar hablarme de Alabama otra vez? —No gracias.
El
dolor se apodera de su rostro mientras me mira fijamente a los ojos y quita su
mano de mi espalda. Luego se levanta y se dirige de nuevo a la casa mientras
sigo mirando a la luna y golpeando a los mosquitos.
Cuando
me volteo para ver si mamá todavía está mirando por la ventana de la cocina. No
la encuentro a ella mirándome. Pero papá sí.
Quizás
si le importe, pero no puedo olvidar lo que ha tratado de hacerme dejar durante
años. Esto es por lo que papá ha estado esperando, para que yo me dé por
vencida.
Pero
no lo voy a hacer.
DE:
Espósito, Lali
PARA:
Tucker, Mark (Atletismo de la Universidad de Alabama)
FECHA:
Sábado, 18 de Septiembre, 07:32 a.m.
ASUNTO:
Gracias.
Querido
Sr. Tucker:
Gracias
otra vez por invitarme a visitar el
campo el pasado martes. Disfruté conociendo al entrenador Thompson y a
los jugadores. Mientras espero ayudar con el reclutamiento y el trabajo con
organizaciones benéficas que la Universidad de Alabama apoya, Estoy muy
emocionada de jugar para el equipo de
fútbol americano un día.
He
incluido un video de nuestro cuarto juego. Ayer por la noche, le ganamos a Cool
Springs 42-14. Yo hice una lanzamiento de 300 yardas y corrí para un touchdown.
Por favor, siéntase libre de compartir mi video con el cuerpo técnico.
Estoy
deseando volver a visitar el campus de nuevo y unirme al equipo el año que
viene
Sinceramente,
Lali Espósito
DE:
Tucker, Mark (Atletismo de la Universidad de Alabama)
PARA:
Espósito, Lali
FECHA:
Lunes, 20 de Septiembre, 09:13 a.m.
ASUNTO:
Re: Gracias
Hola
Lali:
Espero
que hayas disfrutado tu recorrido por el campo. Fue increíble conocerte a ti y
tu familia. Lamento que no hayas podido quedarte más tiempo.
Acabamos
de recibir las pruebas para el
calendario del próximo año, y nos
encantan tus fotos. Estamos más que entusiasmados de que te estés uniendo a
nuestra comunidad.
El
baile de Caridad de los alumnos de la Universidad de Alabama será el 4 de
Diciembre, y apreciaríamos si pudieras asistir. Varios ex alumnos han expresado
el deseo de conocerte.
Atentamente,
Mark Tucker.
Ayyy maass
ResponderEliminarno saben como decirle directamente que no la quieren
ResponderEliminarAl menos la invitan a volver.
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