domingo, 2 de agosto de 2015

Capítulo 33

Mirando a la puerta, el Sr. Tucker se pasa una mano por el cabello y se levanta de su escritorio. —Lo siento por el entrenador Thompson. Se encuentra bajo mucho estrés... saben, con el próximo juego contra Florida. Déjame enseñarte la escuela.

—Seguro espero que el entrenador no vaya a darle este tratamiento a mi hija cuando ella sea un miembro de su equipo —dice mamá, cruzando las manos en frente de ella.

—Oh, no, por supuesto —dice el Sr. Tucker, haciéndonos salir de su oficina.

—Vamos a casa —me dice papá.

—Pero no he visto el campo todavía.
—Creo que hemos visto lo suficiente.

—Papá, vamos —digo en voz baja, saltando en mis puntillas. Él usaría cualquier razón para que me fuera. ¿Y qué si Thompson estaba de mal humor hoy?

—Alabama es mi sueño.

Papá descansa una mano en mi hombro y, finalmente, él asiente.

—No hará daño echar un vistazo alrededor de la escuela.

Llegamos a ver algunas de las aulas y el nuevo gimnasio estado-del-arte y las instalaciones de entrenamiento, incluyendo una piscina nueva. Todo esto me aburre. ¡Yo quiero ver el maldito estadio! Tardamos aproximadamente un eón para que vayamos por ahí, lo que con estos horribles zapatos que llevo puestos, y con la necesidad del Sr. Tucker de señalar cada pequeña cosa, desde donde se encuentran  los  bastidores  de  bicicletas  hasta  donde  se  pude  agarrar  un periódico a donde los estudiantes se les permite fumar. Yo esperaría que un director atlético supiese mejor que señalar ceniceros a un mariscal de campo, pero lo que sea. Camino a través del tan largo mostrar y decir del Sr Tucker hasta que llego a ver el campo eventualmente.

Finalmente, cuando llegamos al estadio, mi padre dice:

—Me quedaré afuera. —Él se sienta en un banco—. Tengo que hacer algunas llamadas.

Él se desploma, mirando el estacionamiento, y no saca su teléfono fuera.

Mamá y yo entramos dentro del Bryant-Denny, que es tan hermoso, incluso mejor que en la televisión. El exuberante y verde campo me recuerda a un campo  irlandés,  e incluso  puedo  oler  las líneas recién  pintadas.  El  gigante cuadro de indicadores rojo y el pequeño túnel desde el vestuario me hacen sentir mareada. No puedo esperar para correr fuera de él. Los enfriadores de agua están establecidos en los bancos y los empleados están llevando balones y diversos equipos a través del campo.

Me permito unas pocas ensoñaciones, entre ellas una en donde me encuentro con solo diez segundos para hacer un touchdown en un juego empatado, y otro en el que tiro un touchdown desde la línea de cincuenta yardas. Bueno, eso nunca sucedería, pero es un sueño genial. Soy sacada de mis fantasías por algunos chicos que trotan hacia mí. Están usando sudaderas rojas y blancas, estos chicos son aún más calientes que los que vimos en el patio. Los reconozco por las fotografías del equipo en el sitio web, tres receptores y dos corredores.

Todos le sonríen a mamá y dicen:

—Hola, señora. —Al principio, estoy convencida de que son caballeros del sur, pero luego uno de ellos dice—: ¡Y tú debes ser Lali Espósito, nuestra nueva chica póster!

Los otros cuatro chicos rieron. ¿Así es como va a ser? No solo puedo jugar de mariscal de campo, también puedo jugar este juego: ser una perra sarcástica, me tropiezo hasta el receptor idiota que se burló de mí y digo.

—Sip. Soy la nueva chica del poster. Pero sólo porque no eres lo suficiente lindo. No queremos espantar a los fanáticos.

—Oooh —y—, Ay —dicen los otros chicos, golpeando al receptor, quien los sacude lejos.

—Eres más guapa de lo que pensé que serías —dice uno de los receptores abiertos—. He cambiado de opinión. No me importa que estés un poco en el equipo. Espero que podamos llegar a ser compañeros de cuarto. —Se coloca cerca de mí y coloca su brazo alrededor de mis hombros. Ugh. Jake Reynolds su cara destella en mi cabeza reconociéndolo. Empujo al receptor lejos, duro, pero de inmediato lo lamento, porque no es así como actúa una dama. Esperemos que ninguno de los entrenadores viera eso. El receptor tropieza lejos, riendo.

El Sr. Tucker está jugueteando con sus gemelos, mirando hacia atrás y hacia adelante entre los jugadores de Alabama y yo. — ¿No deberían estar todos preparándose para  la práctica? —dice frunciendo el ceño y señala hacia el entrenador  Thompson,  que está  inspeccionando  la  rodilla  de un  jugador  y hablando con un entrenador, al mismo tiempo.

—Sí, señor —dicen todos los chicos y trotan en dirección a las bancas.

He tenido suerte los últimos diez años, porque todos en Tennessee sólo me aceptaron. Lo que debería contar es que soy una gran jugadora de futbol, y una gran persona. No debería importar que no sea un chico.

Pero supongo que así es como todos me ven. Chica primero, jugadora de futbol después.

Justo como dice Peter.

Se pone peor cuando el receptor quien manoseaba mi hombro viene corriendo hacia atrás lanzando una pelota. Él me derriba tan fuerte que cuando lo agarro, me tropiezo hacia atrás por estos estúpidos zapatos. Él se ríe de mí. Pateando lejos los tacones, decido que no voy a dejar que este idiota me avergüence. Él está de pie allí, estirando sus brazos y sonriendo, sólo retándome. Así que corro unos pasos hacia atrás, pero en lugar de lanzar la pelota al receptor, estiro mi brazo hacia atrás y lanzo una bomba de treinta y cinco yardas sobre la cabeza del tipo. Oh si, va exactamente a donde yo quiero. El balón vuela justo entre dos de los otros idiotas, golpeando el termo de agua. Hielo y agua explotan por todo el resto de los jugadores que se burlaron de mí.

Ellos a su vez me miran boquiabiertos. Incluso el entrenador Thompson está mirando. Se necesita cada pedacito de decoro que poseo para no golpear mis caderas con las manos y gritar: “¡Chúpala!” a estos tontos.

El receptor, abre la boca y luego se encoge de hombros, diciendo:

—Bonito. Pero todavía tienes mucho que demostrar, niña

Me quedo mirándolo, deseando tener otro balón, porque creo que su casco necesita una buena abolladura en él. Teniendo en cuenta que llevé a mi equipo a la final del campeonato estatal el año pasado, me he probado. Chica o no, yo soy un jugador de fútbol impresionante.

—Bueno, mamá, creo que hemos visto suficiente. Gracias, Sr. Tucker, por su tiempo. —Yo codeo a mamá, que está sonriendo al desorden de agua en el otro lado del campo.

—Oh, sí, gracias Sr. Tucker. Me alegra que haya por lo menos un caballero en esta escuela —dice mamá.

Demonios, no creo haber visto a nadie actuar más avergonzado que Tucker. Su cara está de color rojo, sudorosa y está secándose la frente con un pañuelo.

Papá tiene razón. Alabama nunca me quiso para jugar en primer lugar. No es de extrañar que al Sr. Tucker no le importara que yo la jodiera soberanamente en la noche del viernes.

¿Y ahora qué?

Más tarde esa noche, estoy sentada en el muelle, escribiendo en mi diario mientras veo la luna brillar sobre el Lago Lali cubierto de algas.

Cuando volví a casa, me desvestí sacando ese estúpido vestido gris y lo lancé en el armario, donde encontré los converses azules de Peter apretados en contra de un par de mis listones. Y después noto su franela de Mario Bros. Así que me senté en el armario y lloré en la cara de Luigi. Y entonces me di cuenta que eso era psicópata, así que corrí hacia el lago. (Después de ponerme la ropa, por supuesto.)

En cuanto estuve de espaldas a la casa, empecé a llorar. No sé qué es peor: yo arruinándolo en el campo y defraudando a mi equipo, o saber que Alabama nunca me quiso jugando en primer lugar.

Ahora, continúo abriendo y cerrando mi teléfono. Quiero tanto llamar a Peter. Pero ¿para qué molestarme?

Y no puedo llamar a Federico para decirle acerca de mi viaje a Alabama. No puedo mostrar debilidad en frente de él, sólo cuestionará mi habilidad para jugar, como hizo el viernes por la noche.

Nicolás y Pablo no son buenos para hablar sobre estas cosas. Además, no quiero que nadie sepa sobre lo que paso hoy. Digo, si en Alabama no me van a dejar jugar, entonces ¿por qué debo formar parte de Hundred Oaks? Bien podría darle la oportunidad a Federico para que pueda obtener una beca completa en la universidad.

Él la merece y la necesita…

Escribo en mi diario:

A pesar de la clase de idiota que siempre ha sido mi papá, al menos tengo mis sueños y a mi mejor amigo. Bueno, Peter se ha ido, y mi sueño en la escuela no fue un sueño después de todo. Tengo un novio ahora, pero el novio perfecto estaba justo enfrente de mí, y nunca lo note.

Es como si volara en un agujero negro, hacia un vacío donde no sé nada.

— ¿Lali?

Miro sobre mi hombro y cierro mi diario mientras lo deslizo y me siento sobre él. Papá está detrás de mí con sus manos en los bolsillos.

— ¿Estás bien? —pregunta.

—Por favor solo déjame sola…

Papá viene y se sienta cerca de mí, saca los mocasines fuera, y sumerge sus pies en el lago.

— ¿Vas a decir te lo dije? —murmuro.

—Por  supuesto  que  no.  Sólo  vine  a  ver  como  estabas,  no  has  dicho  dos palabras desde que dejamos Alabama. Mamá esté preocupada. —Él mueve la cabeza hacia la casa, así que doy la vuelta y veo a mamá mirando desde la ventana de la cocina, con los brazos cruzados sobre el estómago.

Papá pregunta:

— ¿Por qué querías ir a Alabama?

Niego con la cabeza, mientras limpio mi nariz con la manga de mi sudadera y repito lo que dije el otro día.

—Es la mejor escuela de fútbol en el país. —Duh.

Él me codea en el costado. —Oye ¿que sobre Ole Miss? Resulte bien, ¿cierto? Dejo salir una pequeña risa. Papá aplasta a un mosquito antes de decir:

—Alabama puede tener el mejor record, pero eso no significa que es la escuela correcta para ti.

— ¿Y cuál es la mejor escuela para mí, papá? ¿Una que no tenga equipo de fútbol?

Sopla un montón de aire hacia afuera y se inclina hacia atrás en sus manos, mirando al cielo despejado. —No sé cuál es la mejor escuela para ti, pero deberías explorar todas tus opciones.

Pongo mis rodillas en el pecho y envuelvo mis brazos alrededor de mis piernas, pensando cuan embarazoso seria admitir a mis compañeros de equipo que no iré a Alabama. Tal vez si juego más duro y mejor que nunca, ellos no tengan opción más que dejarme jugar.

—Alabama es lo que es mejor para mí, papá.

Él se acerca y frota mi espalda. —Tu madre y yo te amamos sin importar lo que elijas pero espero que en serio pienses en otras universidades.

—Lo que sea.

Papá se detiene por un tiempo. — ¿Qué te parece si vamos a pescar juntos el sábado? ¿Sólo tú y yo?

¿Para intentar hablarme de Alabama otra vez? —No gracias.

El dolor se apodera de su rostro mientras me mira fijamente a los ojos y quita su mano de mi espalda. Luego se levanta y se dirige de nuevo a la casa mientras sigo mirando a la luna y golpeando a los mosquitos.

Cuando me volteo para ver si mamá todavía está mirando por la ventana de la cocina. No la encuentro a ella mirándome. Pero papá sí.

Quizás si le importe, pero no puedo olvidar lo que ha tratado de hacerme dejar durante años. Esto es por lo que papá ha estado esperando, para que yo me dé por vencida.

Pero no lo voy a hacer.

DE: Espósito, Lali
PARA: Tucker, Mark (Atletismo de la Universidad de Alabama)
FECHA: Sábado, 18 de Septiembre, 07:32 a.m.
ASUNTO: Gracias.

Querido Sr. Tucker:

Gracias otra vez por invitarme a visitar el  campo el pasado martes. Disfruté conociendo al entrenador Thompson y a los jugadores. Mientras espero ayudar con el reclutamiento y el trabajo con organizaciones benéficas que la Universidad de Alabama apoya, Estoy muy emocionada de  jugar para el  equipo de  fútbol americano un día.

He incluido un video de nuestro cuarto juego. Ayer por la noche, le ganamos a Cool Springs 42-14. Yo hice una lanzamiento de 300 yardas y corrí para un touchdown. Por favor, siéntase libre de compartir mi video con el cuerpo técnico.

Estoy deseando volver a visitar el campus de nuevo y unirme al equipo el año que viene

Sinceramente, Lali Espósito


DE: Tucker, Mark (Atletismo de la Universidad de Alabama)
PARA: Espósito, Lali
FECHA: Lunes, 20 de Septiembre, 09:13 a.m.
ASUNTO: Re: Gracias

Hola Lali:

Espero que hayas disfrutado tu recorrido por el campo. Fue increíble conocerte a ti y tu familia. Lamento que no hayas podido quedarte más tiempo.

Acabamos de recibir las pruebas para el  calendario del próximo año, y  nos encantan tus fotos. Estamos más que entusiasmados de que te estés uniendo a nuestra comunidad.

El baile de Caridad de los alumnos de la Universidad de Alabama será el 4 de Diciembre, y apreciaríamos si pudieras asistir. Varios ex alumnos han expresado el deseo de conocerte.


Atentamente, Mark Tucker.

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