Aquella noche cuando Peter y Gasti
se marcharon para tomar unas copas con los chicos, Lali aprovechó para hacer
sus compras de Navidad en Internet. Tenía muy claro que era lo que quería
regalar a cada una de las personas que le alegraban la vida y aquel era el
mejor momento.
Sobre las once y veinte de la noche
Peter llegó al Loop con un Gasti que sonreía encantado. Era consciente de que
sus compañeros reaccionarían de un modo u otro ante su amaneramiento. Era de
esperar. Pero también les conocía y sabía que aquello
no supondría ningún
problema. Una vez traspasaron la puerta
del local, Peter señaló hacia el grupo del fondo. Allí estaban sus amigos.
Gasti escaneó con la mirada a todos los miembros y esbozó una gran sonrisa, se retiró su
glamuroso flequillo de la frente y dijo:
—Oh my God. ¡Cuánta barbaridad
junta!
Aquel comentario hizo sonreír a
Peter. Cruzaron el local y llegaron hasta donde se encontraban sus compañeros
que al verle le saludaron, aunque no les pasó desapercibido el joven de mechas
color pistacho, al que miraron de arriba abajo extrañados.
—Os presento a Gasti —dijo Peter con
tranquilidad—. Él es el primo de Lali la...
—La morenaza que me levantaste,
¿verdad? —acabó Lucas apoyado en la barra.
—Exacto —asintió Peter.
Tras
intercambiar una significativa
mirada. Peter continuo
presentando a Gasti
al resto de hombres.
—¿Ese Atila con cara de peligro
también le tiró los trastos a mi prima? Peter miro a Lucas y sonrió.
—Por el amor de Diorr ¡que suerte
tiene la puñetera!
Diez minutos después Gasti hablaba
animadamente con Nicolás y Peter, hasta que reparó en uno de los camareros del
local y cuchicheó animado:
—Uis
nenes, ese guapo
camarero, el de
la camisa chocolate
de Dolce &
Gabbana, y los pantalones Versace
de color blanco roto, entiende más yo.
Nicolás y Peter miraron hacia la
barra.
—Te equivocas. Jesús no... —dijo
Peter.
—Ojo de loca no se equivoca
—insistió Gasti.
Dos segundos después le pareció
escuchar un comentario sobre él que le obligó a darse la vuelta y moviendo las
manos con exageración y poniendo pose de diva divina preguntó:
—Perdona rey Midas, ¿qué has dicho?
—¿Me hablas a mi palomita?— preguntó
Lucas.
Colocándose el fular beige con
glamour sobre los hombros Gasti le clavó la mirada y respondió.
—Te he escuchado decir algo sobre
mi, y como veo que te intereso tanto solo me queda decirte una cosa: no tengo
novio. ¿Te interesa el puesto?
Los hombres se carcajearon por
aquello y Lucas, molesto por la mofa de sus compañeros, apoyándose en la barra
preguntó en actitud chulesca:
—¿Eso es una proposición para mi
palomita?
—Si primate. En este momento, only
para ti.
Peter se sentía incomodo
ante la escena. Sabía
que la presencia de Gasti
ocasionaría algún comentario,
pero nunca pensó que terminaría en disputa. Por ello, poniéndose en medio de
aquellos dos, dijo alto y claro:
—Lucas, estamos aquí para pasar un
rato divertido, no para ocasionar problemas. Y tú Gasti... déjalo pasar.
Pero el glamuroso joven no estaba
dispuesto a callar.
—Pues va a ser que no my love.
Esta... Mariliendre y sus heteropetardas han dicho algo que yo estoy dispuesto
a aclarar.
—¡¿Mariliendre?! —se mofaron varios.
—¡¿Heteropetardas?!. —se carcajeó
Nicolás divertido.
—No me cabreéis más —gruñó Lucas
ofendido—. Y tú deja de decir mariconadas o al final tendrás problemas.
—Uis... ¡que salado! —rio Gasti—,
Pero déjame decirte que ahora entiendo por qué mi prima eligió al divino antes
que a ti. Tú eres demasiado corto de sesera para una woman como ella.
Todos volvieron a reír y Lucas
siseó.
—Peter, ¿qué tal si te llevas a la
nena esta de aquí antes de que tenga problemas? Si sigue por ese camino voy a
tener que sobarle los morritos con mis puños.
Peter fue a hablar pero Gasti,
acercándose a Lucas, le miró con gesto serio e indicó:
—No me asustan ni tus músculos, ni
tus puñitos, ni tu divina cara de machote español. ¿Y sabes por qué? Pues
simplemente porque en peores rodeos me he encontrado con tipos como tú y nunca
me he callado. Vamos, para que te enteres, soy gay pero si tengo que sacar mis
afiladas uñitas de gata siamesa, las saco. ¿Me has oído Mariliendre?
Sorprendido por aquella declaración
y, sintiéndose humillado al ver que todos se reían Lucas bufó:
—¿Qué me has vuelto a llamar?
—Mariliendre y, por
favor, ¿podrías repetir
lo que has dicho
hace unos minutos
para que podamos acabar ya con
esto?
Lucas, al sentir las miradas de
todos clavándose en él, se envalentonó.
—Mira palomita, no te voy a mentir
porque no es mi estilo. Acababa de decir, que tú no habías salido del armario,
porque a ti te habían echado a patadas.
Todos se carcajearon, incluso Gasti.
Aquel tipo de comentario homófono era muy de machitos.
—¿Sabes Mariliendre? Con lo bueno
que estás, pensé que serias más original.
—No me llames Mariliendre —protestó
aquel. Conocía a sus compañeros y sabía que aquel mote le perseguiría el resto
de sus días.
—No me llames tú a mi palomita. El
que sea gay no significa que tu puedas llamarme como te de la gana. Por lo
tanto, si no quieres que yo le llamo Mariliendre, ya sabes ¡llámame Gasti! Y en
cuanto a lo del armario ¡oh my god! Nunca lo he necesitado ¿Tu si?
Lucas, con una mirada asesina,
respondió dispuesto a partirle la cara.
—Me gustan las mujeres más que
respirar y...
—Que curioso, a mí me ocurre lo
mismo pero con los hombres —gritó Gasti—, Es más, si yo fuera tú, me enamoraría
de mí. ¿Y sabes por qué inútil? —al escuchar la risotada de todos continuó
—: pues porque soy más hombre que lo
que tú podrías llegar a ser, y más mujer de lo que tú nunca serás.
Aquel comentario volvió a hacer reír
a todos y Damián le preguntó:
—Tío, ¿sigues vivo?
Lucas miró a Peter, quien le pidió
precaución con un gesto. Era consciente que todo aquello lo había provocado él
mismo con sus comentarios y solo había una forma de solucionarlo. Con gesto
tosco cogió dos cervezas del barril de hielo que había a su lado y, retándole
con la mirada, se acercó al joven que se había atrevido a desafiarle. Le tendió
una de las cervezas y dijo:
—No soy un completo inútil Gasti.
Por lo menos sirvo para dar mal ejemplo. —Y tras chocar su cerveza con la de
aquel murmuró—: Te pido disculpas por mi comportamiento. En ocasiones soy un
bocazas y esta ha sido una de ellas.
—Ayquemonooooooooo. Esqueesparacomerteeeeeeeeee —gritó Gasti. Y brindando de nuevo con él añadió divertido—: Disculpas
aceptadas guapetón.
—Bravo Mariliendre. Creo que por
primera vez me siento orgulloso de ti —se mofó Nicolás sorprendido.
—¡Capullo! —rio Lucas dándole un
puñetazo en el hombro.
—Oh my God... cuando habláis con
esas terribles palabrotas de machotes ¡me ponéis un montón!¡Qué sexys!
—No me jodas —soltó Damián. Y todos
comenzaron a blasfemar.
—Por el amor de my life ¡me acabo de
enamorar! — y al ver que todos le miraban de nuevo aclaró inmediatamente— : Se
dice el pecado, pero no el pecador. Pero tranquilos macho manes, ya sé que sois
heteros de los de verdad, os digo como a mi Peter, si alguna vez queréis probar
algo divine, llamadme.
—Sigue viviendo en las nubes —sonrió
Peter.
—Vivir en las nubes
no es lo malo my love, lo terrible es bajar —se mofó Gasti haciendo sonreír a todos.
Jajajajaja,x poquito Lucas no se gana una buena.
ResponderEliminarTuvo su ración d Gasti