martes, 18 de noviembre de 2014

Capítulo 68

Aquella noche cuando Peter y Gasti se marcharon para tomar unas copas con los chicos, Lali aprovechó para hacer sus compras de Navidad en Internet. Tenía muy claro que era lo que quería regalar a cada una de las personas que le alegraban la vida y aquel era el mejor momento.

Sobre las once y veinte de la noche Peter llegó al Loop con un Gasti que sonreía encantado. Era consciente de que sus compañeros reaccionarían de un modo u otro ante su amaneramiento. Era de esperar.  Pero también les conocía  y sabía  que aquello  no supondría  ningún problema.  Una vez traspasaron la puerta del local, Peter señaló hacia el grupo del fondo. Allí estaban sus amigos. Gasti escaneó con la mirada a todos los miembros  y esbozó una gran sonrisa, se retiró su glamuroso flequillo de la frente y dijo:

—Oh my God. ¡Cuánta barbaridad junta!

Aquel comentario hizo sonreír a Peter. Cruzaron el local y llegaron hasta donde se encontraban sus compañeros que al verle le saludaron, aunque no les pasó desapercibido el joven de mechas color pistacho, al que miraron de arriba abajo extrañados.

—Os presento a Gasti —dijo Peter con tranquilidad—. Él es el primo de Lali la...

—La morenaza que me levantaste, ¿verdad? —acabó Lucas apoyado en la barra.

—Exacto —asintió Peter.

Tras  intercambiar  una  significativa  mirada.  Peter  continuo  presentando  a  Gasti  al  resto  de hombres.

—¿Ese Atila con cara de peligro también le tiró los trastos a mi prima? Peter miro a Lucas y sonrió.

—Por el amor de Diorr ¡que suerte tiene  la puñetera!

Diez minutos después Gasti hablaba animadamente con Nicolás y Peter, hasta que reparó en uno de los camareros del local y cuchicheó animado:

—Uis  nenes,  ese  guapo  camarero,  el  de  la  camisa  chocolate  de  Dolce  &  Gabbana,  y los pantalones Versace de color blanco roto, entiende más yo.

Nicolás y Peter miraron hacia la barra.

—Te equivocas. Jesús no... —dijo Peter.

—Ojo de loca no se equivoca —insistió Gasti.

Dos segundos después le pareció escuchar un comentario sobre él que le obligó a darse la vuelta y moviendo las manos con exageración y poniendo pose de diva divina preguntó:

—Perdona rey Midas, ¿qué has dicho?

—¿Me hablas a mi palomita?— preguntó Lucas.

Colocándose el fular beige con glamour sobre los hombros Gasti le clavó la mirada y respondió.

—Te he escuchado decir algo sobre mi, y como veo que te intereso tanto solo me queda decirte una cosa: no tengo novio. ¿Te interesa el puesto?

Los hombres se carcajearon por aquello y Lucas, molesto por la mofa de sus compañeros, apoyándose en la barra preguntó en actitud chulesca:

—¿Eso es una proposición para mi palomita?

—Si primate. En este momento, only para ti.

Peter se sentía  incomodo  ante  la escena.  Sabía  que  la presencia  de Gasti  ocasionaría  algún comentario, pero nunca pensó que terminaría en disputa. Por ello, poniéndose en medio de aquellos dos, dijo alto y claro:

—Lucas, estamos aquí para pasar un rato divertido, no para ocasionar problemas. Y tú Gasti... déjalo pasar.

Pero el glamuroso joven no estaba dispuesto a callar.

—Pues va a ser que no my love. Esta... Mariliendre y sus heteropetardas han dicho algo que yo estoy dispuesto a aclarar.

—¡¿Mariliendre?! —se mofaron varios.

—¡¿Heteropetardas?!. —se carcajeó Nicolás divertido.

—No me cabreéis más —gruñó Lucas ofendido—. Y tú deja de decir mariconadas o al final tendrás problemas.

—Uis... ¡que salado! —rio Gasti—, Pero déjame decirte que ahora entiendo por qué mi prima eligió al divino antes que a ti. Tú eres demasiado corto de sesera para una woman como ella.

Todos volvieron a reír y Lucas siseó.

—Peter, ¿qué tal si te llevas a la nena esta de aquí antes de que tenga problemas? Si sigue por ese camino voy a tener que sobarle los morritos con mis puños.

Peter fue a hablar pero Gasti, acercándose a Lucas, le miró con gesto serio e indicó:

—No me asustan ni tus músculos, ni tus puñitos, ni tu divina cara de machote español. ¿Y sabes por qué? Pues simplemente porque en peores rodeos me he encontrado con tipos como tú y nunca me he callado. Vamos, para que te enteres, soy gay pero si tengo que sacar mis afiladas uñitas de gata siamesa, las saco. ¿Me has oído Mariliendre?

Sorprendido por aquella declaración y, sintiéndose humillado al ver que todos se reían Lucas bufó:

—¿Qué me has vuelto a llamar?

—Mariliendre  y, por  favor,  ¿podrías  repetir  lo que  has  dicho  hace  unos  minutos  para  que podamos acabar ya con esto?

Lucas, al sentir las miradas de todos clavándose en él, se envalentonó.

—Mira palomita, no te voy a mentir porque no es mi estilo. Acababa de decir, que tú no habías salido del armario, porque a ti te habían echado a patadas.

Todos se carcajearon, incluso Gasti. Aquel tipo de comentario homófono era muy de machitos.

—¿Sabes Mariliendre? Con lo bueno que estás, pensé que serias más original.

—No me llames Mariliendre —protestó aquel. Conocía a sus compañeros y sabía que aquel mote le perseguiría el resto de sus días.

—No me llames tú a mi palomita. El que sea gay no significa que tu puedas llamarme como te de la gana. Por lo tanto, si no quieres que yo le llamo Mariliendre, ya sabes ¡llámame Gasti! Y en cuanto a lo del armario ¡oh my god! Nunca lo he necesitado ¿Tu si?

Lucas, con una mirada asesina, respondió dispuesto a partirle la cara.

—Me gustan las mujeres más que respirar y...

—Que curioso, a mí me ocurre lo mismo pero con los hombres —gritó Gasti—, Es más, si yo fuera tú, me enamoraría de mí. ¿Y sabes por qué inútil? —al escuchar la risotada de todos continuó
—: pues porque soy más hombre que lo que tú podrías llegar a ser, y más mujer de lo que tú nunca serás.

Aquel comentario volvió a hacer reír a todos y Damián le preguntó:

—Tío, ¿sigues vivo?

Lucas miró a Peter, quien le pidió precaución con un gesto. Era consciente que todo aquello lo había provocado él mismo con sus comentarios y solo había una forma de solucionarlo. Con gesto tosco cogió dos cervezas del barril de hielo que había a su lado y, retándole con la mirada, se acercó al joven que se había atrevido a desafiarle. Le tendió una de las cervezas y dijo:

—No soy un completo inútil Gasti. Por lo menos sirvo para dar mal ejemplo. —Y tras chocar su cerveza con la de aquel murmuró—: Te pido disculpas por mi comportamiento. En ocasiones soy un bocazas y esta ha sido una de ellas.

—Ayquemonooooooooo.  Esqueesparacomerteeeeeeeeee  —gritó Gasti. Y brindando  de nuevo con él añadió divertido—: Disculpas aceptadas guapetón.

—Bravo Mariliendre. Creo que por primera vez me siento orgulloso de ti —se mofó Nicolás sorprendido.

—¡Capullo! —rio Lucas dándole un puñetazo en el hombro.

—Oh my God... cuando habláis con esas terribles palabrotas de machotes ¡me ponéis un montón!¡Qué sexys!

—No me jodas —soltó Damián. Y todos comenzaron a blasfemar.

—Por el amor de my life ¡me acabo de enamorar! — y al ver que todos le miraban de nuevo aclaró inmediatamente— : Se dice el pecado, pero no el pecador. Pero tranquilos macho manes, ya sé que sois heteros de los de verdad, os digo como a mi Peter, si alguna vez queréis probar algo divine, llamadme.

—Sigue viviendo en las nubes —sonrió Peter.


—Vivir  en las nubes  no es lo malo my love, lo terrible es bajar —se mofó Gasti  haciendo sonreír a todos.

1 comentario:

  1. Jajajajaja,x poquito Lucas no se gana una buena.
    Tuvo su ración d Gasti

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