lunes, 10 de noviembre de 2014

Capítulo 61

Tener a Peter desnudo sobre ella era sensual, morboso y altamente excitante. Con delicadeza recorrió con las uñas la piel de su espalda. Su olor varonil y cómo la miraba la hacían vibrar sin que ni siquiera la tocara. Peter, incapaz de seguir un segundo más sobre ella sin cumplir su objetivo, se incorporó y, por el camino, le arrancó los pitillos elásticos negros que ella llevaba, quedando ante él desnuda y solo con un bonito tanga rosa.

—Canija... me vuelves loco —susurró excitado mientras metía su mano dentro de la diminuta prenda que ocultaba lo que él deseaba poseer y comprobaba lo húmeda que estaba.

Incapaz de decir nada ella asintió. Peter era un excelente amante y se lo demostraba cada vez que le hacía el amor. Deseosa de sus caricias le besó. Atrajo su boca hasta la de ella y se la devoró justo en el momento en que él le abría las piernas con las suyas. Aquello la excitó más, y todavía más cuando vio la intensidad de su mirada y lo que se proponía. Excitada, sintió como él recorría su cuerpo con la punta de la lengua lentamente hasta llegar a su sexo y le quitaba el tanga. Después le separó los muslos y tras sonreír bajó su boca hasta los pliegues de su sexo y lo besó.

Aquel simple contacto le arrancó un gemido mientras sentía que todo su cuerpo se abría para él. Deseoso por saborear lo que tenía ante él, Peter exploró pausadamente aquella feminidad mientras ella con los labios entreabiertos dejaba escapar dulces y sensuales gemidos. Cuando su boca llegó al clítoris lo rodeo con su lengua y lo lamió con deleite para después succionar con suavidad. La agarró de las caderas con posesión y levantándoselas del sillón le devoró con tal pasión su rosada feminidad que ella gritó.

—¡Oh... sí!

Excitada, complacida y deseosa de más, le agarró del pelo y gimió mientras un devastador orgasmo la hacía temblar ante él, que endurecido como una piedra, posicionó su ardiente miembro entre sus piernas y la penetró. Tumbándose sobre ella, le agarró las muñecas y tras besárselas Se las sujeto por encima de la cabeza y comenzó a moverse con un ritmo cautivador y regular.

Entregada totalmente a él, arqueó la espalda en busca de que profundizara más mientras apretaba las piernas alrededor de su cintura. Quiso gritarle que siguiera, que no parara nunca, pero era incapaz. Oleadas de placer explotaban en su interior a cada nueva embestida. Ver el placer que le proporcionaba, excitó aún más a Peter, por ello aumento la velocidad de sus penetraciones hasta que la sintió gemir extasiada, entonces y, solo entonces, él se permitió dejarse llevar por un abrasador orgasmo que le hizo soltar un gruñido varonil.

Agotados y con las respiraciones  alteradas Peter la miró y antes de levantarse la besó en los labios y le susurró.

—Me gusta mirarte a la cara cuando hacemos el amor. Estas preciosa.

Ella no respondió. Apenas  tenía resuello  para respirar  y cuando  escuchó  aquello  sintió una nueva oleada de placer que la hizo suspirar.

Segundos después ambos se levantaron del sillón. Peter cogió la toalla negra que descansaba en el suelo y se la anudó de nuevo a la cintura. Lali miró hacia una botella de agua junto a la mesa del comedor y levantándose se acercó hasta ella y tras llenar un vaso de agua bebió. Estaba seca. Peter incapaz de quitarle los ojos de encima a aquella mujer, recorrió con deleite su cuerpo desnudo y acercándose a ella volvió a besarla mientras susurraba:

—Tú y yo esta noche tenemos muchas cosas que hacer. Muchas.

Encantados por la magnífica noche de sexo que tenían por delante disfrutaban del momento entre besos y abrazos sin ser conscientes de que alguien les observaba desde el exterior del chalet.

Irene, enfadada  por la llamada  de su hija, quiso  saber  la verdad. Y en vez de llamar  a su hermano por teléfono se presento en casa de este para ver si Lali estaba allí o no.
Pero tras aparcar frente a la casa se quedó de piedra. Podía ver desde la calle y a través de la ventana corno su hermano se besaba apasionadamente con una mujer rubia. ¿Quien era aquella?

¿Y por qué su hermano se la jugaba estando Lali a punto de llegar?

Encendida, indignada e incapaz de marcharse sin hacerle saber al descerebrado de su hermano lo que había visto, se dirigió hacia la casa y pegó el dedo al portero automático. Peter vio desde el interior que se trataba de su hermana, abrió la cancela de inmediato e Irene entró como un miura en el jardín.

Peter ordenó a Lali esconderse. Irene no podía encontrarla allí. No solo porque no llevaba la peluca ni las lentillas, sino también porque se suponía que estaba con su sobrina Rocío. Cuando Peter abrió la puerta de su casa solo vestido con la toalla alrededor de la cintura, su hermana le miró y con gesto agrio dijo:

—¿Te parece bonito lo que estás haciendo? ¡So cochino! Desconcertado, y sin entender a qué se refería le preguntó:

—¿Qué estoy haciendo?

—Eres como todos. ¡Un insensible! Tienes menos sensibilidad que un chipirón y me avergüenzo de ser tu hermana. Yo... yo pensé que por Lali sentías algo especial. Creí verlo en tu mirada, la manera como la tratabas, pero nooooooooo... ¡Me equivoqué! Eres un tío más que solo piensa con la punta del pito y... y aquí estás retozando con esa pilingui rubia sin importarte lo que otra mujer sienta por ti. ¡Qué horror! Y encima con una... una rubia de bote que estoy segura que no le llega a la maravillosa Lali  ni  a  la  punta  del  dedo  meñique. ¡Merluzo! Eres  un soberano merluzo y terminarás más solo que la una por ser eso ¡un merluzo guaperas que se cree más listo que nadie! Pero bueno, ¿acaso no has pensado que Lali está caer? ¿Qué pretendes? ¿Qué te pille ella con esa guarra? Oh, Dios... cómo sois los hombres...

Peter no habló. No podía sacarla de su error. Se limitó a escuchar aquella reprimenda mientras ella proseguía.

—Ahora me alegro que mi Rocío esté con Lali tomándose algo en el pueblo. Mira que me mosqueé cuando me llamo, pero ahora soy feliz al saber que al menos esos dos angelitos se están divirtiendo.

—Lo de angelillos me ha llegado al corazón —se mofó Peter y su hermana, al escucharle, le dio un bolsazo.

—Pues sí, imbécil, más que tú sí que lo son. Por lo menos no están engañando a nadie, cosa que no se puede decir de ti. Ojalá se lo pasen bien y disfruten, porque lo que es contigo. Tras el sobeteo que te estás metiendo con esa... esa pilingui rubia, fuerzas te faltarán. Esto Peter... no me lo esperaba de ti.

Sin más se dio la vuelta con cajas destempladas y comenzó a andar pero antes de llegar a la puerta del jardín se volvió y gritó.

—Haz el favor de sacar a esa guarra de tu casa y cambiar las sabanas. No querrás que cuando llegue Lali, la pille aquí.

Dicho esto cerró de un portazo la puerta del jardín y desapareció. Peter todavía boquiabierto por aquel arranque de furia de su hermana cerró la puerta de su casa y al volverse se encontró con la divertida mirada de la supuesta rubia que muerta de risa murmuró:

—¿¡Pilingui?... tu hermana me ha llamado pilingui y a ti merluzo.

—Sí, angelillo —suspiró boquiabierto—. Y esto es solo culpa tuya. La mentira que tú y Rocío habéis tramado ha traído sus consecuencias.

—Venga, no seas tan negativo y saca el lado positivo de ello.

—¿Lado positivo? ¿Dónde está lo positivo?

Con una picara sonrisa Lali corrió hacia las escaleras y antes de comenzar a subirlas con Senda detrás dijo:

—Que tu hermana me quiere y que por fin ha descubierto que eres un merluzo. Al sentir su guasa, sonrió y corriendo tras ella escaleras arriba gritó:

—Prepárale canija, porque esto lo vas a pagar muy... muy caro.

Días después, Eva sentada ante su viejo y anticuado PC respondía los emails de sus colegas y amigos y se divertía un rato en facebook. Tras hablar con varios compañeros envió su currículum a varias agencias con la esperanza de que le saliera algún trabajo. No era momento fácil con la crisis pero aun así ella no se rendía y se empeñaba en encontrar algo.

—Cariño ¿vienes a desayunar? —preguntó Manuel golpeando con los nudillos en la puerta de la habitación de su hija.

—Papá, dame unos minutos. Este puñetero ordenador es leeeeentooooo.  En cuanto termine lo que estoy haciendo, bajo.

—Tu hermana y el bebé ya están en la cocina. No tardes.

—Vale papá.

Ataviada con un pijama de Pucca abrió el navegador de Google. Tenía una curiosidad y tecleó Fashion Victim, el nombre de la empresa que Lali le había dado. Buscó entre los cientos de enlaces existentes que encontró con aquel nombre, pero no encontró nada concerniente a ellos. Qué raro.

Una empresa joven y que no esté en la red pensó sorprendida.

Finalmente desistió y cuando iba a cerrar su correo personal, comprobó que había recibido un mensaje de su amiga Yolanda Grecia. Una periodista como ella pero que trabajaba para la agencia EFE.

Hola Eva. ¿Cómo va todo? Me imagino que mal. Ya me enteré que te habían echado del curro. Por aquí jorobados como siempre. Han despedido a Núñez y dicen que van a despedir a más gente ¿me tocará esta vez?

Te cuento: Hace unos días llegó un rumor a la redacción. Por lo visto Mariana Espósito, la actriz de Hollywood, nominada este año al Oscar como Mejor Actriz, está en España. Según cuenta alguien de su equipo, esta de incógnito. Ni que decir que todas las redacciones matarían por saber dónde está y en especial  con quién. Si encuentras  algo dímelo, ya sabes que con un bombazo  así nos aseguraríamos un buen pellizco y seguramente más de un trabajo. Un besito.

Yoli

Sorprendida  por la noticia  pinchó en el enlace  que le ponía su amiga. En ella se veían las últimas noticias de Mariana Espósito. Su nominación a los Oscar, su supuesto romance con Mike Grisman, su promoción de Brigada 42 por Europa y lo ocurrido en el hotel Ritz de Madrid. Observó con curiosidad a la glamurosa mujer rubia que aparecía en las fotos. En especial en las que aparecía junto al guapísimo Mike Crisman. Pero al llegar a las fotos: del suceso ocurrido en el hotel Ritz, algo llamó su atención.

Durante unos segundos observó una de las fotos. En ella se veía a Mariana Espósito de pie hablando con el actor Mike Grisman y alguien más a su lado de quien solo se le veía la mano y un sello de oro en el dedo anular.

—¿Dónde he visto yo ese anillo? —murmuró al observarlo.

Al continuar con la revisión de las fotos comprobó que en una de ellas se veía a varios hombres de espaldas, y por su indumentaria, especialmente por el casco negro parecían ¿geos? Al ver aquello recordó el rescate y sorprendida se preguntó si su hermano habría estado allí. Tendría que preguntárselo.

—Gorrioncillo, si no bajas se te quedará la leche congelaíta, hermosa. Y mira lo que te digo, el que no coge consejos no llega a viejo —escuchó de pronto la voz de su abuelo Goyo.

—¡Vale abuelo lo he pillado! ¡En seguida voy! —exclamó sonriendo.

—El en seguida voy no me convence —insistió aquel tras la puerta —Piensa que cuando tú vas a por harina, yo ya hice setecientas barras de pan y me las comí.

—De acuerdo… voy... voy.

Sorprendida por lo que habla descubierto en la foto dejó el portátil abierto, más tarde seguiría mirándolas.  Encontrar  alguna  pista  de  aquella  diva  del  cine  podía  ser  una  buena  carta  de presentación para volver a encontrar trabajo o al menos para sacarse un dinero extra. Finalmente abrió la puerta de su habitación y cogiendo a su entrañable abuelo del brazo dijo.


—No se hable más abuelo Goyo ¡a desayunar!

1 comentario:

  1. Ha dejado el portátil abierto,espero k Lali lo vea ,y sea ella quien le cuente todo.

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