Peter no había
tenido intención
de ir al baile del rancho.
¡Y
menos llevar a
una chica! Pero no obstante estaba vestido con un
par de vaqueros negros nuevos, una
camisa gris y una pajarita, actuando como si fuera normal en él llevar a una chica a un
baile.
Cuando llegaron al rancho, Peter le abrió la puerta de su SUV. Le dio la mano
para ayudarla a bajar.
Lali llevaba un vestido vaquero con
una
franja de flores en el bajo, y se había puesto un chal rojo sobre los hombros. Siempre había oído decir que las pelirrojas
no debían vestirse
de rojo, pero ahí estaba ella, desafiando el dicho.
Cuando iba
a salir del coche. Lali
preguntó:
—¿Estás seguro de que
quieres hacer esto? No has dicho una palabra en el viaje. A lo
mejor te arrepientes de haberme
invitado, ¿no?
Una cosa
estaba clara de
Lali. Era muy sincera.
—Te he invitado. ¿Por qué no iba a querer hacerlo?
—No lo sé.
¿Por qué
crees tú?
—Tal vez porque no suelo estar con
gente y porque
no conozco a
casi
nadie.
—¿Eres un
recluso?
—No exactamente. Voy a la ciudad cuando necesito suministros
o servicios. O cuando alguien me necesita.
La verdad es que cuando trabajaba para
el FBI me harté
de estar con
gente.
Cuando volví a vivir aquí sólo buscaba paz y tranquilidad.
—Un baile no es algo pacífico y tranquilo, ¿no crees? —comentó ella alzando las
cejas.
—No, no lo es. Pero es una buena oportunidad para mejorar mis modales y mi
habilidad social
—bromeó Peter.
Se sentía bien,
mejor que hacía mucho tiempo. Lali
se rio y bajó del coche.
Peter agarró el codo de Lali y la llevó hacia el granero donde se celebraba el
baile.
—No quiero que
te tuerzas un
tobillo —le explicó Peter cuando ella lo miró.
Había gente alrededor y la música inundaba el lugar. Cuando entraron, Peter
soltó su codo.
Lali parecía conocer a todo el mundo. Cada dos pasos se detenía a saludar a
alguien.
—Conoces a todo el mundo —dijo él.
Ella sonrió.
—Eso es porque trabajo con las embarazadas. Conozco a sus
maridos
y a
sus familias.
Cuando ayudo a
dar a luz a un niño, me
presentan a toda
la familia.
—¿Cuántos pacientes ves en una
semana?
—Cincuenta, tal
vez.
Depende. Algunas semanas
hago
bastantes visitas
a domicilio,
y no
estoy en el despacho tanto tiempo…
—¿Te gusta lo que haces?
—Me encanta.
Ayudo a venir al mundo. ¿Qué
mejor trabajo podría tener?
El punto de vista optimista de Lali lo fascinaba. ¿De dónde lo sacaba?
Con todo lo que había vivido… pensó él.
Había mesas
puestas y sillas plegables
a un lado del granero.
Frente
al
escenario, habían
dejado un
espacio abierto para
que la gente bailara.
—Quizás debiéramos buscar un sitio en una mesa antes de que se llene más —
sugirió Peter.
Fueron hacia una
fila de mesas.
Un hombre
los
saludó desde la otra punta.
—Es mi padre —dijo Lali,
sorprendida.
Fueron hacia él. Peter no estaba seguro si le apetecía encontrarse
a su padre.
—Nos volvemos a
encontrar —dijo Russ a Peter—.
Estás muy guapa, cariño.
—Gracias, papá. No sabía que
venías.
—Estuve hablando con Dorothy Otis en el correo…
Ya sabes, es empleada de
allí. Bueno, pues hemos
decidido salir una noche. Se supone que tenemos
que encontrarnos aquí.
—No vamos a molestarte entonces
—le dijo Lali—. Hay muchos sitios
en la
mesa.
—No seas tonta. He guardado una silla para ella y aquí hay dos
más. Id a
serviros bebida
y galletas, que os guardo el sitio.
Lali parecía incómoda y Peter
tuvo la impresión de que no quería sentarse
con
su
padre.
—¿Te importa
si nos sentamos aquí? —preguntó Lali
a Peter.
—Me da igual.
Peter le ofreció una silla.
Ella se quitó el chal y lo dobló.
—Quédate
aquí.
Yo
iré a buscar algo para beber y comer —dijo Lali.
Y salió en dirección
al bufé.
—¿Hace mucho que
conoce
a mi hija? —le preguntó su padre a Peter.
—Una semana.
Estamos trabajando juntos en
el caso de la niña.
—Creía que
lo había elegido para
el caso porque lo conocía desde
hacía
tiempo.
—Creo que
me encontró en las
Páginas
Amarillas —bromeó Peter.
—He oído decir que
tiene
un avión propio… Un
Cessna Skyhawk.
¿Es
verdad?
Peter tuvo la sensación de que Russ había estado intentando averiguar más
cosas sobre él desde
que
lo había visto por primera
vez.
—Era de mi padre.
—¿Cómo murió él?
—De cáncer de páncreas.
La enfermedad había acabado rápidamente con su padre. Él había deseado
pasar más tiempo con él. Pero había
tenido mucho trabajo… y…
—Hice algún
vuelo en el servicio militar… En Vietnam —dijo Russ.
—¿De verdad? —preguntó Peter.
Quería saber más sobre aquel hombre que tenía un papel tan importante en la
vida de Lali.
Mientras Peter escuchaba las historias de Russ, pensó que le gustaba el padre de Lali,
que en algunos sentidos le
recordaba
a su propio padre.
Llevaban conversando veinte
minutos,
y Lali
no había vuelto.
—La banda va a comenzar —dijo Peter. Hizo señas hacia el escenario—. Voy a
ver
si encuentro a su hija…
—Espero que mi acompañante llegue pronto. Hace mucho tiempo que no bailo con una
mujer —dijo Russ—. Me
lo voy a pasar muy bien.
Si Peter no intervenía,
estaba seguro de
que a Lali no la dejarían
en paz.
—Creía que te habías perdido —dijo Peter cuando la encontró, en la mesa de la comida.
—Papá y tú estabais conversando muy animadamente
—dijo ella.
—Me estuvo hablando de Vietnam.
—Papá jamás habla de Vietnam.
—A ti quizá no.
Pero como tiene experiencia en aviones y yo vuelo… Lali
sonrió.
—Me alegro de que
tengáis algo en
común —dijo Lali irónicamente.
Peter sabía que Lali era transparente, y sabía que en aquella oportunidad no
estaba siendo sincera.
Peter le quitó el plato de la mano y lo dejó en una mesa. Luego le agarró el
brazo y la
llevó detrás de
un fardo de
alfalfa.
—¿Qué
estamos haciendo aquí? —preguntó ella.
—Si tú y tu padre tenéis algún
problema, yo no quiero meterme.
—No tenemos ningún problema. A mi pesar, aunque sepa que no debo hacerlo, quiero ayudarlo. Quisiera saber si todavía acude a las reuniones
de Alcohólicos Anónimos,
si come
correctamente… Si
hace
ejercicio.
—Sé que Vietnam dejó secuelas en
los veteranos. ¿No será que tiene estrés
traumático además de su problema
con
la bebida?
—No lo creo…
Pero…
Tal
vez la marcha de mi madre haya sido el
desencadenante. Nunca lo había pensado. Cuando se marchó mi madre me
tuve que hacer cargo de todo, de cocinar, de controlar el dinero. Tuve que hacerme cargo de
mi padre cuando él
no fue
capaz de hacerlo. Lo hice porque pensé
que
era lo mejor.
Y cuando me marché a la universidad me sentía culpable por sentirme libre. No
obstante iba a menudo a verlo. Y cuando terminé mis
estudios volví a vivir con él porque pensé que necesitaba que lo cuidasen. Un
fin de semana no apareció durante
tres
días… Fue
entonces cuando
busqué ayuda.
Peter vio el brillo de sus lágrimas cuando Lali
pestañeó.
—Me aconsejaron que fuera dura con él. Fue muy difícil. Le
dije que si se iba a matar bebiendo, yo no quería
estar con él para
verlo.
La valentía
podía
tomar diversas formas y Peter pensó lo valiente que había sido aquella
mujer.
—Evidentemente, fue
bueno que fueras dura con
él.
—Creo que sí. Espero que sí. Pero cuando no sé nada de él durante un día o
dos,
me da miedo que haya tenido una
recaída.
La banda empezó a
tocar.
—Hay un refrán
que dice que provocamos aquello a lo que le tenemos miedo.
—Quieres decir que,
como le tengo miedo a que vuelva
a beber, ¿mi padre
volverá a hacerlo? Por lo que veo, tú no has vivido
nunca con un alcohólico —las lágrimas habían
desaparecido y Lali
parecía enfadada.
Ella intentó apartarse
de él, pero Peter no la dejó. Le agarró la mano y la
llevó al mismo rincón de antes.
—Lo siento si
lo que
he dicho ha parecido paternalista. No he
querido darle ese
significado. Lo que he querido decir es que debes
demostrarle que confías
más en él. Eso lo ayudará
a sentirse mejor y no beber.
Al ver que
ella no respondía ni se movía, Peter le hizo
señas hacia donde estaba
bailando la gente.
—Ven. Vamos a
bailar.
Ella lo estudió intensamente. Peter sabía que estaba preguntándose qué tipo
de hombre era. Su exesposa le habría dicho que era un egoísta que anteponía su
trabajo a
su
familia.
Con una medio sonrisa, Lali
le respondió.
—De acuerdo.
El espacio reservado como pista de baile estaba lleno de gente. Lali no estaba preparada para
las sensaciones que le provocaba
el estar tan cerca de él.
Aquel hombre le despertaba
un profundo sentimiento de feminidad,
guardado desde
que la habían dejado esperando en
el altar.
Aunque Lali trató de
concentrarse
en los pasos,
más
que en el contacto de
Peter, en sus fuertes brazos, en su
cuerpo alto, en sus
duros
músculos, estaba demasiado distraída para no cometer errores. Una vez estuvo a punto de pisarlo,
pero
él la sujetó.
—Bailas bien —dijo ella.
Nada parecía poner nervioso a Peter. En el
fondo de sus ojos grises había una
tormenta sensual.
Bailaron varias piezas.
Peter la dirigía y agregaba
más
giros en cada paso.
—¿Te gustaría
hacer un descanso? —preguntó él.
—Hace calor aquí —respondió ella abanicándose.
Peter la llevó hacia
la parte de atrás del granero.
—¿Necesitas el chal? —le
preguntó.
—Estoy bien —dijo ella, aunque el aire de septiembre era fresco. De pronto
tembló.
La llevó a un
granero más pequeño. Abrió la puerta.
—¿No la molestará
al señor Wilkins que entremos aquí?
—No.
—¿Conoces a
Ted Wilkins? —preguntó ella.
—Su hijo me vendió la casa.
Había tres establos,
y tres de
ellos estaban
llenos.
Cada vez estan mas cerca...
ResponderEliminarYa se atreverán a dejar salir la atracción q tienen!!!
ResponderEliminarPone primera pit!
ResponderEliminar¡Hola! Antes que nada, quiero pedirte perdón por el Copia&Pega, y prometo que será la primera y última vez.
ResponderEliminarEstoy pasando para anunciar mi nueva novela dedicada a "Casi Ángeles", la cual lleva el título "Tanto Como Ayer".
Es 100% imaginación mía (no es adaptación), y si bien hace rato que escribo, es la primera vez que hago una Fan Fic, y también es la primera vez que publico algo.
El capítulo 1 lo subiré mañana Miércoles, pero hoy ya se encuentra el video presentación y un breve resumen de la misma.
¡Espero tu visita!
~ Paauu25
http://tantocomoayer-ca.blogspot.com