sábado, 9 de enero de 2016

Capítulo 4

El timbre so cuando estaba Lali estaba sacando la ropa de la lavadora y metiéndola en la secadora. Esperaba que fuera Peter. 

El día anterior no había querido verlo, pero él se había asomado al nido y le había dicho que las enfermeras no encontraban la ropa de Amy. Pero que seguian buscando.

Aquel día, cuando Lali había pasado a ver a la niña a la hora de la comida, las enfermeras le habían entregado un bolso. Alguien había encontrado la ropa de Amy en un armario. Lali había llamado a Peter inmediatamente.

Cerró la secadora y salió corriendo a la puerta de entrada.

Recor que el día anterior, Peter casi la había… ¿Besado? ¿Había sido un casi beso?

Agitó la cabeza y se reprendió por pensar todo aquello. Ella no se dejaba llevar por un buen cuerpo y una cara interesante. Necesitaba sustancia. Y eso era imposible de encontrar.

¡Se había equivocado tanto con Pablo! Se había equivocado en tantas cosasPero estaba intentando arreglar algunas. Estaba intentando dejar de torturarse con una infancia sobre la que no tenía el menor control. Estaba intentando llegar a una relación adulta con su padre

Cuando abr la puerta y vio a Peter, perdió el sentido con instantáneamente.

Sint una atracción poderosa. Llevaba un pantalón gris con una camisa blanca de corte vaquero. Su reacción deb de notársele.

Suelo bañarme de vez en cuando brom él con una sonrisa. He tenido una reunión de trabajo.

—Lo siento. No he querido ofenderte… Pasa —dijo ella con las mejillas rojas. Cuando había llegado del trabajo había hecho un pastel de chocolate. Estaba encima de la mesa.

¿Te apetece un café? Tengo un pastel de chocolate, si te apetece.

Ya  he  comido.  Pero  un  pastel  de  chocolate  es  una  invitación  difícil  de rechazar.

¿Es eso un «sí»? El café está recién hecho. Cuando Peter vio el pastel preguntó:
¿Has preparado esto para esta noche?

Sí. A la mayoría de los hombres les gusta el chocolate.

Lali Peter le tocó el hombro.

Oye, no ha sido ninguna molestia. Si no vas a dejar que te dinero, tengo que pagarte de algún modo. Y un pastel es un gesto de hospitalidad.

Lali notó la fragancia de Peter, mezcla de perfume y aroma a hombre. Sus ojos grises parecían quemarla aquel día. Se preguntó si estaban imaginando la sensación de un beso, la humedad de las lenguas

Miró su barba de un día. ¡Cuánto deseaba tocarla! Aquel pensamiento la sobresal.
¿Tienes la ropa de Amy?

Su pregunta la devolvió a la realidad.

Sírvete… Corta un trozo de tarta mientras voy a buscarla.

—Vale —murmuró Peter.

Cuando ella se dio la vuelta para marcharse, él puso la mano en su hombro y la gi. Bajó la cabeza y la besó.

Los labios de Peter eran tan calientes como la atracción entre ellos. La mano de Lali se posó en su pecho, y se deslizó hacia su cuello. El tacto de su pelo era suave y grueso. Cuando su lengua se met en su boca, la sensación erótica casi la hace exclamar. Era un beso hambriento, lleno de pasión, y despertó el mismo deseo en ella.
Aquello era pura química, fue el último pensamiento coherente que tuvo Lali. Cuando su lengua bai con la suya, ella casi se derrit a sus pies. La pasión que  emerg en  su  interior  fue  abrumadora,  y  ella  se  preguntó  por  qué  había permanecido dormida toda su vida, hasta aquel momento.

No obstante, tan rápidamente como Peter había decidido besarla, dejó de hacerlo.

Afortunadamente su mano seguía en su hombro para ayudarla a mantener el equilibrio.

¡Guau! —exclamó ella.

Peter, por su parte, no parec tan afectado.

—No debí hacer esto —dijo.

Parecía tan compuesto, que ella hubiera querido pegarle en el pecho, y preguntarle si aquél no era el mejor beso de su vida.

¿Por qué no? —preguntó ella—. ¿Tienes alguna relación?

Sabía que los hombres estaban siempre dispuestos a probar con alguien nuevo.

—No. Y no pienso tener una relación. Ése es el problema —respondió él. Su respuesta la puso en su sitio.

—Comprendo —dijo Lali—. Eso es bueno, porque yo tampoco quiero tener una relación. Tu colonia debe de haber intoxicado mi cerebro —agre. Y antes de que él pudiera contestar, se dirig hacia el salón diciendo—: Iré a buscar la ropa.

Peter la siguió.

Toma —dijo Lali, sacando una bolsa de un armario.

Peter  agarró  la  bolsa.  Luego  derramó  el  contenido.  Primero  examinó  la manta. Luego el pijama. Los puso a un lado y estudió el jersey y el gorrito tejidos.

—Es hilo —dijo Peter.

¿Hilo?

—Esto no tiene el tacto del aclico.

Lali agarró el jersey y palpó el tejido. Era hilo.

Quiero llevármelo —dijo Peter, volviendo a meter todo en la bolsa y agarrando el jersey de sus manos.

Sus dedos se rozaron.

Cuando ella lo mi, descubr que los ojos de Peter estaban turbulentos. El timbre so y Lali se sobresaltó.

¿Esperas a alguien? —le preguntó él.

—No, pero puede ser Candela o Kylie. Solemos visitarnos a menudo.

Ella se alegró de poder poner un poco de distancia entre ellos y se marc a la puerta.

La abr y descubr que era su padre.

—Hola, papá. ¡Qué sorpresa! —Lali se hizo a un lado para que pasara su padre.

Cuando lo hizo, Lali lo miró detalladamente para ver si estaba sobrio. Afortunadamente estaba bien vestido. Tenía los ojos transparentes. De joven había sido muy seductor. Eso había sido antes de que el alcohol, el arrepentimiento y la culpa le hubieran arrugado la cara y lo hubieran envejecido al menos diez años. Tenía cincuenta y ocho os y vendía seguros. Había sido contable. Pero después de que Lali se fuera de casa y de que hubiera dejado el alcohol, había decidido que le gustaba más estar en la calle, rodeado de gente.

Cuando vio a Peter, su padre se puso colorado.

—No he querido interrumpir. Si quieres que me vaya… Peter se acercó con la bolsa en la mano y dijo:

—No hace falta. Ya me iba…

Lali sint la necesidad de presentarlos.

—Este es Peter Lanzani. Este es mi padre, Russ Espósito. Papá, Peter me está ayudando a encontrar a la madre de Amy.

Peter alzó una ceja, como sorprendido por aquella presentación.

—He do hablar de usted —dijo Russ extendiendo su mano.

Peter se la dio.

¿Y se puede saber qué ha do? Su padre se rio.

—Rumores, sobre todo. Que vive en las colinas, que fue agente del FBI Esto es Wild Horse Junction, muchacho, los rumores corren rápido.

—Lo que ha do es verdad.

Además del cotilleo, recuerdo a sus padres. Su padre era piloto comercial.

¿Cómo  están?  He  do  decir  que  después  del  divorcio,  su  madre  se  marc a
Wisconsin, y que usted y su padre se fueron a California.

Mi padre mur hace varios os. Mi madre sigue en Wisconsin.

Papá, Peter tiene que marcharse —intervino Lali.

Sospechaba que Peter no era el tipo de hombre que hablaba de su vida personal fácilmente.

—Está bien —le aseguró Peter.

Siento lo de su padre. El divorcio es duro para los niños. Fue duro para Lali, sobre todo cuando su madre se mudó a Indiana —le explicó—. ¿Qué edad tenía cuando sus padres se separaron? ¿Unos quince años?

Papá —protestó Lali antes de que contestase Peter.

No era un tema del que quisiera hablar con Peter ni con su padre. Hacía mucho tiempo había tenido que vivir el abandono de sus padres biológicos, pero el abandono de su madre adoptiva había sido mucho peor. Su madre no sólo se había divorciado de su padre, sino de Lali. Lo único que le había importado había sido el hombre del que se había enamorado y la nueva familia que había formado con él en Indiana.

Lali se había sentido una persona ajena a ella en sus escasas visitas. Y había vivido con su padre con callada tristeza, preguntándose por qué su madre adoptiva no la había amado lo suficiente como para desear que fuera parte de su vida.

—Hay café y pastel de chocolate, si te apetece —ofrec Lali a su padre.

Por supuesto —dijo el padre de Lali. Levantó un folleto y agregó—: He traído un folleto sobre un crucero que me apetecea hacer. Me gustaa tu opinión sobre él —luego se dirig a Peter y le dijo—: Me alegro de conocerlo miró hacia la cocina y le dijo a Lali—: Iré a servirme un trozo de pastel se marc a la cocina y los dejó solos.

Siento lo de las preguntas —dijo Lali cuando su padre ya no la escuchaba.

Tu padre sólo quea conversar.

—Es posible.

Después de mirarla un momento, Peter le preguntó:

¿Qué edad tenías cuando tus padres se divorciaron?

Lali se sint incómoda. No sabía si quea hablar de aquello con Peter.

Seis años. Demasiado pequeña para comprender, pero lo suficientemente mayor como para darme cuenta de cuánto camb mi vida. Como la de mi padre…

Lali intentó reprimir la melancolía que la embargaba cada vez que recordaba los os siguientes al divorcio. Hizo un gesto hacia la bolsa que llevaba Peter y dijo:

Avísame si sabes algo, ¿de acuerdo?

¿Cómo sabes que voy a encontrar algo?

Porque ya tienes una idea sobre el material de la prenda.

¿Fuiste detective privado en tu vida pasada? —preguntó él sarcásticamente.

—No, pero miro CSI.

Cuando él se rio, a ella le gustó su risa.

Te tendré al corriente —respondió Peter.

Sus miradas se encontraron un momento, y ella recor su beso, el tacto de su cuerpo. La química entre ellos era tan poderosa, que había borrado el recuerdo del abandono de Pablo.


Peter abr la puerta, y sin decir adiós, salió.

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