A lo alto del terraplén, miraron a la camioneta. Ambos neumáticos
delanteros descansaban en el río.
Gracias a Dios que estaban a salvo
lejos de la terrorífica agua, pero a Lali tampoco le gustaba la rareza de estar fuera
en una tormenta
de nieve. Temblando, se giró hacia
Peter.
—Estamos en una
profunda mierda.
—Eso es una finura. —Él se desabrochó el abrigo y lo estiró en alto
para cubrirse las orejas.
Lali
se abrazó
a sí
misma en un intento fallido por permanecer en calor.
Sus
piernas estaban entumecidas. Luchó por mantenerse erguida
contra el viento golpeando, su abrigo ya no siendo una barrera contra el frío.
—¿Qué estás haciendo? ¿Estás bien? —Revisó Peter sobre ella, con las cejas bajas ante una idea.
—Además de congelarme hasta morir, estoy bi-bi-bi-bien. —Sus dientes castañearon.
La preocupación nubló
los ojos de él. Le tendió la bufanda, la roja que obtuvo las navidades anteriores.
La volvió a envolver entorno a su
cuello, esta vez cubriéndole la
boca y la nariz.
—Tenemos que tener
la esperanza de que alguien llegue
realmente
pronto o de encontrar algún refugio, y rápido. —Ató los extremos de
la bufanda en
un ajuste.
—¿Por qué dirección deberíamos ir? —Ella quería salir de ese frío
tan
rápido como fuera posible.
—No
pasamos nada durante un tiempo
en esta carretera, así que vamos a seguir moviéndonos hacia adelante. —Peter se subió la
mochila
más alto y partió, abrazando su cuerpo
contra
el
fuerte viento.
Lali
caminó por detrás. Apreciaba a Peter por intentar servir como
refugio contra el viento,
pero
no parecía que hubiera mucha diferencia. En minutos, sus pantalones estaban congelados, el congelado material frotándose contra su piel como papel de
lija.
La mordaz nieve golpeándole el rostro como diminutas agujas. Tiró de la bufanda más alto, así todo se cubriría menos sus ojos. Ojala tuviese
un gorro.
Cada
paso se convertía en una agonía mientras avanzaban. Lali
no podía sentir más los dedos de los pies y
los pies se sentían como si
fueran a romperse con
el siguiente paso. Los dedos se convirtieron
en ramas congeladas. El frío se filtraba por cada poro.
Si no encontraban
pronto un refugio, estaba en
peligro de congelación
o hipotermia.
Después de lo que
pareció una hora de caminar pero que podrían
haber sido solo diez minutos, Peter paró. Lali llegó hasta él.
—Lo
siento —murmuró.
Peter se
giró hacia ella,
su rostro rojo por el fiero viento.
Se metió las
manos debajo de los brazos y giró sobre el huracanado viento.
—¿Cómo lo estás llevando?
Lali
se limpió los mocos helados de la nariz.
—Realmente estoy congelada. ¿Ves algo? —Los dientes aun castañeaban.
—No,
solo árboles en ese
lado.
Al
otro lado está el río. Con el tiempo
tiene que haber una entrada a una cabina o una casa. Normalmente no puedes estar dos
minutos sin correr hacia una cabaña de pesca o una cabaña
de verano en
esta área.
Tal vez deberían haberse quedado en la camioneta.
No podía creer
que en realidad estuviese divirtiéndose ante esa idea. La camioneta
podría ser arrastrada en el río en ese instante. Pero al menos en la
camioneta, podrían
haber encendido el motor para permanecer en
calor.
—¿Sabes cómo construir un iglú? —bromeó ella, pero lo
decía en serio.
—Ojala lo supiese. Tenemos que salir de este frío, y
pronto.
El viento aulló a través de los árboles que se alineaban al lado izquierdo de la carretera.
—Vamos. Tengo miedo de que si nos detenemos por mucho tiempo no seremos capaces de continuar —dijo ella.
Peter puso el brazo alrededor de ella y la acercó, prácticamente manteniéndola recta.
Ella apretó su cuerpo contra el de él, lo cual de
alguna manera bloqueó algo
de viento. Caminaron hacia adelante
como zombis aturdidos a través de la penetrante nieve, rezando por
una abertura en la línea
de árboles que indicaría una
entrada.
Pocos minutos después, cuando la mochila de ella se sentía como el peso
del mundo, Peter señaló.
—¿Qué es eso?
Lali
entrecerró los
ojos y divisó una sombra de algo
al
lado de la
carretera. Unos pocos pasos más y el corazón
le
dio un vuelco.
—¡Un
buzón!
pobres! Más más más
ResponderEliminarJjajajjajjaja,no ven la casa ,pero si el buzón....
ResponderEliminar