sábado, 30 de mayo de 2015

Capítulo 7

¡Oh  mierda!  Peter  intentó  volver  hacia  atrás  en  su asiento  para  evitar  la  oscura  y  furiosa  agua envolviendo su camioneta, pero el cinturón lo mantuvo en su lugar.

¡El río va a tragarnos! —gritó Lali con pánico.


Peter miró alrededor con franqueza. El extremo del frente de la camioneta era claro en el agua. ¿Se deslizaría dentro toda la camioneta? ¿Tenía razón Lali, esa fuerza de la corriente le llevaría más lejos?

¡Tenemos que salir! —Lali casi lloraba.

Déjame intentar dar marcha atrás. Tal vez nos saque un poco del agua.

¡No! No toques nada. ¡Nos tragará!

La adrenalina bombeó a través de Peter. Tenía que moverse con rapidez. Cautelosamente dio marcha atrás a la camioneta y retrocedlevemente sobre el acelerador.

La camioneta se tambal hacia atrás durante un segundo, pero entonces se deslizó atrás a su lugar. Miró a Lali, su cara aterrorizada, su mano agarrando la puerta de la camioneta y la otra plantada firmemente en el salpicadero.

Lo intentó una vez más, pisando más el acelerador. El camión se balanc hacia atrás una fracción y después se volv a deslizar hacia adelante.

¡Para, para, para! ¡Por favor no hagas más eso! Vas a meternos más rápido en el río.

Está bien. —Peter puso el camión en el parque y puso el freno, esperando que los mantuviese en ese lugar. Con un suspiro, apagó el motor—. Tenemos que salir de aquí. Escaneó la camioneta por mejor resolución—. Vas a tener que ir o por la puerta, la cual está más cerca del agua, o la cabina de la ventana. No estoy seguro de que pueda pasar a través de eso.

—No quiero quedar atrapada en esa diminuta ventana si el río de repente nos empuja dentro dijo Lali.

Peter no podía parar de mirar al agua mientras fluía. Abrla puerta unos pocos centímetros. Una oleada de viento frío sopló dentro.

El agua en mi puerta está solo a unos pocos metros de profundidad.

Golpeó la puerta y se giró hacia Lali.

—Pon todas tus cosas de invierno y salgamos de aquí mientras podamos. —Con rapidez se deslizó en su abrigo, el gorro y los guantes.

Lali parecía lista, excepto por tirar freticamente las cosas de su bolso y metérselas en los bolsillos de la chaqueta.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Peter con incredulidad.

Estoy agarrando tantos regalos como sean posibles.

Tienes que estar bromeando conmigo.

—Si tu camioneta es arrastrada, no voy a perder todas mis cosas.

Peter alargó el brazo para pasarlo sobre las piernas de ella hasta el salpicadero.

Discúlpame. Lo abrió, agar una linterna y lo cerró de golpe.

Buena idea. Lali rellenó un par de largas y estrechas bolsas de pan bajo el frente de su chaqueta y lo cerró.

—¿Planeaste darle a alguien pan para Navidad? Él deslizó la linterna en la mochila y se puso una de las tiras sobre el hombro.

Es una tradición familiar. Mi abuelo soa tener una pastelería. Además, podríamos necesitarlo más tarde.

Buen punto. Ahora vamos a salir de aquí.

Peter se desabrochó el cinturón y se balanceó entre el asiento y el volante. Miró a Lali y el miedo en sus ojos.

Pro una mirada valiente.

—Aquí vamos.

Lali se desabrochó y se puso de pie con torpeza en la inclinada cabina de la camioneta. El corazón casi se le sal del cuerpo.

Peter  abrió la  puertaEl  viento  frío  rugióAgarró  el  mango  dla camioneta mientras salía. Lali notó que llevaba botas. Chico listo. Al instante se arrepint de su pobre elección de zapatos. Con la mochila conteniendo el portátil sujeta a su espalda, se apeó en el lado de la puerta del conductor. De ninguna forma permitiría que Peter saliera de su visión.

Él salió y se tropezó sobre sus rodillas. Se puso de pie y se apoyó en la camioneta como ayuda mientras se las arreglaba para alejarse unos pocos metros de la puerta. Extend la mano.

—Las rocas están cubiertas de hielo sólido. Arrate a la camioneta cuando salgas y después agarra mi mano —gritó por encima del viento.

Lali  miró  hacia  la  oscura  y  agitada  agua.  Podrían  haberse ahogado si se deslizaban más rápido dentro. El frío y mordaz viento la amenazaba con empujarla dentro de la camioneta.

Se agarró a la camioneta con una mano y a la correa del cinturón de seguridad con la otra. Lali sal y hund el delgado cristal en agua glaciar que instantáneamente le humedec el pie. Plantó el otro pie más lejos, en varios centímetros de nieve.

Buen trabajo. Lo conseguiste. Él mantuvo la mano extendida, el rostro alentador.

Lali dejó ir la correa del cinturón de seguridad y dio un largo paso hacia Peter. Casi llegaba a él, entonces su pie se deslizo y cayó. Fuerte.

¡Lali! —gritó Peter, revolviéndose sobre las resbaladizas rocas. Estupefacta, le llevó un segundo darse cuenta de lo que acababa de ocurrir. El agua fría congelándose le molas piernas y se filt por encima de la parte delantera de su abrigo. El codo le dolía como el infierno.

¡Lali! ¿Estás bien? Peter apareció a su lado.

Sí dijo ella, sorprendida al encontrarse en el agua.

Las manos de Peter se deslizaron bajo sus brazos y la salvaron.

Te tengo. La levantó sobre sus pies y la recostó contra la camioneta. El viento y la nieve se arremolinaron entorno a ellos. Él se acercó más a su rostro—. Vas a estar bien. ¿Entendido?

Ella asintió, absorbiendo la afirmación de sus ojos. El agua fría del río le goteaba por las piernas.

Bien. Permanece cerca de mí. Vamos a regresar a la carretera.


Lali se balanc contra el otro lado de la camioneta mientras se pusieron  en  camino  a  la  peor  dlas  rocas  más  grandes.  Peter  los condujo al inclinado terraplén, en ocasiones deteniéndose para ayudarla. Bajo varias capaz de nieve acumulada, la maleza mojada ayudaba a asegurar su caminata. Se deslizó y cayó un par de veces, y sus vaqueros se mojaron con rapidez con la nieve.

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