Nota: Voy a tratar de subir diario, o a lo mucho interdiario puesto que ya tengo casi la mitad de la novela adaptada.
Viajaron en silencio afable y escucharon la música natal de Peter. Una media hora más tarde, comenzaron las ráfagas, y dentro de unos
minutos, la nieve ligera se transformó en grandes copos, lluvias azotaron
el
parabrisas.
—Aquí vamos. —Peter deslizó su refresco de nuevo en el soporte de vaso y se sentó un poco más erguido mientras se enfocaba en ver con la
visibilidad reducida.
Lali
tiró de sus piernas debajo de ella
y vio la nieve, llenando las
calles que estaban todavía limpias.
—Ya es hora de que tengamos una Navidad blanca. —Había algo
excitante en una gran nevada.
En los últimos años, las fuertes nevadas
habían sido pocas y distantes entre sí. Pero ahora el viento giraba la
nieve salvajemente en oleadas, como el
agua en un mar
embravecido.
—Mi hermano, Pablo,
tiene que estar amando esto. Tendrá su arado
aparejado y listo para funcionar.
Es como un niño pequeño cuando
se trata de la nieve —dijo
Peter.
—¿Conduce un camión también?
Peter inclinó la cabeza
y
la comisura de su boca se levantó.
Le
brillaron los ojos mientras sonreía de una manera que solo se podía
describir como sexy.
—En
el norte todo el mundo conduce un camión.
A Lali le gustó este lado más ligero de Peter. Parecía educado, pero
preocupado antes, especialmente después
de su llamada
telefónica.
—Pablo se muerde
las
uñas para salir a arar y sacar los coches de la
zanja. Es el mejor regalo de Navidad que podrías pedir.
Ella apostó que a Peter le gustaba la nieve,
tanto
como a su hermano.
—¿Y qué es lo que quieres para
Navidad?
Él la miró y luego de vuelta a la carretera. La nieve comenzó a
acumularse. Resopló.
—¿Yo? Quiero una nueva vida.
—Él se pasó una mano por el pelo y miró fijamente al material blanco arremolinada.
Lali
se preguntó, ¿qué quería decir? ¿No podía esperar para
casarse? Parecía perdido en
sus pensamientos mientras conducía.
Él podría querer una nueva vida,
pero más que nada,
Lali quería su antigua vida. Nuevo no era como se pintaba. Quería pasar
las fiestas y
las vacaciones de invierno en su antigua casa,
con
sus dos padres y su
hermana
pequeña, Aleli. No con
nuevas personas obligada
a verlas.
La
estación
de radio crujió. Peter le echó una mirada.
—¿Quieres encontrar
una nueva estación?
—Por supuesto. —Ella se estiró sobre la chaqueta y equipaje para ajustar los diales. Se dio cuenta de lo bien que olía él, como loción
después del afeitado o tal vez un muy buen desodorante.
—No
vas a encontrar mucho tan al norte. Puede que encuentres una estación de Minocqua
o de
Park Falls.
Lali
rodó lentamente la perilla del radio de la vieja camioneta,
escuchándose una
ruptura en la estática. A pocos centímetros a su
izquierda, la
mano de Peter sostenía casualmente el volante. Notó un par
de
vellos en sus largos dedos. Tenía las uñas recortadas. La manga de la
sudadera con
capucha estaba gastada en
el borde y un poco sucia.
—Regresa. Pasaste algo.
—Peter señaló con su dedo índice.
Se volvió
y captó una estación de
radio
tocando
Navidad
en
Sarejvo de Trans-Siberian Orchestra. Era
una canción muy navideña, pensó
que a Peter le gustaría también. Lali se echó hacia atrás en su
asiento.
Peter subió
el volumen y dio unos golpecitos con el dedo sobre el
volante mientras la música sonaba a través de los altavoces.
—Me encantan estos chicos. Son tan impresionantes.
¿Los has visto
alguna
vez en concierto? —le preguntó ella.
—Ni
siquiera sabía que tuvieron uno.
—Todos los años hacen una gran gira
de
Navidad a partir de noviembre hasta principios de enero. Este es el primer año desde que era pequeña que no he ido. —Ella ignoró el giro en sus entrañas
recordándole que
la tradición familiar sencilla había terminado para siempre.
—¿Por qué no fuiste este año? —Su cabeza se balanceaba
al
ritmo de la canción.
Ella suspiró.
—La
ruptura.
—Eso
apesta.
—Sí. Nada es lo mismo. Mamá me está arrastrando a un lugar en medio de la nada. Sin ánimo de ofender. —Le miró por el rabillo
del ojo. No quiso
ofender la casa de su infancia.
Peter la miró y
sonrió.
—No
te preocupes.
—Ahora tengo que pasar
cuatro días, incluyendo la
Navidad, con
un tipo que nunca he conocido. Mi madre ni siquiera sabe cómo
llamarlo. Dice que no es su novio.
Peter levantó una ceja.
—¡Lo sé! —Lali alzó las manos en el aire—. ¿Qué demonios es eso? ¿Cuán estúpida
cree
que soy? Y después de esa pesadilla,
me tengo
que
ir a la nueva casa de mi padre y celebrar la Navidad con él, su nueva
novia, Marie, y sus tres hijos pequeños.
—Auch.
—Peter se encogió.
—Lo
que yo daría por correr y saltarme las vacaciones.
—Tú y yo, ambos —murmuró.
La
canción terminó y el locutor habló.
—Esa fue Navidad en Sarejvo por Trans -Siberian Orchestra.
Luego vamos a oír más música de navidad, pero ahora escuchemos una
actualización
del tiempo.
Lali
se inclinó hacia
delante mientras Peter subió el volumen.
—Toda la
región del Norte está bajo una advertencia
oficial de clima
y a partir de las siete de esta tarde va a cambiar con el paso de
las
ventriscas durante toda la noche
y hasta mañana.
Lali
lanzó una rápida mirada a Peter. Él escuchaba con atención,
pero no parecía demasiado preocupado.
—Se
esperan fuertes vientos con nevadas esta tarde de seis a
diez metros, y una adicional caída
de
nieve durante la noche de ocho a doce metros, terminando por la tarde.
Las
temperaturas bajarán,
llegando a números negativos,
junto
con viento importante y
acumulación
de nieve.
—Mierda.
Supongo que mamá tenía razón en un cambio. —Lali
miró
con los ojos abiertos a través de la cabina del camión. Una blanca Navidad era una cosa, una tormenta
de nieve era otra.
—Así que, amigos. Si
no tienen que salir, no lo hagan. Y si
estáis fuera,
regresad a casa tan pronto como podáis. Este es el momento perfecto
para acurrucarse y disfrutar de
un
ponche
caliente y una blanca Navidad. Y con esa información, he aquí
Bing Crosby.
—Las
cadenas empezaron a tocar y la voz
de Bing Crosby cantando White
Christmas sonó en la cabina.
—Lo bueno es que he puesto un peso extra en la parte trasera del camión
la
última vez que estuve en casa.
Esto va a tardar más en llegar de lo que pensaba.
Lali
se retorció en su asiento para ver los dos grandes
cubos de
plástico a cada lado del camión,
nieve acumulándose a su alrededor y en su bolsa de lona
de
lienzo.
—¿Cuánto tiempo tomará?
—Diría que una hora, tal vez una
hora y media.
—Probablemente debería
llamar
a mamá y así me dará una
actualización. —Sacó el teléfono de su bolso y
lo
encendió. La luz pulsó varias veces en busca de una señal, pero no
había
ninguna.
—¿No
hay servicio? —preguntó Peter.
—Ninguno.
—Imaginé que esto iba a pasar. Hay servicio de telefonía aquí,
y con
la tormenta, la única cosa que funcionará es un teléfono fijo.
Lali
dejó caer el teléfono en
el bolso, sin estar segura de si estaba
decepcionada de no hablar a su madre o aliviada.
—Bueno, eso
me deja sin
el chequeo de
mamá sobre
tu conducción,
las condiciones de nieve actuales, y si he usado hilo dental
en los dientes.
—Nunca
puedes usar el hilo dental lo suficiente —bromeó Peter.
Lali
le lanzó un Cheeto. A pesar del hecho de que estaba conduciendo, Peter agarró el Cheeto y se lo metió en la boca. Él le
dirigió una
sonrisa
arrogante. Lali sonrió y negó con
la
cabeza.
K bien se llevan!!!!!
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