lunes, 1 de mayo de 2017

Capítulo 17

Ella esperaba que aquella noche compartieran algo más que placer. Para ella se trataba de amor.
Mi albornoz está encima de la cama en la habitación de invitados, si quieres cambiarte allí.
Al parecer, Peter no quea precipitarse.
La habitación de invitados tenía una cama doble y una silla. Toda la casa de Peter tenía una atmósfera rústica.
Ella oyó un ruido en la habitación de al lado, como si fuera el ruido de la hebilla del cintun cayendo al suelo.
¿Cómo sea la habitación de Peter? Ya lo descubria.
El albornoz de Peter era pesado y lleno de color. Muy diferente a la ropa que él solía usar. ¿Se lo haba regalado su exesposa?
Trató de no pensar en ello y se ajustó el cintun. Salió al pasillo con el albornoz puesto y los pies descalzos.
En ese momento Peter salió de su dormitorio. Tenía puestos unos pantalones de chándal y el torso desnudo. El vello del pecho era espeso y tenía forma de «T».
¿Estás preparada?
Ella  asint en  silencio,  incapaz  de  hablar.  Peter  abr un  armario  del vesbulo, y sacó dos toallas.
¿Quieres el vino ahora o prefieres reservarlo para cuando entremos al agua?
Dejémoslo para cuando entremos.
En cuanto salieron de la casa, Lali supo que aquélla sea una experiencia que no olvidaría.
La brisa traía perfume a pino. Una luz lucía en la puerta de atrás y Peter cerró la puerta. La madera de la galea estaba fría. Había bajado la temperatura. Suponía que debía de estar nevando en lo alto de Painted Peaks. Aquél era el desierto y ella no podía imaginarse viviendo en otro sitio.
La habitación de la tina estaba a unos cuatro metros. Peter fue delante de ella, abr la puerta y le dio la toalla.
Vengo enseguida. Quiero abrir el techo.
Ella  lo  observó  subir  una  escalera  y  llegar  al  techo.  Luego  oyó  un  ruido metálico. Quiso ver qué era y se asomó por la puerta. Vio la enorme tina caliente colocada en el suelo excavado. Las luces brillaban debajo del agua.
Miró hacia arriba y vio que Peter había abierto un tragaluz que dejaba ver las estrellas. Y había luna, una luna creciente, proyectando una luz blanca en todo lo que iluminaba.
Lali sabía que Peter le estaba dando aquel tiempo para que se metiera en el agua antes de que entrase.
Hasta entonces, él la había tocado con ropa. Había acariciado sus pechos por encima de la tela. Pero aquello sea distinto.
Se quitó el albornoz. Peter aparec en la puerta.
¿Quieres que me marche unos minutos hasta que te metas en la tina caliente?
—No necesito unos minutos.
Lali caminó hacia la tina y bajó las escaleras para meterse, sabiendo que él la estaba observando.
¿Vas a quedarte ahí o vas a quitarte la ropa y a meterte? —preguntó ella. Peter sonrió, tiró de la cuerda de sus pantalones y éstos se cayeron.
Y ella admiró su bello cuerpo excitado.
Su corazón lat con fuerza, y ella oyó el eco en sus dos.
Peter no se había preparado para ver el cuerpo desnudo de Lali. La observó hundirse en el agua con vapor. El cabello se le rizó. Sus hombros se le veían muy blancos. Y ella le sonrió.
Él había pensado que bañarse en la tina como juego previo era una idea estupenda. Ahora no estaba seguro.
Peter bajó los escalones de la tina y se puso al lado de Lali. Ella estaba mirando hacia arriba.
—El techo abierto ha sido una idea maravillosa. Mira el cielo. Era como tener una manta de estrellas encima de ellos.
¿Vienes a menudo aquí? —preguntó ella.
Generalmente, después de operaciones de búsqueda y rescate. Es que lo necesito en esas ocasiones ¿Quieres que abra los chorros? —le preguntó Peter.
Lali asintió. Tenía los ojos brillantes.
Él apretó un botón y el agua hizo ondas alrededor de ellos. Lali cerró los ojos.
Mmmm… Esto es muy agradable.
Peter la rodeó con su brazo, y ella se volvió hacia él. Peter no quea hablar, y sabía que Lali lo haa, si le daba tiempo.
Peter la besó suavemente para despertar su deseo lentamente, y reservarse el segundo plato para después de la cena. Pero en aquel momento en que estuvieron uno en brazos del otro, cambiaron los planes.
Peter no podía saciarse de ella. El vapor se alzó hacia el cielo y las burbujas los rodearon.
Y Peter se fue olvidando de que aquello era un juego preliminar.
Antes de que se diera cuenta de que lo había hecho, Peter puso a Lali en su regazo.
¿Sabes  lo  loco  que  me  has  vuelto  desde  que  te  he  conocido?  —exclamó Peter mientras le acariciaba el pecho y jugaba con su pezón.
Yo no te he querido volver loco Lali le rodeó el cuello con sus brazos. Luego le acaric el pecho con una mano.
Tú también me has atraído terriblemente. Cuando me mirabas, me daba la impresión de que podías ver todo lo que soy —dijo ella.
¿Sabes cuánto tiempo me ha llevado conseguir esa mirada penetrante?—brom él.
¿Practicaste con delincuentes duros?
Sí, pero contigo no me sirvió.
Lali met la mano por debajo del agua, y la deslizó por su vientre hasta llegar al ombligo.
¡Maldita sea, Lali! —gruñó, y la besó apasionadamente.
La deseaba desesperadamente. Sena un deseo primitivo que lo hacía ciego a las repercusiones y consecuencias que pudiera traerle aquello, sobre todo para su futuro.
Se besaron apasionadamente, interminablemente, mientras sus cuerpos añoraban unirse.
Peter la agarró y la puso a horcajadas. Pero no dejaron de besarse. Entonces él le agarró el trasero y la mov hacia adelante. Entró en ella. Lali se contrajo fuertemente a su alrededor, y le rodeó el cuello con sus brazos.
Finalmente  dejaron  de  besarse,  y  ella  smov hacia  delante y  hacia  atrás encima de él al ritmo de sus empujes. Aquélla era una fantasía con la que había soñado pero que jamás había esperado que sucediera.
Peter perdió el control y se entregó al placer. Y dejó atrás años en que se decía que no necesitaba una mujer. Dejó en libertad las barreras entre ellos: el temor de Lali  a  abandonarse,  su  juramento  de  que  no  volvería  a  involucrarse  en  una relación. El cuerpo de Lali lo recib tan maravillosamente… Él encontró la satisfacción física que había estado orando. Y encontró el éxtasis por primera vez en su vida.
Él se había olvidado de vivir en todos aquellos os. Fue todo muy rápido, muy intenso, muy apasionado.
Peter gritó cuando no pudo más y llegó a la cima del placer. Fue un grito con el que le dijo al mundo entero que estaba vivo otra vez.
Cuando Lali se puso rígida y gritó su nombre casi simultáneamente, él supo que ella había sentido también el poder de su satisfacción sexual.
El cuerpo de Peter tembló. El suyo también. Él la apretó contra su cuerpo mientras se formaban burbujas en el agua. Aquél era un mundo donde sus fantasías se habían cumplido, un mundo lejos de la realidad.
Él no sabía quién de los dos se había dado cuenta antes de lo que había pasado. Cuando ella se ec hacia atrás y lo mi, sus ojos se encontraron.
Los dos dijeron al mismo tiempo:
—No hemos usado ningún método de protección.
¿No tomas la píldora? —preguntó él, aunque sabía por la expresión de Lali que no había nada que hacer.
—No he estado con nadie desde… Pablo.
Pablo, el desgraciado que la había dejado colgada en el altar, pensó Peter. Pero se reprim de decirlo en voz alta.
Yo  no  quería  que  sucediera  así.  Tengo  condones  en  el  dormitorio¿Hay alguna posibilidad de que estemos en una época no fértil? —preguntó Peter.
—No.
Él se maldijo por dentro.
Lali se separó de él y se deslizó hacia el borde de la tina. Tenía mojados los rizos de abajo. Cerró los ojos y apoyó la cabeza en el borde.
Peter apagó los chorros.
—Hay dos bos en la casa. Uno arriba, a un lado de la oficina. Otro en el vesbulo. Yo me ducharé en el de arriba. Te veré en la cocina. Cenaremos y charlaremos.
Cuando ella abr los ojos pregun:
¿Hay algo de lo que hablar?
Vamos a comer algo
¿Y fingir que estamos disfrutando de la cena, cuando tenemos un nudo en el esmago, tú porque no sabes qué decirme, y yo porque no quiero oír lo que me vas a decir?
Ella le había leído el pensamiento.
—No vas a irte de aquí con el pelo mojado… Ella du un momento.
Me daré una ducha, me secaré y me marcharé.
Cuando ella se levantó, él se levantó también y le agarró la muñeca.
¿Qué quieres, Peter? —preguntó ella mirando su muñeca. ¿Una aventura?
—Es posible que no estés embarazada.
—Es verdad. O tal vez sí lo esté. Tú no has cambiado de parecer, ¿no? En lo concerniente a tener una mujer e hijos no has cambiado, hipotéticamente hablando.
—Hipotéticamente, no. No he cambiado.
—Bueno, entonces, eso lo dice todo —ella se sol.
Lali salió de la tina rápidamente, se puso el albornoz y salió a la galea. Peter no fue tras ella. Ambos necesitaban enfriarse.
Peter  se  duc arriba,  pensando  que  Lali  estaa  duchándose  abajo.  Y aunque se vist rápidamente y bajó, se dio cuenta de que la casa estaba vacía. Ella no se había duchado. Se había vestido y se había ido con el pelo mojado.

La tarta de chocolate y crema estaba en medio de la mesa. Y él hubiera dado un puñetazo contra la pared.

1 comentario:

  1. Ohh que dolor para lali:/
    Porfavor seguí mas
    Espero que al terminar esta nove, aun tengas tiempo de subir mas noves

    ResponderEliminar