Mientras todos
se lo pasaban
en grande con los graciosos
comentarios, Paula y Lali
se miraban con dureza a los ojos, Peter, en cierto modo, era un trofeo y
ninguna de las dos estaba dispuesta a perderlo. Finalmente, Lali con tono
desafiante dio un paso adelante.
—Vaya... vaya... mira a quién
tenemos por aquí.
Aquel tono
de voz hizo
que Peter la
mirara extrañado. ¿Qué
le ocurría? Paula
sonrió y poniéndose las manos en
la cintura siseó:
—Me alegra volver a verte mona. En
especial porque aquí no trabajo y te puedo decir todo lo que me venga en gana
sin miedo a represalias.
—Esto se pone interesante. Pelea de
gatas —se mofó el Cachetón.
—¿Represalias? —preguntó curiosa
Eugenia, la mujer de Nicolás.
Aprovechando el impacto de aquella
palabra, Paula, en actitud sumisa, soltó delante do todos.
—Sí. Esta mujer se hospedaba en el
parador y allí me dijo cosas muy desagradables. Incluso amenazó con hablar con
mis superiores para que me despidieran si volvía a acercarme a Peter.
—Vaya... —susurró Lali sorprendida
bajo la atenta mirada de este.
—Perra y mentirosa. ¿Hay algo peor?
—se mofó Gasti al escucharla.
Lali fue a defenderse, cuando Peter,
inflexible, dio un paso al frente y preguntó con el ceño fruncido:
—¿Es cierto lo que dice Paula?
—Pues no, no es cierto. Y me parece
de muy mal gusto que precisamente tú me lo preguntes. — Volviéndose hacia
la mujer prosiguió
muy enfadada—: Sí
mal no recuerdo,
tú me insultaste, concretamente
me llamaste zorra por haberme marchado aquella noche con Peter. Yo solo me
limité a recordarte que era un huésped del parador. Nada más.
Paula sonrió. Aprovechando lo cerca
que se encontraba de Peter, empujó a Gasti para quitarle de en medio, y con un
descaro que dejó a todos patidifusos, posó su mano sobre la cintura de Peter.
—¿Acaso es mejor que yo en la cama?
—Peter no respondió—. Porque nunca me has tenido tan abandonada como me tienes
desde que ella apareció.
—Uooooo —susurró el Cachetón
incrédulo.
Lucas, Damián y todos en general
pasaban su mirada de la una a la otra, mientras la mujer de Nicolás las
observaba boquiabierta. Eugenia conocía muy bien a Paula y sabía has— la donde
era capaz de llegar para conseguir sus propósitos. Aquel juego sucio no le
estaba gustando nada. Peter siempre había sido claro con ella y no le debía
ninguna explicación. ¿Por qué comportarse así? Enfadada, fue a intervenir, pero
Lali se le adelantó.
—Como respondas a la grosería que
esta petarda te ha preguntado, le juro que me voy y no me vuelves a ver jamás.
—Uiss…no caerá esa breva se molo
Paula.
Cada vez más molesta por la
presencia de aquella mujer, Lali,
apretando los puños hasta clavarse las uñas en las palmas siseó:
—Eres odiosa ¿lo sabías?
—Mira mona ¡piérdete! —respondió
Paula con soberbia.
Molesto por la escenita, se quitó de
encima las manos de Paula, y acercándose a Lali que lo miraba con gesto duro
gritó:
—Pero bueno, ¿qué clase de hombre
crees que soy?
—No lo sé, según tú, no te conozco
—respondió furiosa.
Aquel golpe bajo le dolió, pero
consciente de cómo se habría puesto él si la escena si hubiera sido al revés,
miró a Paula y, enfadado, dijo:
—Qué te parece si te marchas a
engatusar a otro hombre y tenemos la fiesta en paz.
Molesta por aquel
desprecio, Paula taladró con la
mirada a la joven que le robaba toda la atención de Peter y se marchó con un
gran enfado. Lucas, para tranquilizar a su amigo, le dio un golpe en la espalda
y mirando a Gasti dijo para atraer su atención:
—Vamos colega... te invito a una
copa.
—Sí... vamos a pedir algo —asintió
Damián.
Gasti, tras mirar a su prima y
pedirle calma con la mirada, se colocó el flequillo y, caminando junto a
aquellos dos hombres impresionantes, murmuró:
—Con vosotros, guapetones, voy al
fin del mundo.
El Cachetón, al ver a Paula alejarse
de aquella manera, fue tras ella. Quizá aquella noche tenía posibilidades.
Nicolás asió a su mujer por la cintura y también desaparecieron, dejando a Lali
y a Peter solos en medio del bullicio del local. De repente, sonó por los
altavoces:
Gorrioncito que melancolía.... En
tus ojos muere el día y a... Excusa si la culpa ha sido mía...
Durante unos segundos se miraron con
el desafío instala do en sus ojos. Ella estaba indignada y necesitaba un
respiro, pero aquella canción...
Peter, por su parle, deseoso de
arreglar cuanto antes el desafortunado incidente extendió su mano en un gesto
conciliador.
—Ven, canija.
—No —respondió retirándose el
flequillo de la cara—. Cuando estoy enfadada, necesito mi tiempo. Déjame en
paz.
—De acuerdo —asintió pacientemente
mientras la voz de Sergio Dalma seguía cantando:
Yo sin ti... moriré
Yo sin ti... sufriré Yo sin ti...
quemare, todo el sueño mío...
Peter recorrió lenta y pausadamente
su bonito cuerpo mientras daba un trago a su bebida. Pasados quince segundos,
ni uno más, él preguntó:
—¿Ya has tenido suficiente tiempo
gorrioncito?
Aquella palabra. Aquella canción. Aquella sonrisa,
sus ojos y su voz, la hicieron sonreír
y finalmente se rindió y fue a su encuentro. Sin necesidad de salir a la
pista donde varios amigos bailaban acaramelados con sus parejas, comenzaron a
moverse al ritmo de la música. Con los ojos cerrados, se dejaron llevar por la
melodía mientras aspiraban su olor y sentían cómo la excitación creía entre
ellos.
—Olvida a Paula. Ella nunca ha sido
significado nada para mí.
—Vale... pero ella parece no
saberlo.
Conmovido por lo que sentía al
tenerla entre sus brazos le susurró al oído:
—A mí solo me gustas tú.
—Sí... pero no me quieres.
Aquel reproche, le aguijoneó el
corazón:
—Lali, no
compliques las cosas
por favor, Tú y
yo sabemos que
es imposible —dijo mirándola a los ojos.
Sabía que estaba metiendo la pata
por momentos con sus ridículos sentimientos y para hacerle sonreír, la joven
levanto el brazo y lo sacudió.
—Aun llevo la pulsera todo incluido,
así que cierra el pico y mímame.
Peter sonrió. Sonreír con ella era
lo más fácil del mundo y cuando vio que ella hacía lo mismo preguntó:
—¿Sabes que voy a tener que cambiar
de táctica contigo canija?
—¿Por qué?
—Porque me vuelves loco y te estoy
comenzando a... querer.
Escuchar aquello para Lali fue, como
diría Gasti, «lo más». Aquel impresionante hombre que la miraba con sus
preciosos ojos oscuros le acababa de decir que la quería.
—Vayaaaaa... por fin he conseguido que me dijeras algo de
película —susurró con una boba sonrisa.
—Mira... no compliquemos más las
cosas. Olvida lo que he dicho en este último minuto.
—Ni lo pienses —sonrió ella—. Has
dicho que me quieres y eso no lo voy a olvidar.
Sobre las seis de la mañana la
fiesta estaba en todo su apogeo. Todos se divertían y Paula, no había vuelto a
acercarse a ellos. Lucas y Damián comprobaron lo buen amigo que podía ser
Gasti. Aquel, con todo su plumaje y gracia, les había ayudado a conocer a unas
chicas encantadoras con las que la noche pintaba muy bien.
K pesadez la d Paula,más arrastrada no puede ser.
ResponderEliminares verdad que regalada esta paula, espero se resuelva tus problemas, y te voy a esperar obvio, besos Naara.
ResponderEliminarVolvio Dani de ficslaliter http://ficslaliter.blogspot.com.ar/2015/01/capitulo-diez.html?showComment=1420817421070#c767538167941146630
Me encanta tu nove por que dejaste de subir dale quiero leer como arreglan lo que se viene porfissss nuevo capitulo
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