Una
vez llegaron al baño Peter cogió
algodón y agua oxigenada, la obligó
a sentarse en un taburete, se
agachó delante de ella y la besó. Devoró sus labios con dulzura y deseó
continuar con aquella salvaje pasión, pero se contuvo. No era lugar.
—Me estas volviendo loco. Es mirarte
y deseo besarte.
—Vaya... ¿en serio?
—Sí... muy en serio —suspiró él.
Después de
varios sensuales besos,
Lali estaba excitada
e incapaz de
ocultar lo que necesitaba decirle le miró fijamente y
dijo en un susurro:
—Te quiero...
Al escuchar aquello, Peter se separó
de ella y frunció el reno.
—¿Qué has dicho?
—Que te quiero —repitió sin dudar.
Boquiabierto, e incapaz de creer lo
que acababa de conferirle, murmuró:
—No... eso no puede ser.
—Pues créeme, lo es —afirmó esta.
Adoraba escuchar aquello, pero no,
no podía ser. Y mirándola a los ojos preguntó:
—¿Cómo puedes quererme si apenas me
conoces?
Sabía que tenía razón. Pero ella era
una mujer que vivía al día, sin pensar mucho en el mañana y necesitaba decirle
lo que sentía. Así que, encogiéndose de hombros, añadió:
—Lo que conozco de ti me hace
quererte. Es más, me haces tan feliz que a veces creo que voy a explotar. Me
gusta estar contigo, pasear, jugar a la Wii, ver la televisión. Me encanta como
me tratas, como me mimas, como me miras, como me haces el amor. Adoro a tu
familia, a tus amigos, a tu perra... No sé cómo ha pasado, Peter pero tengo que
decirte que te quiero...
—No sabes lo que dices... —cortó
molesto.
—Si... si se lo que digo.
—Lo que yo creo es que has visto
demasiadas películas románticas, o mejor dicho, has hecho demasiadas escenas
románticas, y te crees que esto es una escena más —se mofo él haciéndola reír,
—Me encantan las películas
románticas. ¿A ti no?
—No.
—¿Por qué?
—Porque la realidad del día a día no
es tan bonita como el final de cualquiera de esas películas. Yo no creo en el
amor, Creo en el deseo sexual, en la necesidad de tener a alguien u tu lado.
Pero en esa romántica palabra llamada amor que a las mujeres os vuelve locas,
sinceramente no.
Durante unos segundos ella le
observó. Por su manera de mirarla y de cuidar de ella, sabía que él también
sentía algo muy especial por ella. Pero era tan cabezón que nunca daría su
brazo a torcer. Por ello, sin querer darse por vencida, levantó su mano derecha
y mostrándole la muñeca murmuró:
—Llevó tu pulsera de todo incluido.
¿Acaso no puede incluir el amor?
—No canija, esa pulsera no lo
incluye —siseó.
—Te quiero, Peter —cortó de nuevo
ella tapándole con su mano la boca—, y aunque tú no me quieras, yo no puedo
dominar mis sentimientos hacia ti, a pesar de nuestro trato, Una vez te dije
que mi abuela me enseñó a vivir el presente y a eso es lo que hago. Quererte.
Me encantaría que me dijeras que sientes lo mismo por mi, pero...
Sintiendo que un fuego abrasador le
quemaba por dentro, pero incapaz de hablar de sus sentimientos, la atrajo hacía
él y la besó. Deseó decirle muchas, pero se contuvo. No era buena idea. No
tenían futuro. Interrumpió el beso y la desconcertó dándole un dulce beso en la
punta de la nariz para empezar a curarle
la mano. Durante un rato ambos
es tuvieron en silencio
hasta que ella murmuró:
—Eva sabe quién soy.
—Lo sé.
—¿Lo sabes?
—Sí.
—¿Esto te ocasiona algún problema?
—No —respondió ceñudo.
Apenas si podía dejar de pensar en
las palabras que minutos antes ella había pronunciado: «Te quiero». Le quería.
Aquella mujer que tenía delante, que se dejaba cuidar y mimar por él, y por la
que suspiraban millones de personas en el mundo, le acababa de confesar su
amor, y él era incapaz de hacer lo mismo.
—¿Crees que dirá algo a la prensa?
Peter, concentrado en lo que estaba
haciendo, murmuró:
—Tranquila. Nuestro secreto sigue a salvo, pero he de
decirte que la prensa ya sabe que tú sigues en España.
—¡¿Cómo?!
—Me lo ha dicho Eva.
Confundida fue a responder cuando la
puerta del baño se abrió y apareció la pequeña Ruth.
—¿Te duele la pupa?
—No, cielo, no me duele nada.
—La tita es muy valiente —sonrió la
niña abrazando a Lali.
—¡¿Tita?! — preguntó Peter.
—Ruth cariño, yo no soy tu tita
—increpó la joven al ver la cara de aquel.
—Sí... sí lo eres. Javi me ha dicho
que lo eres.
—¡¿Javi?! —volvió a preguntar
confundido.
—Sí, él ha dicho que eres la tita,
porque eres muy buena y nos quieres.
Abochornada, la joven cerró los ojos
para evitar ver el gesto descolocado de Peter, cuando la pequeña, ajena a lo
que aquellos pensaban, abrió un cajón del mueble del baño, sacó una cajita y
dijo:
—Toma tito ponle una tirita de Dora
la Exploradora en la mano a la tita. El yayo dice que son mágicas y que quitan
el dolor muy rápido.
Divertido por las ocurrencias de su
sobrina, cogió una de las tiritas y tras cruzar una mirada cómplice con una
acalorada Lali, la abrió y se la puso en la palma de la mano.
—¿A que ya duele menos? —preguntó la
cría.
—Uis, pues es cierto, Ruth —asintió
Lali— . De pronto se me ha quitado el pequeño dolor que sentía.
Peter, incapaz de no sonreír ante
aquel teatrillo, las miró alternativamente
y suspiró. La cría, encantada de haber ayudado a mitigar su dolor, se
acercó a Lali y examinándola los ojos
con detenimiento, cuchicheó:
—Que suerte que encontraste tu ojo.
Cuando se le cayó ni osito Sito, lo busque y lo busqué pero no lo encontré.
Lali, pasándose la mano por el ojo,
asintió y Peter por fin comprendió lo que había ocurrido. Eso le provocó una
carcajada que apaciguó los nervios entre ellos. Una vez concluyó su misión de
enfermero, guardó el algodón, cogió a la pequeña en brazos y tras ayudar a Lali
a levantarse dijo:
—Vamos, regresemos al salón.
Diez minutos después, una peculiar
familia miraba con adoración el televisor mientras bromeaba con los cuartos,
hasta que Irene gritó y todos comenzaron a comer las uvas entre risas y jaleo. Cuando sonó la
última campanada, y se metieron la última uva en la boca, todos prorrumpieron
en aplausos y comenzaron a besuquearse. Peter, tras tragar sus uvas, asió de la
mano a Lali y la atrajo hacia él. Lo que ella le había confesado aun le tenía
bloqueado, pero encantado por tenerla junto a él, murmuró:
—Feliz año nuevo estrellita.
—Feliz año cucaracho.
Peter k poquito le falta,aun esta temeroso xk ella se vaya ,x eso se niega a decirle te quiero
ResponderEliminar