lunes, 22 de diciembre de 2014

Capítulo 74

Ambos sonrieron y se dieron un corto beso en los labios, mientras, el abuelo Goyo le daba un codazo a Gasti para llamar su atención sobre el beso, y ambos sonreían complacidos.
Sobre las tres de la mañana, tras jugar con los abuelos en casa al bingo, los más jóvenes se marcharon de fiesta al Croll. 
El dueño había contratado  a una banda de salsa y todo el mundo bailaba a su son divertido. Si algo le gustaba bailar a Lali era la salsa y Peter se quedó muerto cuando la vio menear las caderas con su primo. Se notaba que habían bailado mucho aquella música, no solo por lo bien que bailaban, si no también por la sincronización de sus movimientos.

—Uooo. ¿De dónde te has sacado a esa jamba? Madre mía que culito más sabrosón que tiene — rio el Cachetón acercándose  a Peter, quien sonrió al comprobar  que este no la relacionaba  con la jovencita que conoció años atrás en Las Vegas.

—Es una amiga muy especial, por lo tanto ahórrate tus comentarios —respondió este sin quitarle ojo. Todavía no se había repuesto de la declaración en toda regla que Lali le había hecho en el cuarto de baño de la casa de su padre. ¿Le quería? ¿Ella estaba enamorada de él?

El Cachetón, al ver como su colega miraba a la joven, clavó dio un largo trago a su cubata y silbó.

—Joder macho, eres mi héroe. Yo de mayor quiero ser como tú. Te tiras a Paula, Rebeca o
Azucena cuando quieres y ninguna se enfada contigo. ¿Cómo lo haces?

Durante un buen rato los dos amigos mantuvieron una animada charla sobre mujeres, donde al Cachetón, como siempre, nada le quedó claro. Poco después llegaron el Rúculas, Lucas, Damián y varios amigos más.

Media hora después, Peter constató que el Cachetón visitaba el baño con demasiada frecuencia y al ver sus ojos cargados, le pillo del hombro y le susurro en confianza:

—Controla tío, que los ojos le delatan.

Al escuchar aquello, el Cachetón sonrió y sacó un botecito del bolsillo del pantalón.

—Pero si solo he fumado maría —y tras echarse una gotitas en los ojos aclaró—. Eso sí, de cosecha propia. Yo no fumo cualquier mierda. Por cierto, tengo en casa unos cogollitos buenos... buenos.

En ese momento llegaron Nicolás y Eugenia, acompañados por un grupo de amigos entre los que estaba Paula vestida con un sexy y atractivo vestido rojo pasión.

—Uf...  como  me pone  esta burraca  —cuchicheó  el Cachetón  al mirarla  y ver su contoneo  de caderas—. ¿Te molesta si la entro?

—No —respondió Peter, divertido tras cruzar una mirada con Lucas e Damián.

—Vale. Porque viene vestida para matar. Por cierto ¿crees que me hará caso? Peter, con una sonrisa, miró a su amigo y respondió seguro de lo que decía.
—Eso se lo tienes que preguntar a ella.

Paula que, en el mismo instante que había entrado en el Croll había localizado a Peter, se acercó a él sin dudarlo. Deseaba pasar la noche en su compañía y, sin importarle la mirada de aguilucho del Cachetón, le pasó la mano por la cintura, apoyó la cabeza en su hombro y le susurró en tono melosote:

—Hola forastero. Cuánto tiempo sin verte. —Y acercando sus labios al cuello de Peter susurró
—: Últimamente no me llamas y te echo de menos.

Lucas, que estaba al lado de Peter, reaccionó al escuchar aquello.

—Paulita... Paulita... cuando quieras un hombre de verdad ¡llámame!

—Cierra el pico Mariliendre —se mofó Damián ganándose la mirada jocosa del ofendido.
En la pista,  Lali  bailaba  salsa  con Gasti.  La  banda  contratada  era  muy buena,  y cuando comenzó a sonar la canción O    tú o nadie de su amigo Marc Anthony, no pudieron contenerse y disfrutaron a tope del tema, hasta que ella se fijó en quien estaba hablando Peter. Sin apartar la vista de su objetivo, vio como aquella odiosa mujer se acercaba a su posesión más de lo normal, y él no hacía nada para retirarse. Su enfado fue creciendo por segundos, y cuando vio que ella le echaba los brazos al cuello quiso gritar. Aquella escena le calentó la sangre y Gasti al intuirlo y ver lo que ocurría la cogió de la mano para tranquilizarla.

—Ni se te ocurra hacer lo que me estoy temiendo, lady.

—Oh... tranquilo. No pienso hacer nada. —Pero sin poder remediarlo confesó en un arrebato de sinceridad—: Hoy he cometido un terrible error; le he dicho que le quiero.

—¡¿Qué le qué?! —gritó su primo al escucharla.

—Lo que has oído.

—Oh  my God  vamos  derechitos  al  desastre.  —Y quedándose  quieto  en medio  de  la  pista preguntó—: ¿Y que te ha dicho el Xmen?

Tirando de él para que volviera a moverse, la joven gruñó:

—Nada.

—¡¿Nada?!

—El Xmen, no me dice que me quiere ni por equivocación.

Durante unos minutos más continuaron bailando, pero la tranquilidad de segundos antes se había acabado. Gasti, observando cómo Paula se contoneaba delante de Peter sin poder remediarlo siseó:

—Esa no es una mujer. ¡Es una víbora!

Lali no contestó. Desde su posición vio que Nicolás y Eugenia se acercaban a ellos y todos parecían mantener una animada charla. De pronto la música paró, las luces bajaron de intensidad y sonó música para enamorados. Malhumorada, pero armada con todo el aplomo que pudo reunir, la joven se encaminó hacia donde estaba el grupo, cuando de pronto, Gasti gritó al ver a Lucas junto a Peter.

—¡Por el amor de my life, de tu life y de la life de todos! Pero si está aquí mi Batman preferido y yo no me había dado cuenta.

Lali, sonrió al unirse al grupo, aunque a Paula la había taladrado con la mirada. Incomoda por como todos la observaban fue a decir algo, cuando Gasti cuchicheó:

—Mírale... pero si está cuadrado.

Peter viendo que Lali mantenía las distancias, se dirigió a Gasti y, divertido, preguntó:

—Eh... ¿ya no soy tu preferido?

Gasti, acercándose con descaro, se interpuso entre Paula y él, y, tras conseguir apartarla, sonrió ampliamente y murmuró con complicidad:

—Tú eres lo más. Pero contigo no tengo futuro y con él todavía no se sabe. Aquello provocó una carcajada general.
—Lo siento Gasti, pero ya te dije que a mi me van las mujeres. Nuestro amor... es imposible —
dijo Lucas. Y se llevó la mano al pecho con comicidad soltando un lánguido suspiro.
—Que sepas osito mío, que me acabas de partir mi lindo y bello corazoncito en millones de pedacitos —respondió Gasti, resignado.

Nicolás dio un pescozón a Lucas y cuando este miró indicó divertido:


—Desde luego Mariliendre, ya te vale.

1 comentario:

  1. No me gusta como no se separa Peter d Paula,sabiendo lo k Lali siente x él.

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