lunes, 2 de marzo de 2015

Capítulo 89

Tras más de una hora y media en la que desde la casa de Peter piropearon a todos los actores que entraban en el teatro Kodak, la gala comenzó. Expectantes como nunca en su vida, ninguno quito el ojo de la pantalla, y cuando anunciaron que en unos minutos iban a abrir el sobre que desvelaba el gran secreto que todos esperaban, sin dudarlo Nicolás, Lucas y Damián se dirigieron con paso firme al garaje, cogieron a su amigo Peter entre los tres, y sin importarle los puñetazos ni las blasfemias que aquel soltaba le sentaron frente al televisor. 

—Queréis soltarme, joder —gruñó aquel.

—Ni lo sueñes —rio Nicolás poniéndole unas esposas que lo sujetaban al butacón.

—Petercito, hermoso deja de moverte así o te cepillaras el butacón —dijo el abuelo Goyo con mofa.

Aturdido, explotó malhumorado:

—¡Os juro que esta me la vais a pagar! Papá —gritó—, haz el favor de decirles a estos idiotas que me suelten.

Manuel, al escuchar aquello, se dio la vuelta, cogió el plato de croquetas y preguntó:

—¿Quién quiere una croqueta?

—¡Papá! —vociferó incrédulo.

Como si de una comedia absurda se tratara todos gritaron mientras cogían lo que Manuel les ofrecía y cuando por fin callaron Peter gritó:

—Venís a mi casa, os entrometéis en mi vida y encima tengo que soportar que me hagáis esto.

—Anda Peter, cierra el pico —se quejó Eva—, Solo queremos que veas con nosotros si Lali gana el Oscar o no. Al fin y al cabo la conocimos gracias a ti.

—Lucas, maldito cabrón ¡Suéltame!

—No divine —se mofó aquel—. Esta es mi venganza por levantarme a esa preciosidad.

—Pero ¿tú estás tonto? —voceó Peter. Y mirando a Damián insistió—: ¡Suéltame tú!

—Lo  siento  colega.  Si  lo  hago Mariliendre  y  el Bonito  luego  no me ajuntaran.  —Al  decir aquello, Eva le miró divertida y le guiñó un ojo.

—¡Joder! Esta me la pagáis —soltó Peter desesperado, justo antes de que su hermana Eva le pegara algo en la boca.

Incrédulo, comprobó que un trozo de cinta americana le bloqueaba de pronto la boca. Ya no podía gritar.

—Gasti me dijo que con esto no escucharíamos  tus maldiciones  —dijo Eva encogiéndose  de hombros.

—Psss a callar hermoso que van a decir si nuestra muchacha ha ganado o no —exigió el abuelo Goyo levantando su bastón nuevo.

Convencido de que nada podía hacer rumió sus blasfemias, mientras todos los demás sonreían y cruzaban los dedos a la espera de que abrieran el sobre y dieran el nombre de la ganadora al Oscar como mejor actriz.

De detrás del decorado salieron George Clooney y Sharon Stone y tras dar entrada al video de presentación de las nominadas, George, tan guapo y sonriente como siempre, abrió el sobre, sonrió y se lo pasó a Sharon que dijo:

—And the winner is... Mariana Espósito.

Al escuchar aquello, la locura reinó en casa de Peter. Todos saltaban, aplaudían y reían como cuando España ganó los mundiales de futbol, mientras Peter esposado en la butaca ni les veía. Solo podía mirar la pantalla de televisión, donde el realizador del programa se centró en la emocionada y llorosa ganadora abrazada a su primo Gasti. Sin poder demostrar su orgullo, Peter la vio saludar hecha un manojo de nervios a todos los que estaban sentados a su lado. Entre ellos reconoció a su padre,  el  gran Carlos Rice.  Ella  le dio un rápido  beso  en la mejilla  y este  sonrió.  Un minuto después, la flamante ganadora del Oscar a la mejor actriz, con su impresionante vestido de plumas negro subió al escenario en busca de su premio.

—¡Callaos leches! que va a hablar el gorrioncillo.

—Sube el volumen —pidió Manuel y arrancando de un tirón la cinta de la boca de su hijo le dijo—: Peter tradúcenos todo lo que diga.

Durante unos segundos, Lali habló en inglés y Peter hipnotizado  comenzó a traducir. Entre lágrimas  y risas  Lali  dio  las  gracias  al  director  de  la  película  por  darle  le  oportunidad  de interpretar aquel papel, a sus compañeros, a todo el equipo y a su padre. Las cámaras de televisión enfocaron Carlos Rice quien asintió y sonrió tras su fría estampa. Las cámaras volvieron a enfocar a la  emocionada  ganadora  y esta,  buscando  la  que  tenia  encendido  el  piloto  rojo,  la  miro  y, en perfecto español, dijo sin importarle las personas que estaban a su alrededor:

—Este  premio  también  se  lo  quiero  dedicar  a  una  maravillosa  familia  que  conocí  en  un encantador pueblecito de España, llamado Sigüenza...

Al escuchar aquellos todos aplaudieron y Almudena divertida soltó:

—Aisss ya no solo conocerán Alcobendas por Penélope. Ahora gracias a nuestra Lali medio planeta sabe que existe un pueblo en España llamado Sigüenza.

—Psss calla que sigue... —apremió Irene emocionada, mientras Lali decía.

—Gracias a todos vosotros por ser como sois y haberme demostrado el cariño que me tenéis. Quiero que sepáis que os voy a querer hoy, mañana y siempre a todos —recalcó aquella última palabra  con los ojos llorosos  mientras  la gente aplaudía—.  Soy actriz. Me enorgullezco  de ser actriz. Me gusta interpretar distintos papeles para hacer llorar, reír, emocionar, en definitiva, hacer soñar. Y aunque suene a utopía lo que voy a decir, me gustaría que alguna vez mi vida tuviera un final de película y ser yo la que soñara. —El público aplaudió y ella mirando a cámara añadió—: Aunque si les soy sincera una vez soñé. Conocí a un hombre especial, maravilloso e inolvidable que con sus miradas y su cariño consiguió que lo irreal se volviera real y que lo impensable, durante un corto espacio de tiempo fuera perfecto, maravilloso y posible. Gracias a él, atesoro en mi corazón bonitos recuerdos que nunca, nunca olvidaré.

Dichas esas palabras, la actriz, tremendamente emocionada dejó de mirar a la cámara, sonrió a todos los presentes del teatro Kodak y desapareció tras el decorado en medio de una clamorosa ovación.

En  ese  momento,  todos,  incluida  la  propia Senda,  miraron  con  detenimiento  a  Peter  que continuaba con la mirada fija en el televisor, alucinado y pasmado. Lo que aquella mujer acababa de hacer era la mayor muestra publica de amor que había visto nunca y el protagonista ¡era el!

Vaya... pensó aturdido.

—Peter hermoso reacciona —gritó el abuelo Goyo—. Que el gorrioncillo te quiere. O como dicen en su tierra teaisloviu.

—Ay Dios... que momentazo —suspiró Menchu todavía sorprendida.

—...  momentazo pero  de  los  que  se  recordaran toda  la  vida  —asintió Eva  boquiabierta, consciente de que la prensa estaría a las puertas de la casa de su hermano en pocas horas.

—En vivo y en directo ha declaro su amor hacia ti ¡qué bonito! Y qué románticooooooo — añadió Irene.

Emocionada por lo que acababan de presenciar Almudena miró a su hermano y dijo.

—Peter, ella te quiere por quien eres. El resto no le importa. Solo le importas tú. ¿No te das cuenta?

Eugenia abrazándose a su marido Nicolás le miró amorosa.

—Ay Bonito ¿tú me quieres tanto?

—Más... tesoro. Yo te quiero más —respondió encantado.

Lucas, que estaba tan sorprendido como el resto, al escuchar los comentarios romanticones de las féminas las miró y dijo:

—Mira que os gustan estas gilipolleces románticas a las mujeres.

—Ni que lo digas —asintió Damián divertido observando la cara de tontorrona de Eva.

La cabeza de Peter no paraba de dar vueltas mientras intentaba centrarse en lo ocurrido. Lali, su Lali, le acababa de hacer una declaración de amor en toda regla sin importarle absolutamente nada. Solo él.

—Esta muchacha nunca dejará de sorprenderme —rio Manuel emocionado por lo que aquella jovencita había hecho ante medio mundo y en especial, al ver a su hijo tan bloqueado.

—Joder... ¡pero que suerte tiene este tío feo! —se mofó Lucas— . Si no hubiera sido por ti, estoy casi seguro que ella hubiera hecho eso por mi.

—Mariliendre no alucines, que tú no eres él —se mofó Nicolás.

—¡Soltadme! —consiguió decir Peter.

—Vale  —asintió  Eva—  Pero  antes  de  que  la  líes  parda  déjame  decirte  que  lo  único  que queríamos era que vieras lo que has visto porque tenías que verlo. Ayer cuando hablé con Gasti me dijo que...

—Soltadme ya —repitió lentamente.

—Oye Peter —dijo Irene al ver el gesto de su hermano—. Haz el favor de comportarte y no liarte a guantazos con ninguno de los presentes o te juro...

—¡Soltadme de una puñetera vez! —insistió con voz grave.

Al escuchar aquel tono de voz, Manuel retiró a sus hijas hacia atrás, se encaró a él y dijo:

—Ahora mismo Peter, pero tranquilito eh...

—Papá estoy muy tranquilito — asintió este.

Lucas, Damián y Nicolás se agruparon dispuestos a defenderse de su ataque. Su mirada lo decía todo. Aquella mirada oscura delataba enfado y brutalidad. Entonces Nicolás le tiró a Manuel la llave con la que abrir las esposas, y este procedió. Dos segundos después, ya liberado, Peter se levantó, anduvo hacia sus compañeros y dijo con voz áspera:

—Esta os la guardo a los tres.

—¡Qué emoción! —se guaseó Nicolás.

—Uisss ¡qué nervios! —murmuró Damián.

—Acojonado estoy —se mofó Lucas ganándose una seria mirada por parte de todas las mujeres.

—¿Pero estáis gilipollas o qué? —vociferó aquel al escucharles.

—Ay Peter no te pongas así, hermoso —murmuró el abuelo Goyo.


—Peter... Peter... —dijo Almudena interponiéndose entre aquellos titanes y su hermano—, no te enfades con ellos porque fuimos nosotras quienes les obligamos a que te cogieran por la fuerza y te esposaran al butacón.

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