Aquella mañana, y a pesar de que intentó
levantarse, Lali no pudo. Tenía doloridos tantos músculos de su cuerpo que
apenas podía moverse. Solo gracias a varios ibuprofenos recomendados por
Menchu, la chica de recepción, por la tarde después de comer consiguió
recuperarse y junto a su primo decidieron dar un paseo en coche por los
alrededores.
martes, 29 de abril de 2014
domingo, 27 de abril de 2014
Capítulo 28
—Buenos días —saludó ella con energía. El la
miró y sin parar su ritmo asintió con la cabeza. Durante unos minutos corrieron
en silencio hasta que ella comenzó a hablar.
Sin querer escuchar su parloteo, Peter sacó de
su bolsillo un iPod y colocándose unos pequeños auriculares en los oídos lo
encendió y dijo:
—AC/DCA. Maravillosa música para correr y no
escucharte.
jueves, 24 de abril de 2014
Capítulo 27
Cuando llegó a su habitación, se metió
rápidamente en la ducha. El calorcito del agua corriendo por su piel la
reconfortó. Una vez acabó de ducharse, se echó crema y se secó el pelo con el
secador.
A las once de la noche estaba metida en la cama
mirando la televisión cuando de pronto recordó algo. Se levantó, abrió su
trolley Louis Vuitton, y cogió una carpeta. Tras sentarse en la cama y leer lo
que ponía en aquellos papeles sonrió. Ante ella tenia la información que
necesitaba.
martes, 15 de abril de 2014
Capítulo 26
¿Qué compañero? pensó Peter y se volvió hacia el
camarero para pedirle otra cerveza. Durante un rato soporto estoica mente los
comentarios de sus dos amigos sobre la que fue su mujer.
Algo que el Cacheton no conocía ni por asomo, o
se hubiera enterado hasta el último habitante de la tierra. Sonó el claxon de
un vehículo. El Rúcula en su Seat León.
viernes, 11 de abril de 2014
Capítulo 25
Al día siguiente de su encuentro con Lali, Peter
aún no daba crédito a lo que había ocurrido. Mariana Espósito, la gran diva del
cine americano, había estado en su casa. En un principio pensó contárselo a Nicolas,
pero luego calibró las consecuencias y decidió que no era una buena idea. De
todas maneras quedó con él para tomar algo. Ambos estaban sentados en una
terraza de su pueblo cuando oyeron una voz tras ellos.
—Hola cucarachos. Ya es hora de que os vea el pelo.
¿Me invitáis a una birrita?
Levantando la cabeza Peter sonrió al ver al Cacheton.
En todos aquellos años su vida había cambiado poco. Seguía siendo en cierto
modo el mismo descerebrado que años atrás, con la diferencia de que ahora
regentaba la panadería de su padre. Sentándose junto a ellos que tomaban unas
cervezas y tras dejar sobre la mesa unas revistas que llevaba en las manos,
ordenó al camarero:
—Pepón tráeme una birra fresquita. —Después
mirando a sus amigos dijo—: Qué, ¿algo nuevo que contar?
—No —dijeron al unísono.
Fuera del trabajo nunca comentaban con nadie lo
que ocurría durante la jornada, ambos lo tenían muy claro. No les gustaba.
—Joder colegas, la movida que os perdisteis la
otra noche —contó encendiéndose un pitillo—. Resulta que el Pistacho, se f...
—¿Pistacho?—preguntó Nicolas divertido.
—Sí, joder, el hijo de Luciano, el de los frutos
secos. —Al ver que asentían continuó—. Se fue a Ámsterdam una semanita y el tío
ha vuelto alucinado.
Trajo unas setitas buenísimas de allí y la otra
noche le dio una a la Geno, la hija del Tomaso el camionero, y no veas el
globazo que se pilló la colega, —Cacheton—sonrió Peter aprovechando que el sol
calentaba aquel día para ser diciembre—. Qué te parece si no nos cuentas esas
cosas a nosotros. ¿Te recuerdo en que trabajamos?
—No me jodas, tío. Vosotros para mí sois mis
coleguitas, y no unos jodidos cucarachos.
—Lo de cucarachos me toca las narices —se mofó Peter.
Aquel estúpido mote era por el que muchos
llamaban a los Geos por su indumentaria negra.
—Además — prosiguió el Cacheton sin escucharle—,
sabéis que yo, desde hace tiempo, paso de meterme esas guarradas. Yo solo me
meto lo que cultivo y... Nicolas miró a su amigo y poniéndole una mano en el hombro
le indicó:
—Cierra la bocaza.
No queremos saber nada de lo que cultivas
—sonrió al escucharle—. De verdad, Cacheton. Tú haz lo que quieras con tu vida,
pero no nos cuentes absolutamente nada ¿vale?
—Y mirando las revistas que había dejado sobre
la mesa cogió una y dijo—: ¿Desde cuándo lees prensa del corazón? ¿Te has
vuelto ahora modosete?
—Son para mi madre, y no me jodas, hombre, que a
mí me van más las tías que a un jilguero el alpiste —se defendió rápidamente—.
Me ha llamado la vieja al móvil y me las ha encargado. Y yo que soy un buen
hijo se las compro y se las llevo.
Hay que tener contenta a la Aurora. Todos
sonrieron. Aurora, la madre del Cacheton, era una buena mujer y bastante cruz
tenía con aguantar al descerebrado de su hijo. Nicolas, cogiendo una de las
revistas, la hojeó hasta que en su interior encontró un reportaje que captó su
interés y, tras mirar a su amigo Peter, que por su gesto supo de lo que iba el
tema, dijo:
—Vaya, aquí pone que la actriz Mariana Espósito
ha terminado su gira por España. Peter le devolvió la mirada y no dijo nada,
aunque le llamó de todo solo con los ojos. Ni siquiera cogió la revista para
verla. No le interesaba. Pero el Cacheton se la quitó de las manos para ver las
fotos.
—joder, lo buena que está esa Barbie Malibú. Es
que la lamería desde el dedito gordo del pie hasta...
—Nos alegra saberlo —cortó Peter quitándole la
revista y cerrándola. Pero el Cacheton volvió a abrirla y enseñándole una foto
de la actriz con un escotado y sexy vestido azul, riendo y abrazada a Mike
Grisman en Sevilla continuó.
—Vamos a ver, tronco ¿Desde cuándo ves tú a
pibonazos como este por el pueblo? Vamos... ni que fuera normal verlos pasear
por la calle. Peter no respondió. Era una suerte que el Cacheton no relacionara
a Mariana Espósito con la joven que se casó con él años atrás. Eso le
reconfortó. No pensaba contar nada de lo ocurrido el día anterior en su casa, y
menos a aquel, cuando Nicolas intervino.
—Lo dice hasta mi preciosa mujercita. Siempre
dice ¡qué actriz más guapa!
—¡Qué coño guapa! —exclamó el Cacheton mirando
de nuevo la revista—. Esta tía lo que está es buenísima ¿Pero tú has visto que
cuerpazo tiene? A esta la cogía yo y la ponía mirando pa cuenca. Vamos, lo bien
que nos lo íbamos a pasar los dos.
Peter cogió su cerveza y dio un buen trago. No
iba a entrar en aquello. No quería. Siempre le había molestado oír hablar de Lali.
Algo increíble y, sobre todo, incomprensible para él, pero así era. Nicolas,
divertido por como aquel bebía dijo gesticulando:
—A mí lo que me encanta es su trasero. Tiene ese
típico trasero redondo y respingón que nos vuelve locos a los tíos y...
—Y esos morritos —añadió el Cacheton mientras Peter
se movía incómodo en su asiento—. Debe ser un lujo mordisquear ese morrito
inferior y tirar de él. Joder ¡pero si me estoy poniendo cachondo solo de
pensarlo!
—Eso lo deben de pensar muchos —apostilló Nicolas
divertido—, El otro día vi en la taquilla de un compañero una foto en bikini de
Mariana Espósito. Una de su última película, Brigada 42, y ¡joder ¡estaba como
un tren!
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