jueves, 4 de febrero de 2016

Capítulo 13

¿Dónde estaba Tiffany?

Cuando Lali volvió del trabajo el lunes, no la encontró. No sabía a quién llamar. Cuando había traído a la chica del hospital, aún estaba débil y cansada, pero el día anterior estaba mucho mejor.

Ese día habían hablado del juicio que tenían en el juzgado. Tenían que ser realistas, pero con un trabajo esperando y un lugar donde vivir, tenían posibilidades.

Pero Tiffany temía que el juez le quitase el bebé. Se lo había dicho a Lali. Cuando estaba a punto de llamar a la familia de acogida de Amy, oyó la puerta
de entrada.

—Estaba preocupada —le dijo Lali, intentando hablar con calma. Era su primera experiencia como madre sustituta.

Tiffany se sentó en el sillón. Parecía cansada.

—Lo siento, iba a dejarte una nota, pero no quería que te disgustases.

—¿Y por qué iba a disgustarme? Tiffany se quitó la chaqueta.

—Fui a ver a Amy —dijo rápidamente, como si Lali fuera a interrumpirla—. Tenía que verla, ¿no lo comprendes? Tal vez no vuelva a verla después del juicio. ¿Y si el juez me encarcela? ¿Y si se la da a una familia extraña que no la cuida? —había una acusación en los ojos de Tiffany—. Yo quería que ella se quedara contigo —agregó.

—Antiguamente se podía hacer eso. Si querías que alguien se ocupase de tu bebé, podías dárselo. Pero ahora no es así. Hay que hacer mucho papeleo y un proceso judicial.

—Yo sabía que tú ibas a cuidarla bien.

—Lo sé. Y me siento honrada. Pero tu caso va al juez porque todo el mundo quiere defender los intereses de Amy.

—¡Tengo  tanto  miedo…!  —susurró  Tiffany  entrelazando  fuertemente  sus dedos, y mirando hacia abajo.

—Lo sé. Pero creo que la visita de la asistente social el viernes fue bien.

La asistente social había ido a ver las condiciones en que vivía Tiffany y a conversar con ella.

Lali siguió:

—El sheriff no puso cargos contra ti después de que Walter hablase con él. Y Walter tiene mucha experiencia. Espero que el juez lo escuche y siga su recomendación —agregó Lali.

—¿Estás segura de que el señor Lanzani va a estar allí? —preguntó Tiffany, preocupada—. No lo he visto…

No, Peter no había estado por allí.

—El señor Ludlow me dijo que había notificado al señor Lanzani para decirle la hora a la que debía estar mañana. Y Peter ha dicho que estará allí.

—La gente no siempre hace lo que dice —murmuró Tiffany.

—No todo el mundo es igual.

Cuando sonó el teléfono, Lali palmeó el brazo de Tiffany. Era Candela. Lali sabía por qué la llamaba.

La familia de acogida había llamado a Candela para informarla de que Tiffany había estado allí porque temía no volver a ver a la niña.

—¿Se ha metido en algún problema yendo allí? —preguntó Lali.

—No. No se ha tomado ninguna decisión en el caso todavía. Ella sigue siendo la madre de Amy. Si acaso, el juez verá su visita como algo a su favor.

—Todo esto es muy nuevo para mí —admitió Lali, mirando a Tiffany.

—Lo sé. Acuérdate de cuando traje a Timmy a casa. Yo tampoco había pensado en transformarme en madre de la noche a la mañana. Te va a ir bien, ya lo verás.

—Tiffany tiene dieciocho años. No sé si necesita una madre.

—Yo tengo veintinueve. Todavía echo de menos a mi madre y me gustaría que estuviera aquí.

Candela había perdido a su madre a los diez años. Y ella la había perdido a los seis. Lali sabía que su amiga tenía razón.

—¿Estarán mañana los padres de acogida? —preguntó Lali.

—Ellos no tienen parte en la audiencia. Se trata de saber si Tiffany puede tener la custodia de su hija. Pero sé que el juez quiere que vayan, porque quiere que esté Amy. Se me ocurre que quiere ver cómo actúa Tiffany con ella. Probablemente le pedirá que la tenga en sus brazos.

—Ella no ha estado nunca con niños.

—Según me has contado, Lali, hoy ha hecho un buen trabajo. Lo que tiene que hacer es actuar de forma natural y decir la verdad. Creo que la madre de Tiffany no va a ir a la audiencia.

Walter había notificado a la mujer, pidiéndole que se presentara. Pero ésta había rechazado ir.

—A la madre de Tiffany le da igual lo que le pase a su hija. Tiffany ha conseguido aprobar todos los cursos gracias a su esfuerzo, estudiando con amigas, fuera de casa. Ella sentía que su madre no quería que estuviera allí, sobre todo cuando su madre tenía nuevos novios. Así que no iba mucho a su casa, y a su madre le parecía bien que fuera así.

—Te rompe el corazón todo esto, ¿verdad?

—Sí. Me siento identificada con ella.

—¿Qué piensa Peter de que tú te hagas cargo de todo esto?

—No sé lo que piensa. Y realmente da igual.

—Oh, creo que sí importa. Tú no lo admites. ¿Haces esto para que la relación con Peter sea más difícil?

—¡No seas ridícula! Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Han ocurrido simultáneamente, nada más. Que Peter y yo nos veamos o no, no tiene nada que ver con la familia que quiero construir con Tiffany y Amy.

—¿No quieres que él sea parte de la familia? —le preguntó su amiga.

—Me encantaría que lo fuese. Me encantaría que Peter fuera un modelo masculino para Tiffany y Amy, si él lo deseara. Pero él lleva años guardando sus sentimientos. Una sola vez me mostró quién era realmente, pero luego lo lamentó.

—Necesitáis tiempo para aceptar todo esto. Es posible que él necesite tiempo para bajar la guardia contigo, y tú tienes que aprender a volver a confiar.

—Eso es lo que pasa, Candela. Que Peter es un hombre en el que puedo confiar. Inspira  confianza.  Cuando  quiere,  es  protector  y  cariñoso  —respiró profundamente—. No puedo equivocarme dos veces, ¿no?

—Eso depende. Tienes que fijarte en las cosas profundas. ¿Estuvo casado antes?

—Sí.

—Intenta averiguar cosas. Mira cómo reacciona. Entérate de por qué se separó. Los matrimonios pasados pueden darte mucha información.

—Peter no me dejará averiguar mucho. Ése es el problema. Y de momento, sólo puedo concentrarme en la audiencia de Tiffany. Quiero ayudarla a ser una madre para Amy y luego dejarla que siga sola su camino.

—Tendrás que decidir si quieres ser «tía Lali», o «abuela Lali». Lali se rio.

—Es una decisión que tendré que tomar.

—No te compres gafas de abuelita todavía… —bromeó Candela. Hubo un silencio y luego Lali dijo:

—Gracias por ocuparte del caso de Amy como lo has hecho.

—Es mi trabajo. Es por ello que envié a alguien imparcial a la visita del viernes.

—¿Puedes decirme algo del informe?

—Está en un sobre sellado para que lo vea el juez. Él te dirá lo que pone. Relájate esta noche, Lali, e intenta que Tiffany haga lo mismo. Es posible que sea la última noche que ambas podáis dormir sin el llanto de un bebé.

—¡Ojalá! —exclamó Lali, seriamente.

—Sólo una futura madre que desea mucho tener hijos podría decir eso. Por cierto, Dylan ha puesto en el coche la ropa que escogiste. Si todo va bien, no tienes más que llamarlo y te las llevará. Lo único que tienes que comprar es una cuna.

—Eso no es problema. ¿Realmente crees que voy a poder dormir con todo esto en la cabeza?

—Bueno, siempre puedes entretenerte aprendiendo a tejer.

—A lo mejor lo hago. Después de todo, seré su primera niñera.

—Cuando Kylie tenga el bebé, haremos un trío —bromeó Candela.

Pero Lali sabía que Tiffany se iría a vivir sola cuando pudiera. Y en lo profundo de su ser, Lali deseaba un hijo propio, aunque no tuviera marido.

Siguieron hablando un rato y cuando Lali colgó fue a ver a Tiffany.

—¿Qué te parece si preparo sándwiches de pavo y queso con una ensalada? —
dijo Lali.

—No tienes que cocinar para mí —dijo Tiffany—. Puedo hacérmelos.

—Algunas noches tendré que trabajar hasta tarde y tendrás que hacerte la comida. Pero esta noche creo que sería agradable que comiéramos juntas, ¿no crees?

Tiffany tragó saliva y miró a Lali con lágrimas en los ojos.

—Me gustaría mucho —dijo.

Lali se sentía muy unida a aquella chica. Y eso le daba tanto miedo como lo de Peter.

Se había acabado. Todo el mundo había salido feliz del juicio.

El juez le había dado la custodia a Tiffany y le había dicho que la controlaría y que en los siguientes seis meses le harían visitas esporádicas, y que Tiffany tendría que hacer un informe todos los meses a las autoridades. Después de los seis meses, él evaluaría su caso nuevamente.

El brillo en la cara de Tiffany y de Lali le hizo sentir a Peter que él había sido parte de algo importante aquel día, como cuando rescataba a un niño. Pero en aquel caso su sentimiento era más personal, y eso era lo que más lo molestaba.

Ahora  habían  resuelto  el  caso,  y  él  sentía  ganas  de  celebrarlo.  Realmente debería conocer a Tiffany un poco más antes de que empezara a trabajar para él.

Así que…

Fue a un gran supermercado y preguntó por la sección de niños. Al pasar por delante de una silla de comer, se agachó para verla más de cerca.

Un carrito rodeaba el rincón de unos estantes, y él se sorprendió al ver a Lali y a Tiffany. Esta llevaba a Amy en una mochila y Lali llevaba el carrito de la compra con una caja enorme que sobresalía de él. Estaba intentando empujar con una mano y con la otra sujetar la caja.

—El  empleado  ha  dicho  que  es la  última.  Tenemos suerte.  Ahora  sólo  nos queda ver cómo se arma —la oyó decir.

Cuando Peter se levantó, Lali se detuvo repentinamente.

—¡Qué sorpresa verte aquí! —dijo él.

—La sorpresa es mía —dijo Lali.

—He pensado celebrar el juicio comprándole algo a Amy.

—¡Oh, no hace falta que lo haga, señor Lanzani! —exclamó Tiffany—. Ya ha hecho suficiente. Sin usted, sin su trabajo, no sé si el juez me hubiera dado a Amy — agregó tímidamente con sinceridad.

—Creo que Lali y tú vais a tener ahora otro trabajo… Estaba pensando en comprarle una trona para Amy. He oído decir que los bebés crecen muy rápido.

Tiffany se rio y miró a su hija.

—No lo sé. Creo que será mejor que lea un poco sobre ello. La señora Malloy me ha regalado algunos libros que ella ha usado con Timmy.

Lali había estado observando su conversación, y de pronto Peter se acercó a
ella.

—¿Quieres que te ayude con esto?

—¿Te refieres a llevarlo o a armarlo?

—A ambas cosas. Anoche trabajé hasta tarde, así que hoy tengo tiempo libre.

—Como quieras, Peter. Si quieres ayudar, por nosotras no hay problema. Lali hablaba como si le diera lo mismo que la ayudase o no.

—Te seguiré con el coche a tu casa. Nos llevará un rato armar la cuna y la trona.

—¿No tienes nada más interesante que hacer esta tarde? —preguntó Lali.

—Es posible que sí lo tenga. Pero Tiffany se siente un poco incómoda conmigo.
Y he pensado  que  sería bueno que nos conociéramos un  poco  antes de trabajar juntos.

—Es verdad —dijo Lali asintiendo.

Cuando estuvieron en casa de Lali, Peter se volvió a sentir embriagado por su fragancia, por la atmósfera de su casa…

Tiffany  estaba  con  Amy.  La  niña  no  paraba  de  llorar.  Lali  las  miraba, preocupada, desde el otro extremo del salón.

—Es difícil saber cuándo ayudar y cuándo no —dijo Peter mientras Lali y él desarmaban las cajas y trataban de ver cómo iban las piezas.

—Sí, lo es. Me ha dicho que quiere encargarse ella de Amy. En teoría está bien. Pero la verdad es que hasta las madres maduras necesitan ayuda.

—Sujétame esto —le dijo él.

Lali se acercó a él y lo ayudó. Tenerla tan cerca era una tortura, pensó Peter.

—Peter, ¿estás seguro de que quieres que Tiffany y Amy trabajen en tu casa?

—Le dije al juez que lo harían —respondió él sin mirarla.

—Sí, pero eso no quiere decir que eso sea bueno… para ti. Peter se incorporó.

—¿Lo dices porque crees que me va a afectar tener un bebé en casa y saber que no es el que podría haber tenido? Sí, no será fácil. Pero también soy un hombre práctico.

—¿En qué piensas cuando buscas a un niño? —preguntó Lali.

—No pienso. Actúo.

Peter decidió que era hora de usar la broca. Ella repitió la pregunta en medio del ruido. Él resopló y contestó.

—Vale. Intento imaginar lo que está pensando el crío. Luego visualizo que lo encuentro o algo así. ¿Satisfecha?

—¿Por qué te enfadan mis preguntas?

Peter no solía alterarse. Estaba acostumbrado a controlarse, pero con Lali no podía hacerlo.

—Peter, no intentes rehuir mi pregunta…

Él no podía controlar los sentimientos con ella.

—Dime. Dime qué estás sintiendo…

Peter cerró los ojos y respiró profundamente.

—Ya te he dicho que me siento culpable. Perdimos el bebé por mi culpa.

Lali no le dijo nada. Se quedó allí, mirándolo, sujetando una pieza de la cuna como si quisiera abrazarlo.

Eso le llegó a él más que nada.

—Cuando Cheryl me dijo que estaba embarazada, me gustó la idea de ser padre. Pero sabía que tendría que dejar el FBI. Y en el fondo, no quería hacerlo. Cheryl quería que yo me involucrase totalmente en la vida de nuestro hijo… Y el trabajo empezó a convertirse en un problema entre nosotros…

—¿Significaba más para ti que tu familia?

Ella no lo estaba acusando. Simplemente quería saberlo.

—No sé cómo explicártelo. Tú eres enfermera. Te involucras en tu trabajo, y veo que disfrutas con él. Te involucras más de lo normal para ayudar a tus pacientes… Pero tu vida está separada de tu profesión. Tu profesión no te define. A mí sí me definía.

—No comprendo —estaban armando el fondo de la cuna.

—Cuando tenía nueve años, secuestraron a un amigo y jamás apareció.

—Oh, Peter… —Lali trató de hacer memoria y de pronto recordó que en Wild Horse había habido un caso así—. Su nombre era Cliff Barstow.

—Exacto. Lo buscaron semanas, meses, y jamás lo encontraron.

—Debió de ser horrible para su familia…

—Yo quería ser mayor desesperadamente para poder conducir y buscarlo solo. Creía que si era mayor habría podido hacer algo… No sé por qué… Ya sabes las cosas que piensan los niños… Y desde entonces supe qué trabajo quería hacer de mayor.

—¿Y por qué te casaste?

—Yo amaba a Cheryl tanto como yo sabía amar. Ella me necesitaba… Empezamos a salir, conoció a mi madre, yo conocí a su familia… El matrimonio parecía lo lógico…

—Si te digo que no fue todo culpa tuya, no vas a creerme, ¿no?

—No.

—Igualmente te lo voy a decir. No fue todo culpa tuya. Si hubieras sido mayor, si tu esposa hubiera sido diferente…

—Si existieran los elefantes que vuelan…

—Tú eres un hombre diferente ahora…

—No, no lo soy. He cambiado lo que hago. Pero no soy un hombre diferente.

—¿Realmente quieres estar solo toda tu vida?

Peter se sintió incómodo. Lali no le preguntaba por ellos. Sólo se refería a él.

—No voy a estar solo. Tiffany y Amy estarán en mi oficina. Dame ese destornillador, ¿quieres? Me acabo de dar cuenta de que voy a necesitar otra cuna para mi casa…

—Estás rehuyendo la conversación….

—No, sólo me he acordado de algo…

Él no estaba acostumbrado a examinar su vida. Y con Lali aquello ocurría muy fácilmente.

Amy empezó a llorar y Peter dijo:

—Ve a ayudar a Tiffany. Quiere hacer las cosas sola. Pero alguien tendrá que enseñarle.

Lali se levantó y le dijo:

—Me alegro de que me hayas contado eso.

Él la miró. Estaba hermosa, sexy, y su corazón empezó a estremecerse. Y su cuerpo a recibir las señales del deseo.

Peter no pudo decir nada.

Lali se dio la vuelta y se marchó de la habitación.

Pero  aquella  conversación  había  sido  más  íntima  que  hacer  el  amor.  Y

evidentemente hacer el amor era más fácil y más divertido para él.

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