Las
horas en la base de los geo pasaban lentamente y el humor del inspector Peter
Lanzani iba de mal en peor. Tras dar por la mañana la clase teórica a un grupo
de los geos, salió a correr varios kilómetros con unos compañeros, pero le fue
imposible concentrarse. Solo podía pensar en ella.
Su
mente recreaba una y otra vez su sonrisa, sus labios, su dulce mirada, y
recordar su modo de decir «vaya...» cuando se sorprendía inexplicablemente le
hacia sonreír.
A
la hora de la comida, Nicolás que se había percatado de la ceñuda mirada de su
amigo, cogió su bandeja y se sentó junto a el al fondo del comedor.
—Buena
me la liaste anoche, nenaza. Ni te cuento como se puso la fiera de Paula al ver
que te marchabas con otra.
Sorprendido
por aquello Peter levantó la vista de su plato.
—¿Paula
os la lió? Pero si ella y yo sabemos lo que existe entre nosotros.
—Lo
sé tío, lo sé. Pero el rechazo en vivo y en directo ante todo el mundo jode, y
anoche a
Paula
la jodiste pero bien.
—¿Cómo
se te ocurrió hacerlo tan descarado? Si tenías claro que en el Croll iba a
estar E.P.
¿Por
qué no despachaste a Paula y luego fuiste al Croll?
Comprendía
el reproche de su amigo. Lo había hecho mal. Muy mal.
—Luego
la llamaré y le pediré disculpas.
—Harás
bien. Porque como tú has dicho Paula es una tía que tiene las cosas tan claras
como tú, pero eso no quita que le moleste si le hacen una jugada como la de
ayer.
Peter
volvió a asentir. No quería pensar en Paula, bastante tenía con Lali. durante
unos minutos ambos comieron en silencio, hasta que al recordar algo, se metió
la mano en el bolsillo derecho de la camisa del uniforme y puso algo sobre la
mesa.
—Toma.
Ella me ha dado esto para ti.
Nicolás,
al ver el papel, lo cogió y al darle la vuelta vio una foto de la actriz y leyó
en voz alta:
—«Con
todo mi cariño y admiración para Eugenia. Espero que algún día pueda llegar a
conocerte. Un beso, Mariana Espósito».
—¡Joder!
Mi Bonita va a flipar cuando vea esto.
—No
lo dudo —gruñó Peter sin parar de comer.
Nicolás
se guardó la foto satisfecho y preguntó a su taciturno amigo:
—Bueno
qué... ¿Cuándo pensabas contarme lo que está ocurriendo? ¿Cómo apareció en tu
vida? ¿Desde cuándo os veis?
Soltando
el tenedor de mala gana sobre el plato, Peter contestó:
—Apareció
hace unos días. Me preguntó si yo era el policía que la había salvado en el
Ritzy...
—soltó
una risotada—, yo la eché literalmente de mi casa.
—¿Echaste
a M.E. de tu casa?
—Sí.
Sorprendido
por aquello Nicolás cuchicheó:
—Tío
sabía que eras tonto, pero no tanto.
—Luego
ella me persiguió cada mañana por el campo mientras hacíamos footing y yo la
rechacé.
—Joder,
me estás dejando alucinado. Ese bombón, deseado por media humanidad, te
perseguía y tú la rechazabas.
—Después
la vi en el Croll con Damián y Lucas —continuó sin escucharle—. Al principio no
supe que era ella, se había oscureció el pelo y se puso lentillas para pasar
desapercibida y yo... yo...
Desesperado
se rascó la cabeza ¿verdaderamente había ocurrido lo que contaba?
—A
ver, relájate macho
que te estoy viendo
muy afectado —susurró Nicolás
mirando a su alrededor. Nadie podía enterarse de
aquello o se formaría una buena.
—Esa
noche la salve de las garras de Lucas porque estaba borracha, la llevé a mi
casa, y no ocurrió nada. Pero desayunamos juntos y empecé a sentir que era algo
más que la actriz que vemos en el cine, entonces volví a quedar con ella y...
—¿Te
acostaste con M.E.? Joder tío... eres mi héroe.
Sin
contestar, ni prestar atención a lo que su amigo decía Peter continuó.
—Anoche
vi a Menchu en el restaurante, y ella me confirmó que se marchaba a Los Angeles
y deseé volver a verla. Por eso os propuse ir al Croll. Luego allí, cada vez
que ella sonreía y hablaba con otro me sentía enfermo y...
—Eso
en mi pueblo se llaman celos —cuchicheó su amigo.
—No.
Yo no soy celoso.
—Querrás
decir... eras.
—No.
No lo soy —afirmó con rotundidad.
—Joder
tío, no me seas nenaza —rio Nicolás—. ¿Estás celoso? Eso que has sentido se
llama celos. Esa mujer te gusta y te gusta de verdad. Aunque bueno, lo raro
sería que no te gustara, M.E. que es un bombón además de divertida e ingeniosa,
anda vez que recuerdo como se metió a toda tu familia en el bote la otra noche
¡lo flipo!
Al
escuchar aquello Peter se paralizó. En su vida había sentido celos por ninguna
mujer. Pero realmente la noche anterior, cada vez que veía que Lali bailaba o
reía con alguno de los amigos de su hermana, se ponía enfermo. Sobrecogido por
lo que acababa de descubrir, miró a su amigo que con una tonta sonrisa le
miraba y preguntó:
—¿Por
qué coño me miras así?
—Tío...
estás perdido. Te has colado por tu exmujer, que curiosamente es... M.E. ¡casi
na!
—¡Quieres
dejar de llamarla así!
—No...colega.
M.E. nadie sabe quién es. Pero si digo su nombre al completo ¿crees que la
gente no sospechará?
Nicolás
tenia razón y tocándose los nudillos fue a hablar cuando aquel prosiguió.
—¿Has
dicho que hoy se marcha?
—Si.
—¿Regresa
a su perfecto mundo?
—Si
—¿Te
jode que se marche?
—Sí
—siseó desesperado.
—Pues
entonces ¿qué coño haces aquí sentado sin impedirlo?
Desconcertado, Peter le miró. ¿Qué pretendía su amigo que
hiciera? Ella era una estrella del maravilloso
y luminoso Hollywood y él simplemente un policía
español que nunca iba a poder
ofrecerle nada de lo que ella tenía ahora.
—Pero
¿qué quieres que haga?
—Joder,
macho, pues lo normal en estos casos, impedir que se vaya. Si realmente te
gusta, haz algo. No te quedes aquí cuajado y con cara de tonto.
—Es
imposible Nicolás. Ella es...
Sin
dejarle terminar su amigo interrumpió:
—Sí.
Ella es quién es ¿y qué narices pasa? A ver tío listo ¿Qué probabilidades había
de que ella y tú os conocierais? Y menos aún de que volvierais a coincidir. —Al
ver que Peter no contestaba prosiguió—. Joder, macho, que estás cosas solo
pasan una vez en la vida y a ti te ha pasado dos veces y con la misma persona.
¿No crees que será por algo? Vale... os separan muchas cosas, entre ellas medio
mundo, y un montón de ceros en la cuenta corriente, pero no me jodas hombre...
si esa mujer te gusta ¡a la mierda el resto! Búscala, vive el momento y mañana
que salga el sol por donde tenga que salir. Pero no te quedes con las ganas de
saber lo que podría haber pasado.
—Vaya...
—susurró Peter y rio como un tonto al darse cuenta que acababa de utilizar la
misma expresión de sorpresa que utilizaba ella.
La
positividad y empuje de Nicolás le hizo reaccionar. Conocer a Lali era una
locura pero le gustaba esa locura. Miró su reloj. Las cinco menos diez.
—Ve
a hablar con Sotillo —le animó Nicolás—. Cuéntale lo que quieras. Estoy seguro
de que no te pondrá ningún impedimento para salir. Te conoce y sabe que tú no
te ausentarías de la base si no fuera por algo importante.
Peter se
tocó la barbilla
¿debería hacerlo? Pero
tras pensar en
ella, lo vio
claro. Debía intentarlo. Emocionado,
Nicolás siguió a su amigo
hasta el despacho del superior.
Diez minutos después este salía con una grata sonrisa en los labios.
—¡Perfecto!
—aplaudió Nicolás, y al verle correr hacia donde tenían aparcados los coches
gritó
—.
¿Dónde vas así vestido?
Levantando
la mano a modo de despedida Peter no contestó. Deseaba llegar cuanto antes al
parador. No tenía tiempo para cambiarse de ropa.
Bien x Nico,le dio el empujón k necesitaba
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