jueves, 30 de octubre de 2014

Capítulo 51

Las horas en la base de los geo pasaban lentamente y el humor del inspector Peter Lanzani iba de mal en peor. Tras dar por la mañana la clase teórica a un grupo de los geos, salió a correr varios kilómetros con unos compañeros, pero le fue imposible concentrarse. Solo podía pensar en ella.


Su mente recreaba una y otra vez su sonrisa, sus labios, su dulce mirada, y recordar su modo de decir «vaya...» cuando se sorprendía inexplicablemente le hacia sonreír.

A la hora de la comida, Nicolás que se había percatado de la ceñuda mirada de su amigo, cogió su bandeja y se sentó junto a el al fondo del comedor.

—Buena me la liaste anoche, nenaza. Ni te cuento como se puso la fiera de Paula al ver que te marchabas con otra.

Sorprendido por aquello Peter levantó la vista de su plato.

—¿Paula os la lió? Pero si ella y yo sabemos lo que existe entre nosotros.

—Lo sé tío, lo sé. Pero el rechazo en vivo y en directo ante todo el mundo jode, y anoche a
Paula la jodiste pero bien.

—¿Cómo se te ocurrió hacerlo tan descarado? Si tenías claro que en el Croll iba a estar E.P.
¿Por qué no despachaste a Paula y luego fuiste al Croll?

Comprendía el reproche de su amigo. Lo había hecho mal. Muy mal.

—Luego la llamaré y le pediré disculpas.

—Harás bien. Porque como tú has dicho Paula es una tía que tiene las cosas tan claras como tú, pero eso no quita que le moleste si le hacen una jugada como la de ayer.

Peter volvió a asentir. No quería pensar en Paula, bastante tenía con Lali. durante unos minutos ambos comieron en silencio, hasta que al recordar algo, se metió la mano en el bolsillo derecho de la camisa del uniforme y puso algo sobre la mesa.

—Toma. Ella me ha dado esto para ti.

Nicolás, al ver el papel, lo cogió y al darle la vuelta vio una foto de la actriz y leyó en voz alta:

—«Con todo mi cariño y admiración para Eugenia. Espero que algún día pueda llegar a conocerte. Un beso, Mariana Espósito».

—¡Joder! Mi Bonita va a flipar cuando vea esto.

—No lo dudo —gruñó Peter sin parar de comer.

Nicolás se guardó la foto satisfecho y preguntó a su taciturno amigo:

—Bueno qué... ¿Cuándo pensabas contarme lo que está ocurriendo? ¿Cómo apareció en tu vida? ¿Desde cuándo os veis?

Soltando el tenedor de mala gana sobre el plato, Peter contestó:

—Apareció hace unos días. Me preguntó si yo era el policía que la había salvado en el Ritzy...
—soltó una risotada—, yo la eché literalmente de mi casa.

—¿Echaste a M.E. de tu casa?

—Sí.

Sorprendido por aquello Nicolás cuchicheó:

—Tío sabía que eras tonto, pero no tanto.
—Luego ella me persiguió cada mañana por el campo mientras hacíamos footing y yo la rechacé.

—Joder, me estás dejando alucinado. Ese bombón, deseado por media humanidad, te perseguía y tú la rechazabas.

—Después la vi en el Croll con Damián y Lucas —continuó sin escucharle—. Al principio no supe que era ella, se había oscureció el pelo y se puso lentillas para pasar desapercibida y yo... yo...

Desesperado se rascó la cabeza ¿verdaderamente había ocurrido lo que contaba?

—A ver,  relájate  macho  que  te  estoy viendo  muy afectado  —susurró  Nicolás  mirando  a  su alrededor. Nadie podía enterarse de aquello o se formaría una buena.

—Esa noche la salve de las garras de Lucas porque estaba borracha, la llevé a mi casa, y no ocurrió nada. Pero desayunamos juntos y empecé a sentir que era algo más que la actriz que vemos en el cine, entonces volví a quedar con ella y...

—¿Te acostaste con M.E.? Joder tío... eres mi héroe.

Sin contestar, ni prestar atención a lo que su amigo decía Peter continuó.

—Anoche vi a Menchu en el restaurante, y ella me confirmó que se marchaba a Los Angeles y deseé volver a verla. Por eso os propuse ir al Croll. Luego allí, cada vez que ella sonreía y hablaba con otro me sentía enfermo y...

—Eso en mi pueblo se llaman celos —cuchicheó su amigo.

—No. Yo no soy celoso.

—Querrás decir... eras.

—No. No lo soy —afirmó con rotundidad.

—Joder tío, no me seas nenaza —rio Nicolás—. ¿Estás celoso? Eso que has sentido se llama celos. Esa mujer te gusta y te gusta de verdad. Aunque bueno, lo raro sería que no te gustara, M.E. que es un bombón además de divertida e ingeniosa, anda vez que recuerdo como se metió a toda tu familia en el bote la otra noche ¡lo flipo!

Al escuchar aquello Peter se paralizó. En su vida había sentido celos por ninguna mujer. Pero realmente la noche anterior, cada vez que veía que Lali bailaba o reía con alguno de los amigos de su hermana, se ponía enfermo. Sobrecogido por lo que acababa de descubrir, miró a su amigo que con una tonta sonrisa le miraba y preguntó:

—¿Por qué coño me miras así?

—Tío... estás perdido. Te has colado por tu exmujer, que curiosamente es... M.E. ¡casi na!

—¡Quieres dejar de llamarla así!

—No...colega. M.E. nadie sabe quién es. Pero si digo su nombre al completo ¿crees que la gente no sospechará?

Nicolás tenia razón y tocándose los nudillos fue a hablar cuando aquel prosiguió.

—¿Has dicho que hoy se marcha?

—Si.

—¿Regresa a su perfecto mundo?

—Si

—¿Te jode que se marche?

—Sí —siseó desesperado.

—Pues entonces ¿qué coño haces aquí sentado sin impedirlo?

Desconcertado,  Peter le miró. ¿Qué pretendía su amigo que hiciera? Ella era una estrella del maravilloso  y luminoso  Hollywood  y él simplemente  un policía  español  que nunca iba a poder ofrecerle nada de lo que ella tenía ahora.

—Pero ¿qué quieres que haga?

—Joder, macho, pues lo normal en estos casos, impedir que se vaya. Si realmente te gusta, haz algo. No te quedes aquí cuajado y con cara de tonto.

—Es imposible Nicolás. Ella es...

Sin dejarle terminar su amigo interrumpió:

—Sí. Ella es quién es ¿y qué narices pasa? A ver tío listo ¿Qué probabilidades había de que ella y tú os conocierais? Y menos aún de que volvierais a coincidir. —Al ver que Peter no contestaba prosiguió—. Joder, macho, que estás cosas solo pasan una vez en la vida y a ti te ha pasado dos veces y con la misma persona. ¿No crees que será por algo? Vale... os separan muchas cosas, entre ellas medio mundo, y un montón de ceros en la cuenta corriente, pero no me jodas hombre... si esa mujer te gusta ¡a la mierda el resto! Búscala, vive el momento y mañana que salga el sol por donde tenga que salir. Pero no te quedes con las ganas de saber lo que podría haber pasado.

—Vaya... —susurró Peter y rio como un tonto al darse cuenta que acababa de utilizar la misma expresión de sorpresa que utilizaba ella.

La positividad y empuje de Nicolás le hizo reaccionar. Conocer a Lali era una locura pero le gustaba esa locura. Miró su reloj. Las cinco menos diez.

—Ve a hablar con Sotillo —le animó Nicolás—. Cuéntale lo que quieras. Estoy seguro de que no te pondrá ningún impedimento para salir. Te conoce y sabe que tú no te ausentarías de la base si no fuera por algo importante.

Peter  se  tocó  la  barbilla  ¿debería  hacerlo?  Pero  tras  pensar  en  ella,  lo  vio  claro.  Debía intentarlo.  Emocionado,  Nicolás  siguió  a su amigo  hasta  el despacho  del superior.  Diez minutos después este salía con una grata sonrisa en los labios.

—¡Perfecto! —aplaudió Nicolás, y al verle correr hacia donde tenían aparcados los coches gritó
—. ¿Dónde vas así vestido?


Levantando la mano a modo de despedida Peter no contestó. Deseaba llegar cuanto antes al parador. No tenía tiempo para cambiarse de ropa.

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