Tres minutos después abandonaron el
baño felices y contentas, Cuando quedó vacío, la puerta del aseo «Averiado» se
abrió y de él salieron Paula y un atontado Cachetón.
Con una pérfida sonrisa
que no deparaba nada bueno, ella arrancó el cartel de la puerta y, mientras se
bajaba el vestido rojo, miró al atocinado que se subía la bragueta y dijo:
—A ver Cachetón, tienes que hacerme
un favorcito, cielo.
—Tú dirás Paulita —sonrió aquel.
Con la maldad reflejada en sus ojos
le besó, ya casi podía padalear su triunfo...
El dos de enero, a las siete y
veinte de la mañana, el sonido de su móvil despertó a Peter. Él se movió y notó
la presencia de Lali a su lado dormida, sonrió y la abrazó. Cogió el móvil de
la mesilla y, al ver que era su padre, contestó:
—Dime, papá.
—Hijo tenemos que hablar
urgentemente.
—¿Qué pasa? — preguntó alarmado.
De pronto, el timbre de la puerta
comenzó a sonar insistentemente, y el teléfono de casa también. Aquel sonido
hizo que la joven actriz pegara un bote sobresaltada y, con el pelo revuelto,
miró a Peter asustada.
—¿Qué pasa?
—Nada, cielo no te preocupes. Duerme
—respondió conmovido al ver que aún estaba medio dormida.
Lali volvió a tumbarse, atravesándose
en la cama como solía hacer siempre, se tapo con el nórdico y volvió a
dormirse.
—Peter ¿sigues ahí?
—Sí papá —dijo levantándose—. Pero
espera que han llamado a la puerta.
—Es la prensa. No abras y escúchame.
¿Qué es eso de que has estado casado con Mariana Espósito? Vamos, con Lali.
—Qué —susurró saliendo de la
habitación en calzoncillos blancos.
Aquella noticia, los ladridos de
Senda y el maldito ruido de la puerta le estaban bloqueando como pocas veces en
su vida. Lo primero que pensó fue en su hermana ¡la mataría!, pero segundos
después desechó la idea. Su padre continuaba al otro lado de la línea.
—Una foto tuya y de Lali sale en el
periódico. En primera plana. Pero, ¿cuando te has casado ron ella?
—¡¿Cómo?!
—Te leo el titular —prosiguió su padre—:
«Geo español casado con la gran
diva del cine americano». ¿Qué quiere decir esto Peter?
—Joder... joder... —resopló al
intuir todo lo que se le venía encima—. Papá, eso es algo que ni tú ni nadie
debería saber. Ocurrió hace tiempo, es algo sin importancia y...
—¿Sin importancia? ¿Pero cómo puedes
pensar que para mi no tiene importancia tu boda? Peter, por Dios, que eres mi
hijo.
—Mira papá, luego te llamo —contestó
antes de cerrar el móvil.
En ese momento, se abrió la puerta
de la habitación de invitados y apareció Gasti con su pijama color rosa chicle.
—Todos los días amanezco hermoso,
pero lo de hoy es una exageración —dijo con coquetería. Peter le miró, pero ni
siquiera pudo oír lo que decía. Estaba bloqueado. Gasti, al verle de
aquella guisa, medio desnudo con
aquellos bóxer blanco susurró:
—Por el amor de my life...
genéticamente eres lo más. Por cierto ¿sigo dormido? Porque si es así aprovecho
y te doy un kissssss de tornillo.
Al ver que aquel no sonreía, se
extrañó.
—¿Qué ocurre divine?
—La prensa.
Al escuchar aquello a Gasti se le
borró la sonrisa de la cara, se llevó las manos a la cabeza y gritó:
— Oh my God. ¡Esto es un desastre!
—y rápidamente añadió—: Tenemos
que salir de aquí cuanto antes.
No pueden verla. Si la ven confirmarán que es ella y...
—Senda —voceó Peter a la perra—.
¡Basta ya!
Los ladridos cesaron, pero el
incómodo pitido del portero
automático continuaba. Sin poder contener un segundo más su mal
humor, Peter bajó los escalones de dos en dos. Pero, de repente, el pitido cesó
y dos segundos después la puerta de su casa se abrió y ante él aparecieron sus
hermanas Irene y Eva.
—Madre del amor hermoso Peter, la
que hay liada ante tu puerta con la prensa —dijo Irene acalorada.
—Oh sí, cielo. La prensa es
horrible, y te lo digo con conocimiento de causa —asintió Gasti que había bajado
tras Peter vestido con el pijama.
Más blanca que la cera Eva miró a su
hermano y antes de que este preguntara aclaró:
—Peter, yo no he sido. Te lo
prometo.
Irene aún sorprendida por la
noticia, le enseñó el periódico a Peter y mientras entraban en la cocina
preguntó:
—¿Estás casado con Mariana Espósito?
—al ver que aquel no la miraba, volvió sus ojos hacia Gasti
—, Pero de verdad que la chica que
ha estado estos días con nosotros es ella. ¿Es Mariana Espósito?
—Sí querida, es ella. Ya de nada
sirve decir lo contrario —asintió Gasti preparándose un café. Peter, sin
apartar los ojos de su hermana Eva, le arrancó el periódico de las manos a
Irene.
—Sí tú no has sido, me puedes
explicar cómo coño han llegado estas fotos aquí.
—No lo sé —gimió Eva desconcertada.
Ella no había sido y su móvil estaba
en su bolso, como siempre, a buen recaudo. ¿Cómo podían haber llegado aquellas
fotos a la agencia EFE? Cuando su amiga Yolanda la llamó para darle la
enhorabuena por la noticia, al principio no sabía a qué se refería hasta que
aquella se lo aclaró. Durante horas, intentó que las fotos no salieran
publicadas, pero sus intentos fueron en vano. Aquello era un bombazo
informativo imposible de parar.
—Me lo prometiste y creí en ti
—siseó enfadado—, ¿Cómo has podido hacerlo? Sabes lo que esto significa. ¡Me
has vendido!
—Te estoy diciendo que yo no he sido
—se defendió.
—¿Y cómo quieres que te crea? Estas
fotos solo las tienes tú en tu maldito móvil —siseó señalando el periódico.
—Pues tienes que hacerlo. Nunca te
vendería. Nunca —gritó descompuesta.
—Venga no os peleéis intercedió
Irene . Vosotros siempre lo habéis solucionado todo hablando. Gasti intentó
echar una mano a la hermana mayor.
—Vuestra hermana tiene razón. Atora
necesitamos una solución al problem, no más problemas, porque cuando Lali se
levante y lo sepa... Oh my God. Se va a disgustar y mucho.
—Joder Eva —gritó Peter desencajado
—. ¿Entonces quien ha sido? Te repito que estas fotos solo las tenías tú. Te
dije que las borraras. ¡Te lo dije!
—Lo sé... lo sé...
—Pero no... —continuó malhumorado—
la señorita metomentodo no las borró y ahora míralas, aquí están. En primera
plana, en todos lados para ocasionarme problemas. ¡Joder!
—A ver love... el problema también será para mi
chica. No lo olvides —susurró Gasti. Pero Peter no le escuchaba. Estaba cegado
por la ira y Eva, plantándose ante él, gritó:
—Peter, escúchame. Esto tiene que
tener una explicación, y te aseguro que la encontraré, pero créeme, yo no he
sido. Te lo juro por mamá. Por favor, créeme.
Pobre Eva,en k lio la metieron.
ResponderEliminarEspero k cuando sepan k fue Paula ,logren k la despidan